Pruebas inéditas

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El silencio inundó la Arena. El joven sonreía repasando a cada asistente, haciendo pequeñas evaluaciones que iba registrando mentalmente. Le gustaba conocer los secretos de las personas, y le bastaba con una pequeña mirada para intuir su destino. Por eso le gustaba empezar siempre las pruebas haciendo una visita personal y ver si había acertado, después de todo, con su pronóstico horas más tarde.

— Ha sido un placer —chasqueó los dedos de la mano derecha y el suelo comenzó a moverse—. Os veré en unas horas...

El suelo volvió a tragarse al líder de Mortem y sacó, en su lugar, una pantalla transparente que mostraba una frase: "Atentos"

El trío se acercó y se puso alerta. Era obvio que no seguían sin saber qué estaba ocurriendo.

Un sutil viento comenzó a mover la arena, ampliando la fuerza poco a poco. La tierra hacía que la visión se dificultase, y en unos minutos se vieron completamente aislados. Se tapaban la cara con las manos y buscaban algo que les sirviese. Elías vio un brillo en el centro, y no debió de ser el primero, porque una pareja de adultos corpulentos hacía una carrera para llegar el primero al objeto.

— El suelo —Oliver bajó la voz al ver que dos personas más se giraban para escucharlos—. Sofía había dicho que el suelo tenía placas. Estoy seguro de que las tenemos que evitar.

Un chillido y un golpe seco conmovió a los participantes de las pruebas. Había sonado en la distancia, seguramente uno de los hombres no hubiese logrado llegar. Otro grito, pero esta vez más cerca.

Elías estaba tenso, agachado mientras se tapaba con la cara e intentaba ver la procedencia del tercer alarido. Agarraba la mano de Sofía por pura inercia. No paraba de dar vueltas buscando. Otras cinco personas habían salido corriendo, pero él no podía. Estaba bloqueado, paralizado por primera vez en su vida, de terror.

Una secuencia de sonidos sordos lo alertaron e hicieron que, tirando de sus compañeros, comenzasen a correr, en la misma dirección que el resto. El suelo se estaba cayendo y estaba dejando en su lugar un hueco sin fondo, del que probablemente no se llegaría con vida al fondo.

Comenzaron a correr. Elías se puso en cabeza, guiado por su instinto. El ruido del viento tampoco le dejaba escuchar la voz de su compañera, pero, por algún motivo, era consciente de cuando las placas comenzaban a accionarse bajo sus pies. No veía nada. Intentaba parar la arena con uno de sus brazos, mientras con el otro seguía agarrado de Sofía.

Buscaba algo familiar, algo con lógica. ¿Por qué tirar a más de cincuenta personas a una pista con tecnologías suficientes para hacer cualquier prueba y poner esto? Ni instrucciones, ni guías... No podía usar ni los ojos, ni escuchar. Sentía ardor por todo el cuerpo por culpa de la arena incrustándose y se sentía completamente confundido.

Y entonces encontró a donde todos iban. Una puerta dorada y brillante que destacaba en el campo. Estaba en el mismo centro en el que había salido el líder, por lo que podría ser la puerta directa.

Oliver señaló la puerta y se acercó gritando a sus compañeros.

— ¡Tiene que ser esa! —Elías negó con la cabeza—. ¡Álvaro Pina dijo que nos volvería a ver en las instalaciones!

— ¡¡¡No puede ser tan fácil!!! ¡¿Correr y ya está?!

— ¡Tampoco tú lo puedes poner tan difícil! —Oliver se acercó a Elías mientras le seguía señalando la puerta—. Todos están corriendo en esa dirección y no pasa nada.

—¡¡¡EXACTO!!! ¡No pasa nada!

Sofía se acercó un poco más, intentando que sus compañeros se calmasen.

Proyecto Regreso (Tom Holland) #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora