La primera vez que lo vi

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Mi trabajo consistía en observar la vida de los humanos que se me asignaban. Claro, de humanos normales, un ángel como yo no tenía el rango suficiente para custodiar las almas de aquellos que podían cambiar el curso de la historia. Aun así, era divertido, me hacía feliz, me gustaba quien era y donde me encontraba, podría asegurar que acá todo era perfecto y el realizar esta pequeña labor me enorgullecía enormemente, poder ayudar, aunque sea a un humano era la labor más hermosa de todas.

Sentado frente al monitor de la blanca habitación podía observar como la vida de innumerables personas pasaba frente a mis ojos. Muchas de ellas sufren, ríen, aman, mueren de formas horribles o simplemente felices en sus camas rodeados por su familia; pero eso no me afectaba mucho, he visto suficientes muertes e historias trágicas como para poder sufrir al igual que ellos. Sin embargo, también he visto las historias más hermosas, de heroísmo, amistad y amor que llenan mi corazón de hermosos sentimientos que me ayudan a seguir adelante día a día.

―Mmm... Jack está triste ¿y si le envió un día soleado? ― Me preguntaba Esna, mi compañera de turno, al igual que yo y otros cientos vigilaba a uno de sus humanos asignados.

―Puede ser... pero ¿Está lloviendo? ― pregunté mirando en su monitor, observando como un día gris opacaba la alegría del protegido de Esna.

Con el pasar del tiempo había aprendido que cada humano tenía gustos particulares y a muchos de ellos les entristecía la lluvia.

―Si, por eso será difícil... ― decía la chica con largo cabello castaño y bellos ojos color violeta al igual que el leve brillo de sus alas.

―Pero... siempre puede aparecer un arcoíris, eso haría muy feliz a Jack ― le sonreí al ver como rápidamente Esna buscaba el sol y los arcoíris para su pequeño protegido.

―Orión siempre tienes ideas fantásticas. Petición de arcoíris, para sujeto v76dk9p ― le hablaba Esna a su monitor para que su petición fuera escuchada por los rangos superiores.

Si bien nosotros teníamos la disposición de arreglar la vida de todos los humanos no podíamos hacer que cualquier persona ganara un millón de dólares o termine la guerra en su país, algunas situaciones involucraban a mas humanos y sus ideales por lo que no era algo tan sencillo de pasar a llevar, también no nos podíamos meter en sectores que pertenecían a otras jerarquías o a otros elementales, el hecho de cuidar a un humano tenia cientos de reglas que no podían ser rotas o que por una leve equivocación podían hacer que nuestro mundo tuviera conflictos con otros planos.

―Petición concedida ― se escuchó una voz desde su monitor.

―Cargando día soleado, cargando arcoíris ― decía mi compañera alegre mientras el niño sonreía por ver que entre las nubes rayos de sol salían formando un arcoíris.

Aunque estaba prohibido interferir en la vida de los humanos nosotros nos encargábamos de manera indirecta de formar hermosos recuerdos en sus mentes, el problema estaba en si ellos los captaban o no. Un simple arcoíris podría mejorar la vida de algunos, sin embargo siempre habían humanos difíciles los cuales simplemente nada les sorprendía, estos siempre terminaban o muriendo tristes con sus almas repletas de demonios o podía ocurrir que de un momento a otro algo en sus mentes cambiara y decidían vivir disfrutando las cosas pequeñas de la vida, solíamos pensar que esas pequeñas cosas que ocurrían eran obra de una fuerza superior o incluso de quien nos gobernaba, que sí que tenía mucho de lo que preocuparse.

Pero también estaban ellos... los que se encargaban de hacer más miserable la vida de los humanos. No actuaban como nosotros que velábamos por la felicidad de los humanos, ellos se encargaban de hacer que oscuros pensamientos nublaran sus mentes o distorsionaban sus personalidades para que hagan cosas horribles. Muchos los conocíamos como los caídos, aunque nunca entendí él porque del nombre, en primer lugar ellos nunca fueron de nosotros. Yo prefería llamarlos demonios, por su nombre, ningún ángel nunca querría perder sus alas para realizar horribles actos en contra de los humanos.

Cuando mis alas desaparezcanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora