La primera vez que salí de la ciudad

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Por fin ya habían comenzado las vacaciones de verano y me sentía bien ya que había aprobado todas mis materias, sin embargo, eso era lo de menos; lo que realmente me hacía feliz era tener la oportunidad de poder pasar mis vacaciones junto a Orión.

A veces me ponía a pensar que luego de aquel hechizo que mi psiquiatra ser sobrenatural había hecho logró devolver algo a Orión, hace ya mucho tiempo me había percatado de que él me estaba ocultando algo que lo atormentaba, sin embargo, la luz que Orión había perdido a causa de la preocupación había vuelto y Orión me observaba con esa luz y felicidad infinita en sus ojos que me hacía sentir la persona más afortunada del mundo.

Ahora todo era como siempre había sido, perfecto.

Siempre pensé que Orión era demasiado perfecto para alguien como yo, pero luego comprendí que eso es lo que nos hace permanecer unidos por algo más que simples y recientes lazos del destino, me puse a pensar que finalmente es mi imperfección la que encaja perfectamente con su perfección. Tal vez me quedan décadas por vivir y sólo soy un adolescente que no sabe lo que quiere, pero siento que estamos hecho el uno para el otro, que, sin uno, al otro le costaría mucho trabajo existir, como esas aves que tenía la abuela de Sue que llamaban inseparables.

Escuché mi teléfono sonar, dejé la nueva cámara que mamá me había regalado por mí "cumpleaños atrasado'' y contesté sintiendo las mariposas volverse locas en mis estomago por leer el nombre de esa persona, es persona que sólo por un momento me hace sentir perfecto.

―Max ― sentí la alegre voz de Orión al otro lado de la línea.

―Hola, ¿Hoy vienes a mi casa?

―No, quería preguntarte si mañana quieres ir a un lugar conmigo...

―¿Dónde?

―Es una sorpresa.

―No me gustan las sorpresas.

―Pero esta te gustará – decía impaciente, como si realmente quisiera que aceptara su propuesta.

―Entiendo, entonces mañana ― no podía dejar de ceder ante él, era algo que me superaba y sólo con escuchar su voz impaciente podía imaginarme su rostro sonriente y como daba brinquitos por la impaciencia de no querer decirme a donde iríamos. ― ¿A qué hora?

―Te iré a buscar a las 9.

―¿A las 9?, ¿Tan temprano?

―Si, las cosas más bonitas ocurren si aprovechas el día desde temprano. Ahora iré a preparar los últimos detalles, Adiós Max, te amo.

―Adiós Orión, te amo más – le dije soltando una pequeña risita por hacer ese juego tan ridículo. Me daba una vergüenza infinita pero aún así me hacía feliz poder hacer ese tipo de cosas ridículas y cursi con él.

―No, yo te amo más.

―Yo más... ― y así continuamos un periodo indefinido de tiempo hasta que la llamada se cortó por que posiblemente Orión había gastado todo su saldo.

Me quedé recostado mientras tomaba fotografías de aquella veraniega puesta de sol por mi ventana, parecía un niño jugando con un juguete nuevo, definitivamente, aunque tenía cámara en mi móvil, una en físico era mucho más divertida.

¿Cuál sería la sorpresa que Orión me tenía preparada?

Habían pasado tantas cosas en tan poco tiempo que me parecía raro. Brad finalmente me dejo de molestar con lo de darle una oportunidad de ser amigos con beneficios, posiblemente se resignó que realmente estaba enamorado de Orión, de alguna extraña manera mi relación con mamá había mejorado e incluso mi relación con Erick ya no era tan mala, estaba seguro de que aquellos pequeños cambios que continuaban pasando en mi vida se debían a la presencia de Orión siempre ahí junto a mí, haciéndome inconscientemente de ángel de la guarda.

Cuando mis alas desaparezcanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora