- Esto no me parece justo madre.
Loki se paseaba de arriba a abajo en la habitación de su madre. Hacía sólo cinco minutos que Odín le había informado que se iría a Midgar a pasar su condena y como guardia, tendría a su tonto hermano mayor.
- Cariño, tu hermano es la única persona que puede cuidar de ti - como siempre Frigga tan conciliadora.
- ¿Es en serio? Thor apenas y puede cuidarse a sí mismo, ni que decir de esa humana que tiene como consorte que parece ser un imán para los problemas.
- Deberías darle más crédito a tu hermano.
- Padre neutralizó mis poderes, ¿por qué no simplemente me lanza a una de esas llamadas cárceles midgardianas y dejan que me pudra allí?
- Porque eres mi hijo adorado, y aunque no lo creas tu padre te ama y ni que decir de Thor.
- Madre, no comiences con eso.
- Vamos hijos, Thor te ama y él no te es indiferente.
- Él tiene qué amarme, madre, soy perfecto, y te equivocas en algo, yo no amo a nadie- Su madre levantó una ceja- con excepción de usted.
El ojiverde suspiro mientras su madre reía.
- ¿Por qué no lo admites? Créeme que te sentirás mejor una vez que lo hagas.
Loki cerro los ojos y se sentó al pie de la cama derrotado, con su madre siempre había sido así, ella desde siempre supo lo que sentía por su hermano y en vez de condenarlo lo apoyó. Hubo un tiempo en el que creyó que Thor algún día se daría cuenta que lo amaba y correspondería a sus sentimientos.
Hasta que ambos crecieron y el rubio le agarró gusto a los placeres que proporcionaba la carne, muchas veces presenció cómo su hermano tomaba hasta cuatro doncellas a la vez, y eso dañó su corazón y su ego, ellas tenían lo que él quería desde que cumplió los quince. Lo peor de todo, es que su hermano lo llevaba a las tabernas con sus amigos para satisfacerse con doncellas y jóvenes que allí había y lo obligaba a ver como yacía con ellas, Loki sabía cuándo su hermano tenía un orgasmo porque siempre lo miraba directamente a los ojos mientras gemía de forma obscena. El dios de las mentiras realmente odiaba eso.
Siempre se negaba a salir con él, pero éste siempre lo arrastraba, incluso llegó a pensar que intentaba instruirlo en ese ámbito, pero nunca permitía que él experimentara y a quien osara tocarlo o siquiera mirarlo terminaba con los huesos rotos.
Esa era la razón por la cual Loki, a pesar de tener varios siglos de vida seguía siendo casto. A partir de ahí nació la rabia y las inmensas ganas de hacerlo sufrir.
- No serviría de nada madre, Thor es un bufón que tiene más músculos que cerebro.
- Pero así lo amas.
Por lo visto su madre no lo dejaría en paz hasta que lo admitiera.
- Eso no importa, él tiene a Jane Foster y pronto contraerán nupcias.
- No le tomes importancia a eso cariño, los hombres son así, tienen aventuras de vez en cuando pero siempre regresan a casa.
Loki miró a su madre sorprendido, pero luego soltó una carcajada.
- ¿En serio madre? Dime una cosa, ¿qué hubiera pasado si Odín hubiera tenido una aventura?
- Simple cariño, no hubiera despertado nunca de su sueño.
Su madre sonrió tiernamente, como si no hubiera dicho nada malo.
- Definitivamente estar encerrada aquí tanto tiempo te hizo perder la cabeza, ¿te parece si vamos al jardín?
- Como siempre, tienes las más brillantes ideas, cariño.
Loki extendió su brazo para que sirviera de apoyo para su madre.
- Tu... ¿Crees que en verdad me ame? - preguntó el ojiverde mientras caminaban por los pasillos hacia el gran jardín.
- No lo creo, estoy segura, solo que no se ha dado cuenta.
- Abandonad toda esperanza
Susurro dejando a su madre sentada en una banqueta, se acercó a un manzanal y cogió un par de manzanas que, a su parecer, estaban muy jugosas.
- Deberías confiar más en él - Comentó Frigga mientras le daba un mordisco a su fruta.
- Lo he hecho muchas veces a lo largo de los siglos y no funcionó, así que dejé de intentar.
Frigga podía ver la tristeza de su niño en su semblante, aunque éste lo esté aparentando tan bien, de pronto el cielo se nublo un poco y las nubes comenzaron a lanzar rayos.
El dios del trueno había llegado.
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Dueño de mi Corazón
FanfictionOdín no era tonto, por algo lo llamaban el Padre de Todo, por lo que podría decir que conocía a sus hijos a la perfección. Él sabia lo que ocultaba el corazón de sus hijos, aquellos sentimientos no fraternales que ambos sentían por el contrario, era...