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Le habia dado el mundo. Literalmente hablando.
Y no uno cualquiera.

Para Bill Cipher, conceder deseos hacia los humanos no era mas que mera diversion. Un entretenimiento lleno de confort con concecuencias favorables para el.

Con un simple trueque lograba obtenerlo todo. A cambio de algo minimo. Los sacos de carne llamados humanos, no eran mas que seres de mente diminuta y deseos banales. Pero era provechoso, claro.

El,  siendo un demonio del sueño lo sabia mejor que nadie.

Su pieza en el tablero habia sido puesta en posicion para comenzar una nueva jugada conducida a la victoria. Y si aclamaba a su suerte, un segundo y mas exitoso Raromagedon. Y no podia evitar sonreir a su buena suerte por aquello.

Todo gracias a la Estrella fugaz del zodiaco.

Mabel Pines.

Por un momento se detuvo a pensar antes de soltar la gema de color aquamarina en sus manos. Pero durante los 3 segundos que corrieron, su mente solo podia liberar adrenalina y euforia anticipada.

El ambar de su mirada parpadeo destellante hacia la chica sentada frente a el. Y con su ojo visible le sonrio. Estaba claro que no confiaba en el en absoluto. Y tenia razon, pero no era algo que le diria.

- Ya que debo alimentarme tendras que ayudarme. - le dijo. - Montaras un show como el que hacia el mantecoso.

" Oh. Hablaba de Gideon ", penso Mabel enseguida.

- ¿Un show? -

- Yo me encargare del resto. - Concluyó. - Por cierto. -

Por un leve fragmento de tiempo penso en si debia darle aquella llave a la chica. Dado que no era cosrumbre que un demonio dejara entrada libre a los humanos en aquella dimension. Pero que mas daba.

Mabel se puso de pie confundida mientras sostenia en sus manos la gema recien otorgada por el demonio de sueños. Bill sostenia una llave frente a ella, debatiendose entre entregarle aquello o simplemente dejar las palabras en el aire.

- Esto es para ti. Pero te advierto algo Estrella. - dijo hacia ella con la mirada encendida en rojo. - Una palabra de esto a cualquiera. Y el trato se acaba. No querras saber lo que sucedera si eso pasa.

Sindrome ClaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora