-¿Estás segura de esto? -oigo repetir por milésima a mi adorado confidente frente al escritorio de mi despacho.
-Ya lo discutimos, Ian. Nada me hará cambiar de opinión -una sonrisa sádica se desliza por mis labios-, además, ¿por qué debería pensarlo? Prefiero actuar.
Y el suspiro pesado y signo de rendimiento en Ian se hace escuchar. Llevo alrededor de dos semanas localizando e investigando respecto a una de las manadas más grandes instalada en Rusia. No es como que quiera hacerles algo... Pero es que necesito hacerles algo.
-Supongo que no hay nada que pueda retenerte. Pero te recuerdo: es una de la manadas más poderosas de esos lares, es mejor andarse con precaución -advierte en mi dirección.
Su hermoso y corto cabello color plata desde más arriba de la raíz lo tiene completamente despreocupado. Es como si él mismo se acoplara al estado de ánimo de Ian. Su ropa, ligera y sencilla cubriendo su pequeño cuerpo para andar en la cabaña en la que nos hospedamos, un tanto pero no lo suficientemente lejos de los campos. Los iris turquesas de sus ojos penetran en los míos, dejándome clara la desconfianza que siente respecto a este tema, y no lo culpo. Después de todo, ya varias veces he arriesgado mi vida y la suya al enfrentarme a pronunciadas manadas de lobos. Las cuales si no fuera por su inteligencia y estrategia; no viviríamos para contarlo.
Ahora bien, es comprensible que le tema a esta manada, la del Este; completamente conformada por Alfas. Sí, extraño, realmente extraño considerando que los lobos pertenecientes a ese rango no se dejan mandar de nadie. Y así es. Pero por lo que me he enterado, ninguno lleva el liderazgo en esa extraña manada. Todos son poderosos, intimidantes, y definitivamente estrategas. Esto se debe a que cada uno de esos Alfas, eliminó a su anterior manada para unirse a la actual. Cínico, ¿no?
-Dudas de mí -digo, fingiendo el tono de resignación en mi voz.
-Sí, de ti y de ellos -pronuncia con sencillez y desinterés en su expresión.
Y eso lo odio pero amo de él a la vez. Siempre me baja de mi nube de drama y fingimiento de dolor a sus palabras, descartando rápidamente la opción de hacer berrinche. La verdad es sorprendente cómo aún sigue aquí, leal a mí después de todo lo que ha tenido que soportar. Tiene un fuerte carácter y ése a veces puede chocar con el mío. Pero aparte de eso; hay una gran conexión y entendimiento entre nosotros. Cosa que nunca he considerado en nadie más.
Y justo antes de dejarme responder con un arma de doble filo, somos interrumpidos por el sonido de la puerta de madera cincelada abriéndose tras Ian. Yo al estar en el escritorio, lo veo directo.
-Mi señora... -viene bastante agitado, haciéndome entender rápidamente que se dio una carrerilla para llegar aquí-. Son ellos, se han salido de control... -el temor en su voz es bastante evidente.
Bien. En estos momentos, le tiraría el libro que tengo cerca justo a la cara por llamarme "señora", cuando muchas veces les he dejado claro que soy incluso más joven que ellos. Ignorantes.
Ian es el primero en levantarse, exaltado ante las palabras del mensajero. Yo actúo neutral y me levanto del cómodo asiento con la pereza que dicen que me caracteriza.
-¡Muevete, no quiero estar prontamente entre sus garras! -me trata de apresurar el chico que considero mi amigo.
Nunca entenderé de qué se preocupan sabiendo que me tienen aquí.
Con tu lentitud; ¿quién no lo haría?
Me reprime mi subconsciente, que es fuertemente oído en mi cabeza. Lo que me hace soltar un suspiro como si de un caballo se tratase. Finalmente acelero el paso, y cuando cruzamos el gran espacio entre la cabaña y los campos; me encuentro con un desastre. Los cristales y cadenas que mantenían atrapados a nuestros sujetos de prueba y guerra se encontraban rotos. Desde hace ya treinta y dos largos años que están aquí aprisionados, y ninguno ha querido cooperar. ¡Se saltan mis ordenes como si no les hiciese efecto! Lo único que logro es dejarlos inmóviles, pero de alguna manera logran retomar su control, y ésta es una de esas situaciones, en la que debo enfrentarlos.

ESTÁS LEYENDO
Luna Creciente
WerewolfUna raza; una madre. Cuatro lunas; un ciclo Un conflicto; una guerra. ¿Por qué? Por el poder absoluto.