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Te amo, —Menciono entre risitas mientras dejaba pequeños besos en los labios del pelinegro.— te amo demasiado.

Yo también te amo, lo sabes. —Respondió sonriente, tomando la mano del chico frente a él, besando la argolla que adornaba su dedo anular.

Aún en el sofá sentó a su prometido sobre sus piernas y lo unió a él en un abrazo fuerte, hundiendo su rostro en su cuello, el contrario se removió al sentir la respiración del menor hacerle cosquillas en el área.

No podría sentirse más completo, cuando se dio cuenta de la felicidad que esa situación le causaba, las lágrimas amenazaron violentamente con salir. Reforzando su agarre se obligó a no hacerlo y suspiró cuando el chico en su regazo comenzó a acariciar su cabello para calmarlo.

El cuerpo sobre el de Jungkook de pronto pesaba más, los brazos de éste cayeron a sus costados, sin vida y su cabeza cayó en el hueco de su hombro, quedando completamente inconsciente.

Cuando Jungkook reaccionó, un lugar demasiado oscuro lo arrastró, no veía nada, sólo sentía frío, sentía su cuerpo temblar ¿era miedo?

Quiso gritar, sin embargo, cuando abrió su boca y dejó salir el nombre de su prometido, no pasó nada. Ningún sonido salió de sus cuerdas vocales. Entro en pánico, comenzando a correr sin dirección alguna, intentando gritar con todas sus fuerzas, tanto que su cabeza comenzaba a doler. ¿Dónde estaba él? ¿Por que prometido no estaba con él?

¡Jun-Jungkookie, ayúdame! —Un grito desgarrador lo hizo girarse hacia la procedencia del sonido, esa voz era clara, era él, lo estaba llamando y corrió hacia él, hacia el sonido, corrió con todas sus fuerzas a la velocidad que su cuerpo le permitía.

Encontrándose con la luz de aquel vacío callejón, suspiró con cierto alivio, corrió para acercarse a él hasta que en el intento tropezó, cayó en un charco y comenzó a sentirse aturdido ante el golpe. Se sentó en el suelo, sintió sus manos húmedas aunque aún sin eso importarle, frotó sus cienes para calmar un poco su dolor creciente dolor de cabeza. Se levantó sin siquiera mirar el estado de su ropa que después de caerse había quedado hecha un desastre.

Sonrió al llegar al campo de flores y se tiró ahí, en medio de ellas, inhalando profundo aquel hermoso aroma, tomó una flor entre sus manos y cuando la acercó a su rostro para apreciar su olor, logró ver su mano, estaba llena de sangre, se reincorporó rápidamente y examinó su ropa, observando como esta también estaba cubierta en aquel líquido ferroso, el olor de las flores se desvaneció y su nariz fue inundada por aquel olor a hierro.

¡Jungkookie! —Otra vez él, entre llantos y gritos desgarradores, el pelinegro quiso levantarse pero estaba atorado en una rama, su pie no quería ceder, la rama no quería soltarlo.— Mu...Muérete... —Jadeó el chico antes de desvanecerse y perder la consciencia.

El pelinegro sintió como su esencia era arrancada de aquel lúgubre lugar, el sonido de una voz llamándole le hizo entrecerrar sus ojos para que aquella luz no se colara violentamente a sus ojos.

¡Kook! —La voz sonó de nuevo, esta vez trayendo al pelinegro a la realidad, un poco aturdido ante la situación, se aferró al cuerpo del pálido chico que lo estaba abrazando con fuerza, quería llorar, quería romperse, sentía no podía más con todo eso.

M-Me odia, hyung... yo-yo- —El chico de cabellos celestes lo abrazo con más fuerza, mientras que el pelinegro respondió al abrazo de igual forma, no duró mucho tiempo más para que el menor comenzara a sollozar, ocultando su rostro en la curvatura del hombro de su mejor amigo, desahogándose de aquella espantosa pesadilla que estaba teniendo.

Todo está bien, Kookie. —Sonó su voz ronca por recién despertar pero no por eso no era apacible, la voz de Yoongi estaba haciendo que el cuerpo de Jungkook dejara de estar tenso, mientras el pelinegro aún sollozaba en silencio, el mayor se separó un poco de él y acunó su rostro para con sus pulgares limpiar aquel camino de lágrimas que se había creado entre sus ojos y sus mejillas.

Sin dejar de acunar su rostro, acercó su frente a la del menor y frotó sus narices suavemente en un beso esquimal. — No te odia, Kook.

Le afirmó el chico, depositando un beso en su mejilla y volviendo a acostar a Jungkook donde estaba. Poco después, este se levantó para ir al lado de su cama e intentar dormir un poco más, sin embargo le estaba preocupando mucho su amigo.

El chico de cabellos celestes se giró a Jungkook y apoyo su peso en uno de sus brazos descansando su cabeza en su mano, mientras que con la otra mano libre, empezó con delicadeza a quitar los mechones de cabello que estaban pegados a la sudorosa frente de Jungkook.

Yoongi abrió la boca para decir algo, sin embargo, la cerró al instante al pensar que darle a Jungkook unos minutos de silencio era lo correcto, el menor se acercó más a él, a lo que accedió sin problema.

No sabía cómo había terminado durmiendo con su mejor amigo, pero, desde que empezó a hacerlo no había sido difícil para él sentirse cómodo a su alrededor, eso y que era más fácil para él comprobar su estado después de sus pesadillas. Recordó los primeros días en los que el pelinegro le llamaba agitado a altas horas de la noche diciéndole que lo necesitaba y que estaba aterrado.

Jungkook no tardó mucho tiempo en quedarse dormido de nuevo, esta vez más apasible, el chico de cabellos celestes suspiró con algo de desgano, sabía que de nuevo las pesadillas se debían a que él no estaba tomando los antidepresivos, era lo que quería decirle, pero prefirió dejarlo para el día siguiente, hostigarle con regaños no era producente en ese momento, sin embargo tenía una cosa clara: Jungkook tenía que salir de ese hospital rápido.

Amnesia💊KookvWhere stories live. Discover now