Capítulo 18.
*Narra Kasumi X)
El corazón me dio un vuelco, latió bruscamente, sentí una punzada en el pecho y algo que me llamaba desde atrás para dar media vuelta. Mi mano se quedó suspendida en el aire, a pocos centímetros de tocar la brillante manija de metal y girarla... Bien dicen que nunca debes de mirar hacia atrás mientras te vas. Pero no soy una persona que siga consejos. Si, hice todo lo contrario. Ese algo que susurraba con una suave y melodiosa voz logró hacer que girara sobre mis talones y mi mirada viajara por toda la habitación, recorriéndola y memorizándola para quedarme con el sombrío recuerdo del lugar en el que una vez fui feliz.
No sabía si volvería, aunque tenía la esperanza de que así fuera. Por ahora no. Si me quedaba corría el riesgo de que capturaran a los demás Akatsuki, y obviamente no quería que sucediera algo parecido. Si no me marchaba era entregarlos a la muerte o a una vil cárcel en bandeja de plata. Sunagakure ya había estado cerca de encontrarlos esa misma noche, no iba a permitir que la próxima vez lo hicieran.
Tenía que irme sin decir nada y así protegerlos. Dejar pistas falsas sobre mi paradero a los ninjas de la aldea de la arena. Sólo entonces los dejarían en paz y la tranquilidad volvería a mi. Aunque la nostalgia probablemente abarcaría demasiado espacio en mi interior.
Verlos ahí, dormidos y calmados, me hacía sonreír. Al menos no tendría que ver sus rostros afligidos, ceñudos o algo por el estilo ante mi partida, porque si lo hacía, era seguro que me echaría encima de todos ellos y que no me iría. Pero tenía que hacerlo por su bien, el de todos nosotros.
Uno a uno los fui observando, no voy a negar que me dieron ganas de ir apresuradamente hasta esos hombres y abrazarlos. Me partía el alma dejarlos después de todo este tiempo juntos, luego de tantas cosas que viví en esa casa. Lo ojos se me llenaron de lágrimas, que lo único que hacían era restregarme en la cara el dolor mortal del que era presa. Las pequeñas gotas saldas rodaron por mi cara, lentamente dejaron su inconfundible rastro por mi piel sonrosada; hacía mucho que no lloraba, y ahora, en una noche esos tíos lo habían conseguido sin mucho esfuerzo. También quería ir a la otra habitación para ver a los demás, sin embargo, ese acto podía echar por la borda mi huida, la estropearía seguramente, haciendo lamentarme a cada segundo y llamarme "idiota" o algo.
Sin qué yo lo quisiera, mi vista fue a parar hasta Itachi. El dolor se volvió más agudo y las lágrimas bajaron con mayor rapidez. Si tan sólo hubiera contestado, lo que fuera, pero que lo hubiera hecho, entonces ahora mismo estaría debatiéndome entre resolver esto sola o con ayuda de mis compañeros Akatsuki. No estoy echándole la culpa a él, porque no es así. Más culpa es mía por haber creído que contestaría lo que yo quería. Aunque eso, a estas alturas, da igual. Lo hecho, hecho está.
Me acerqué sigilosamente hasta quedar al lado de su cama. Incliné el cuerpo hacia adelante y besé su mejilla derecha a la vez que lo hacía una lágrima mía. Se movió un poco sin despertarse y salí de la habitación, incapaz de seguir torturándome tanto mental como emocionalmente.
De pie me quedé frente a la puerta de la primera habitación. No iba a entrar. Agaché la cabeza y me dirigí hacia el piso inferior, sollozando y sufriendo en silencio porque claro que me dolía partir sin decir nada. Pero todo lo hacía por su bien, para que a ellos no les hicieran nada, no los encontraran ni los apresaran. Definitivamente no se el motivo por el cual prometí aquello, el proteger a alguien, antes no me importaba, pero todos ellos tenían algo que me impulsó, tiempo atrás, a hacerlo. Quizá porque eran las primera personas que no me miraban con odio, con ganas de matarme, que no veían a la Shinigami; sólo me veían a mi: Takemure Kasumi.
Ya en la estancia, cogí mis armas tratando de que no hicieran ruido alguno. La capucha de la túnica que llevaba puesta me la eché sobre la cabeza. Miré hacia la ventana, entonces decidí dejarles una cosa que únicamente podrían ver si se detenían a mirar, pero yo nunca los había visto observar por la ventana.
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La shinigami de Akatsuki
Fiksi PenggemarSer conocida como "La shinigami del invierno" no estaba en los planes de Kasumi Takemure, una ninja de la aldea de la arena, de la cual la echaron a temprana edad para que viviera como ninja renegada a causa de sus múltiples 'crímenes' atroces y por...