Cobarde

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Entre otras noticias trágicas para el mundo del deporte, la ex leyenda viviente del patinaje artístico Viktor Nikiforov de 33 años de edad murió en un accidente de avión en la madrugada de este día. Según informes de la policía rusa, en el accidente murieron 34 pasajeros y entre ellos la leyenda que se dirigían hacia Nueva Inglaterra para el concurso de patinaje artístico de la región, donde Nikiforov y Leroy serían los jueces. Su pareja, el patinador Yuuri Katsuki de 29 años no ha dicho nada por el momento, lo más seguro es que este devastado o explicándole a sus hijos lo que ha ocurrido.

Este noticiero le da su más sentido pésame a la familia Nikiforov.

—Nunca en mi vida pensé que serías un cobarde. —Dije con toda tranquilidad dejando las maletas con su ropa a un costado de él. —Mírate, ¿qué has sido de ti? Pareces vagabundo. —Le regañe al quien alguna vez fue el amor de mi vida.

—Hola Yuuri.

—Hola Viktor, dime ¿qué se siente estar muerto? —Dije con una sonrisa ladina.

Estábamos en un callejón de mala muerte, Viktor vestido con ropa que olía asqueroso, pero solo era para disimular su estadía en lo que llegaba.

¿Cómo llegue hasta aquí? Cuando lo analizas fue muy fácil, lo de nosotros ya no funcionaba, los primero 3 años fueron mágicos pero después todo se derrumbó.

Yo no soportaba el alcoholismo de Viktor, cada noche era lo mismo, al inicio Otabek o Mary me traían a mi marido, luego se hartaron de él. Después Yurio y yo lo metimos en un lugar especial para el alcoholismo pero nada funcionaba, siempre recaía.

Tampoco soportaba su compromiso con el mundo y no conmigo, desde que nació mi primer hijo, Viktor y yo no hablábamos decentemente, solo eran peleas y malos tragos. Aunque eso él tampoco lo soportaba ya, no soportaba a la prensa, ni a sus amigos ni nada, simplemente se cansó de ser Viktor Nikiforov y ni sus hijos, ni yo podíamos cambiar eso.

Poco a poco vimos nuestra relación morir, fue duro cuando vimos como ya no aguantábamos ni vernos. Pero también fue necesario para tomar las decisiones que tomamos.

Él quería empezar de 0.

Y yo le di ese gusto.

Viktor planeo "morir en ese accidente" para que yo no sufriera lo que llegará a decir la prensa por nuestro divorcio con ese alfa; también como ventaja el iniciaría una vida donde nadie lo conociera.

Así que se cambió el nombre por uno que yo nunca sabré y huira.

— ¿Qué me trajiste?, ¿Vigilaste que no te siguieran? —Asentí, tenía que aceptar que me daba ternura lo entusiasmado que se veía.

—Te traje unas mudas de ropa, una botella de wiski. —él solo río, por mi chiste negro. —Algunos zapatos y un poco de perfume.

— ¿Ni una foto de Aleshka o Momaru? —Hablaba de nuestros queridos 2 hijos. —Al menos un ultrasonido de Misha... Yuuri ese parece nombre de gato. —Reí ante tal comentario; ahora hablaba de mi bebe fruto de su violación por su estado alcohólico, la gota que derramó el vaso. Pero mi hijo no iba tener la culpa, él iba crecer sabiendo que fue un fruto de amor como sus hermanitos.

—Inicias de cero Nikiforov, eso fue lo que dijiste tú. —Dije apoyando mi cabeza en la pared y vi como él sonrió triste.

—Lamento dejarte en estas condiciones. —Puso su cabeza a la altura de sus piernas. —Tienes todo tu derecho a hacer que mis hijos me odien por lo...

—Tus hijos siempre sabrán que su papá los amó con locura, que murió sabiendo que les dejo un buen futuro y que los vigila desde el cielo. Fin —Calle al idiota que estaba enfrente de mí, jamás dañaría la imagen de Nikiforov en mis retoños, ellos no tiene la culpa de nada.

—No sabes lo mucho que te agradezco, todo... tu tiempo, tu dedicación, tu amor. —Empezó a decir y yo lo volví a callar.

—No te voy a llorar ni suplicar nada Viktor.

—Te has vuelto fuerte Yuuri, ya no eres el niño que sale corriendo cuando algo no le sale. Ya no eres el chico de 24 que conocí todo depresivo y triste. —Eso sí me gustó escuchar.

—Sí, ya soy fuerte, también gracias a tí. —Dije parándome y ayudándolo a pararse. —Ya no me duele verte ir...

—Sé que mis hijos están en buenas manos.

—En las mejores del mundo. —Le respondí mientras le sonreía y el a mí, como cuando nos enamoramos, ambos recordando todo ese cariño que tuvimos durante tantos años.

—Vete antes de que alguien nos vea... —Dije en un susurro y el tomo mi mentón.

—Te amé, juro que lo hice, te tengo mucho cariño y no sabes cómo quisiera que fueras conmigo amor.

—Yo no soy un cobarde. —Golpe bajo, lo sé. —Yo sí quiero seguir mi vida bien, sin cambios, sin abandonos, sin falsas cosas, sin dañar a mis amigos ni a mi familia. —Ardían mis palabras, pero no tanto como compartir cama sin decir nada.

—Pudo haber sido otra historia. —Dijo sin despegar su vista de mis ojos

—Pudo, pero no la fue Viktor. —Dije cerrando mis ojos y mi corazón al mismo tiempo que Viktor se acercó a mí y junto nuestros labios en un beso suave, profundo lleno de amor y dolor, una combinación agridulce perfecta, con una dulce melancolía que me hizo estremecer.

Un beso de amor y adiós.

—No le pongas Misha. —Dijo separándose de mí y tocando mi vientre.

—Mi hijo, mi nombre. —Le respondí mientras veía que el agarraba su maleta con todas sus cosas viéndome por última vez y susurrando.

—Y vivieron felices para siempre

Pero nadie dijo que juntos. —Le contesté con una sonrisa y me di la media vuelta, sin mirar atrás.

—Adiós Viktor Nikiforov.

Y vivieron felices para siempre... pero no juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora