Aleshka

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Narra Aleshka

La comida paso tranquila, platicamos de todo y de nada, mis hermanos empezaron con sus afanes protectores y me prometieron estar en la sala de espera el día de mi parto, como lo estarán en mi boda.

—Así que... ¿Quién te va ir a dejar al altar? —Comentó Momaru.

—Yuuri, obviamente y me vale si es omega, en las antiguas tradiciones solo se necesitaba ser hombre. —Dije feliz mientras le sonreía a mi mamá.

—Por mi está bien. —Dijo mi hermano menor. —Yo lo único que quiero es que ese día, nada opaque tu felicidad.

Abrace a mis hermanos y seguimos comiendo.

—Bueno me tengo que retirar, ¿Dónde los veo mañana? —Dijo Momaru

—En la pista de hielo del sur, hace tiempo que no patinamos. —Le respondí a mi hermano y solo asintió y se fue, aunque su novia se quedó otro rato para luego irse con Zulia a comprar, me invitaron pero negué con la cabeza.

Le hice una seña a mi prometido y el capto rápido.

—Oye Misha, ¿quieres ir por un trago? —Yo solo vi como a mi hermano se le iluminaron los ojos.

—Por favor, hace meses que no bebo. —Mi hermano pudo haber caído en el alcoholismo si no fuera porque, Hiten, el esposo de mi madre lo salvó.

—Me di cuenta que querías que estuviéramos los 3. —Dijo Yuuri cuando mi hermano y mi prometido pusieron pie afuera del local.

—Entonces ya captaste. —Dije con una sonrisa, aun en mis adentro estaba algo furiosa.- Me hubiera gustado saber la verdad por ti, que por él... —Dicho esto me pare y llame al hombre con su boina, quien no era más que mi padre.

El me vio y se acercó hasta sentarse enfrente de Yuuri, quedando yo en medio de ambos.

—Me costó un año enterarme de la verdad. —Empecé, hoy ambos me iban a escuchar. —Tienes que darle las gracias, Alexandre, mi mamá hizo que jamás te olvidáramos y te dejáramos de amar, Misha siguió tus pasos, igual yo y Momaru nunca soltó la cadena con tu foto y aun así, hoy me vengo a enterar que mi "Gran ángel de la guarda" está vivo, que me abandono con toda la intención... ¿Tienes una idea del dolor que siento, Viktor? —Le dijo al hombre con boina que no me dejaba ver su rostro. — ¿¡No te quedes callado, dime porque!? —Le grite. Mi medio hermano y su mamá solo se nos quedaron viendo, ambos ya sabían la verdad y tanto a Iker, el hijo de Nikiforov de 18 años y para mí fue un golpe bajo.

—No le grites. —Me sorprendí al ver que fue mi madre quien me calló.

—Él nunca me dijo algo y se sincera conmigo mamá; ¿Lo sabias? —Nikiforov siempre me negó que él lo supiera, pero por como toma las cosas mi madre, empiezo a dudar de su palabra.

—Por supuesto que lo sabía, yo le llevo sus cosas a un lugar. —Y eso fue una de las dagas más dolorosas de mi vida.

— ¿¡Entonces por qué lo dejaste ir!? —Estalle en llanto. — ¡Oh por dios! entonces porque te esmerabas en que lo recordáramos con amor, si tú le ayudaste a ser le cobarde que es. —Decía mis palabras mientras lloraba pero mi madre si me sostenía la mirada.

—No te puedo decir que pasa o pasaba por la mente de Mon...Monto...

—Montovik. —Fue la única vez que habló mi padre.

—La misma cosa, no sé qué pasaba por su mente, pero entiende que él y yo ya no teníamos nada, no nos amábamos y tu papá estaba en un estado de alcoholismo severo, ya no supe que hacer más que darle el gusto de dejarlo ir. —Lo interrumpí

— ¿Y no te dolió?, ¿y esas lágrimas y llantos del velorio eran falsos? Y qué me dices de las noches llorando hasta quedarte dormido, ¿era un simple show? —El rencor y el dolor se apoderan de mí ser.

—Yo llore la muerte de tu padre, Viktor Nikiforov está muerto.

— ¿¡Y quién diablos es él!?

—Soy Alexandre Montovik, Aleshka...Alguna vez fui el hombre que tú dices, pero ya no.

—En el fondo eres el mismo idiota que abandono a su familia para hacer otra. —Mis palabras salían como veneno, pero no podía contenerme. —Hare como si entendiera lo de mi madre. —Le dije soltando un suspiro. — ¿Yo que hice mal?, ¿Por qué a mí me dejaste de amar?

—Yo nunca te deje de amar...

— ¡Mientes! —Vaya hipocresía. — ¡Deja de mentir por una jodida vez y dime la verdad!

— ¡Es la verdad!

— ¡Claro que no, si me ambas me hubieras buscado! Te recuerdo Alexandre que la que piso la cafetería fui yo, la que ató cabos fui yo, la que te pregunte ¡fui yo! —Me senté por un momento e Iker aprovecho para darme un poco de té de manzanilla, para que me calmara.

—Gracias. —Le susurre y él solo me sonrió.

—Entonces tú eres Yuuri. —Dijo mi medio hermano y mi mamá asintió. —No sé si decir que es un gusto conocerte. —Se rascó la nuca y mi madre rio.

—Igualmente. —Se permitió sacar una sonrisa.

—Ya nos les pediré nada, no quiero saber más, los reuní a los 2 para decirlo solo una sola vez... Estoy muy decepcionada de sus decisiones, no saben cuánto los odio en estos momentos. —Tome aire. —Pero también los amo y espero verte en mi boda, aunque sea. —Eso fue dirigido a Montovik. — ¿Mis hermanos sabrán esto por mi o por ustedes?

—Por mí. —Dijo Yuuri. —Yo les digo.

—Pudieron ser otra historia... —Dije con un tono de melancolía. —Pudieron, pero no lo fueron. — Me levante y salí de ahí. Sin decir nada, sin hacer nada más que caminar hasta que mi medio hermano me alcanzó.

—Te vas a enfermar. —Dijo colocándome un abrigo grueso. —Los dejaste solos, mi madre ya se había ido.

—No se van a matar. —Aseguré, mi mamá no odia a Nikiforov, yo le vi llorar, pero también le vi superar esa etapa y volver a sonreír.

—Me dio mucha intriga como manejaste todo, ¿estás bien?

—Me da gusto ver que fue feliz, como lo fuimos nosotros; Iker padre si tuvimos, se llamó Hiten Koratusden y me ayuda a patinar, me pago mi carrera y me crio y cuidó como si fuera de su sangre; amo con locura a mi madre y lo apoyo en todo sentido. —Ese hombre no me podía traer malos recuerdos, aunque era alguien frio si no se tratase de su familia y me daba algo de miedo.

—Pero no fue Viktor. —Mi medio hermano no sabe hablar.

—No puedes añorar algo que nunca tuviste, Viktor me dejo a los 3 años, apenas recordaba el sonido de su voz. —Mentí pero era para bien de ambos.

Caminamos unos cuantos minutos más en silencio, hasta que vi a mi prometido salir agarrado de mí hermano.

—Se me pasaron las copas. —Menciono mi prometido y vi que Misha se veía todo rojo, al igual que mi prometido, el también venia ebrio.

— ¿Entonces tu eres mi medio hermano? —Escupió mi hermano al momento de caer al piso, inconsciente por el alcohol.

Oh-oh

Y vivieron felices para siempre... pero no juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora