Please Tommy please

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N/A: Este primer capítulo está basado en el capítulo 55 del libro The Maze Runner: La Cura Mortal de James Dashner.

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Newt tenía un muy mal aspecto. Parte del cabello había sido arrancado de su cabeza, que estaba llena de marcas hinchadas y enrojecidas. Su cara estaba cubierta de rasguños y magullones. Una camisa destrozada colgaba de su cuerpo débil y los pantalones estaban manchados de lodo y sangre. Parecía que se había entregado a los Cranks, uniéndose a sus filas en cuerpo y alma.

Sin embargo, miraba a Thomas como si lo reconociera.

Lawrence estaba hablando; recién entonces Thomas procesó sus palabras.

-Estamos bien. La camioneta está destrozada, pero con un poco de suerte nos llevará unos kilómetros más hasta el hangar.

Puso marcha atrás y el vehículo retrocedió con dificultad desde la pared de cemento. El silencio mortal que sobrevolaba la ruta se quebró con el crujido del plástico y del metal y con el chirrido de los neumáticos. Cuando comenzaron a alejarse por el camino, Thomas sintió un fuerte deseo.

-¡Frena!- gritó-. ¡Detén la camioneta! ¡Ahora!
-¿Qué?- exclamó Lawrence-. ¿De qué estás hablando?
-¡Solo detén la maldita camioneta!

Lawrence clavó los frenos al tiempo que Thomas se ponía de pie con dificultad y se ironía hacia la puerta. Antes de salir, el conductor lo sujetó de la camisa y lo empujó hacia adentro.
-¿Qué demonios haces?- aulló.

Thomas no iba a permitir que nada lo detuviera. Extrajo la pistola de los pantalones y le apuntó a Lawrence.
-Suéltame. ¡Déjame ir!
Lawrence obedeció y levantó las manos en el aire.
-Está bien muchacho. ¡Cálmate! ¿Qué te ocurre?

Thomas se apartó de él.
-Mí amigo está allí afuera y quiero ver si está bien. Si hay algún problema, volveré a la camioneta. Estate listo para escapar de aquí apenas regrese.

-¿Piensas que eso que está allá todavía es tú amigo?- preguntó la mujer con frialdad-. Esos Cranks están mucho más allá del Final. ¿No te das cuenta? Tu amigo ya no es más que un animal. O algo peor.
-Entonces será una despedida breve, ¿no creen?- respondió Thomas. Abrió la puerta y bajó a la calle-. Cúbranme si es necesario. Tengo que hacerlo.

-Antes de que subamos al Berg, te voy a dar una buena paliza. Te lo prometo- gruñó Lawrence-. Date prisa. Si esos Cranks que están junto a la pila de basura enfilan hacia aquí, comenzaremos a disparar. No me importa si tú mamita o tú tío Frank se encuentran entre ellos.

-Buena esa- repuso. Volvió a meter la pistola en sus jeans y caminó lentamente hacia su amigo. Éste se encontraba solo, lejos de los demás, que por el momento seguían muy concentrados en sus tareas.

Thomas recorrió la mitad de la distancia que lo separaba de él y se detuvo. Lo peor era la ferocidad de su mirada. La locura acechaba detrás de sus ojos: dos lagunas rebosantes de enfermedad. ¿Como había ocurrido con tanta rapidez?

-Hola, Newt. Soy yo, Thomas. Todavía te acuerdas de mi ¿no es cierto?

Una claridad repentina surgió en los ojos de Newt y casi hizo retroceder a Thomas de la sorpresa.

-Claro que te recuerdo, Tommy. Fuiste a verme al Palacio de los cranks, a restregarme en las narices que habías ignorado mi nota. No puedo haberme vuelto loco en tan pocos días.

Si Newt no hubiera muerto ...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora