Cap. 2: "El Ministerio"

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Yo y Rose estábamos en la biblioteca practicando para Astronomía cuando llegan Albus y Scorpius, ambos con una sonrisa de oreja a oreja.

- No saben! Tendremos un excursión de improviso! - dijo Scorpius sentándose junto a Rose, pues yo y Albus nos habíamos dado cuenta hace tiempo: Scorpius gustaba de Rose y nos parecía tierno.

- Si! Al Ministerio - dijo Albus sentándose a mi lado, sacando una libreta bastante garabateada ya y un lápiz de su bolsillo - Solo hay que llevar esto y ya.

- Genial! - exclamó Rose levantándose y guardando los útiles de ella que estaban en la mesa con una sonrisa.

- No tengo un buen presentimiento - Ayer soñé con Delphi Riddle y pues... hoy vi en el periódico "El Profeta" que estaba en el Ministerio. Una pesadilla.

- Ay vamos Mar! - dijo Albus rezongando - Puedes calmarte. Todó saldrá bien - dijo sonriéndome y tenía razón; qué podía salir mal.

Todos guardamos las cosas y nos reunimos con los demás de quinto en el pasillo principal. Todos nos transportamos rápido con nuestra profesora de Historia de la Magia y la directora Minerva McGonagall.

Aparecimos de repente frente a el SubMinistro de Magia. Dijo su nombre, pero no lo retuve lo suficiente como para recordarlo. Caminamos por un pasillo mientras él nos contaba datos importantes sobre la Magia y bla, bla, bla.

No nos importaba nada: Albus, Scorpius, Rose y yo hablabamos de todo. Sobre Harry Potter, el padre de Albus ya que es un gran Auror. De la Ministra de Magia, Hermione Weasley Granger, madre de Rose y de cómo nos iba en pociones y encantamientos. Hasta que se escucharon gritos y chillidos.

Todos nos callamos, hasta el SubMinistro de Magia. Y justo pasaron dos guardias llevando arrastrada a Delphini Riddle, que gritaba y forcejeaba, hacia el salón de juicio. Albus, Scorpius y yo, ya que Rose se negó a hacer lo incorrecto, fuimos hacia allá a presenciar todo.

Los demás estudiantes de Hogwarts, nuestra profesora, McGonagall y El Subministro siguieron avanzando por el pasillo. Mientras nosotros tres seguimos a los guardias con la niña Riddle sin que nadie nos viera.

Llegamos al juzgado, luego de sentar y atar a Delphi a una silla llegó la madre de Rose. Ambas hablaban sobre Azkaban, e hicieron que me dé escalofríos,  como también de la condena de Delphini.

  - Eso no está bien - dije volteándome. - Ese lugar es horrible y ella no debe ser llevada allí. -

- Se lo merece, ha lastimado a muchos - dijo Albus sin voltear a verme.

 
- Lastimó a muchos o... ¿solo a ti? ¿Aún te gusta no es cierto? - yo estaba segura de que era así aunque él quería negarlo y ambos voltearon hacia mí. Pero yo solo volví a mirar a la señora Weasley y a Delphini.

De repente, un guardia que estaba cerca de la presa miró hacia nosotros y mi corazón dió un vuelco, nos estaba mirando fijamente mientras yo estaba petrificada del miedo. Y el señor comenzó a acercarse a nosotros y llamar la atención de otros policías.

-Chicos, corran. Corran! - Reaccioné y salí corriendo hacia cualquier dirección, ahora no importaba. Sentí que trataban de seguirme pero, de repente, los pasos que escuchaba se detuvieron.

  Terminé en un pasillo con varias puertas y dejé de correr. Pero escucho que se acerca gente, bastante gente: por lo que entro por cualquier puerta.

Cuando el ruido de afuera cesó quiero salir, pero se había trabado la cerradura. Yo ya estaba muerta: si me encontraban iban a castigarme o algo pero me rendí y, recién en ese momento, me dí cuenta que estaba en una habitación de Artilugios Mágicos Prohibidos (que ya no se pueden usar por seguridad del mundo mágico).

  Lo que más me gustó fue que, en el centro, dentro de una vidriera había muchos giratiempos. Son hermosos. Nunca había visto unos de cerca. Me acerqué lentamente, apreciando su belleza. Pensar que tanto poder hay en tan poco...

Y...

La Vida de Mar McLaggen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora