Álvaro Pina

17 1 2
                                    

— Pueden marcharse —el muchacho se recostó sobre el respaldo de su silla con los brazos sujetando su cabeza—. Creo que ha sido suficiente por hoy.

Tras eso, la habitación se llenó de un murmullo silencioso que hacían los uniformados, a las órdenes del joven, seguidos de sus robots de asistencia. Apagaban los paneles transparentes en un completo silencio sepulcral, con gestos rápidos y atentos a su superior. Limpiaron sus puestos de trabajo en tiempos récords y salieron con el mismo silencio al pasillo. Cuando el último hombre abandonó la sala general, Pina se incorporó y miró en silencio todas sus pertenencias. 

Estaba cansado: tenía los ojos irritados por la exposición constante a la luz, la sensación de que el cerebro estaba embotado y el cuerpo entumecido por haberse quedado hasta las tantas analizando a los dieciséis nuevos empleados. Estas pruebas habían sido francamente difíciles, pero no se sentía del todo satisfecho.  

No había nadie que destacase, ni nada que pudiese servirle para superar aquel bache, veía cómo el propio Estado estaba aprovechando su flaqueza para tragarlo. Sentía cómo poco a poco estaba cayendo en las fauces del monstruo, arrastrado por la propia Mortem, y se ahogaba con la sensación de que seguramente no sería capaz de superar las expectativas de la multinacional. Veía el final... y seguramente no sería un despido corriente...

Con frustración cogió una memoria y la lanzó con fuerza contra la silla flotante de su escritorio. Se tiró al suelo mientras se sumía en sus pensamientos detrás de sus brazos. 

Mortem comenzó a existir tras la Última Guerra, impulsada por la constante tensión entre regiones, el abandono de la salud del planeta y la desigualdad entre la superpoblada sociedad. Y esa guerra causó el aumento de la polución de la Tierra, y la confianza en las naciones desapareció hasta que un pequeño grupo de amigos decidieron recrear la humanidad. Y su esperanza fue esparciéndose creando pequeñas asociaciones que terminaron derrocando a las autoridades de los países. Tuvieron que garantizar un orden y una sociedad con igualdad de condiciones, pero las propuestas terminaron de separarlos, creando Vita, Peregrinatione y Mortem...

Esa era la historia.

Pero Álvaro sabían que no había sido así.  Había más.

Mortem, a su cargo, era una de las que más tenía que ocultar, y debería seguir así por su bien. 

Se levantó al recordarse a sí mismo qué era lo que debía temer y recolocó la silla y las cosas que había tirado. Álvaro se percató de la memoria. Una repentina curiosidad se apoderó de él. Era minúscula, seguramente tendría la información de cientos de personas, pero eso no era lo que le llamaba la atención. Era completamente blanco, con dos líneas verdes.

— 1.12.1.9.1. Cierre detrás de mi —guardó con discreción el dispositivo en su bolsillo derecho para salir dando zancadas de la habitación—. Pon los guardas de seguridad.

No le hizo falta girarse para saber que la androide acababa de cerrar las compuertas de la Sala Central y que dos robots negros con marcas rojas que enseñaban armas de última tecnología se acababan de colocar a los lados de la salida. Prosiguió su camino hasta llegar a su habitación, que se abrió con el registro de su huella dactilar.

— 1.12.1.9.1. Deje de grabar y guarde en los archivos una copia de hace cinco años, a la misma hora —la sala comenzó a cerrarse herméticamente, aunque ya no hubiese prácticamente luz—. No quiero que esto conste en ningún lago.

Se desabrochó la camisa y, antes de tirarla detrás de la cama, sacó el dispositivo. Con un gesto activó su ordenador de pantalla traslúcida. Activó la memoria que traspasó los datos en unos segundos. 

El proyecto Regreso.

¿Sería esa su solución?

Había sido prohibido, pero aquella prueba le demostraba que podría volver a intentarse. Se habían activado dos sensores, algo que no pasaba en mucho tiempo...

— Ponme el registro de los nuevos empleados en una pantalla secundaria.

La lista comenzaba con Cristian Montes, un hombre de treinta y cinco años, con una familia formada y sin ningún rastro de maldad, con buenos reflejos, escasa velocidad y un instinto audaz... Información que no servía para Álvaro... César Sánchez, Iván Nájera, Lidia Aldana, Melisa Gordon, Abigail Lay... seguía descartándolos. No era quienes buscaba.

Y llegó el turno de Elías Tur haciendo que se le paralizase el corazón a Álvaro. Tenía un 92% de coincidencia.

— Amplía el expediente del señor Tur en la tercera pantalla.

El holograma del moreno se proyectó en una tercera pantalla que, además, enseñaba varias fotografías tomadas en las pruebas. Vio con asombro la mirada intuitiva en la primera prueba, y se sorprendió gratamente al ver a otros dos discutiendo con él.

— Añade a esos dos —Oliver y Sofía aparecieron a la vera de su compañero, haciendo que Pina tuviese que alejarse para observar detenidamente—. Coteja la información que la memoria que acabo de añadir y muéstrame los porcentajes.

— Sofía Vélez  tiene un 62% y Oliver Reyes ha obtenido un 90,3 de porcentaje.

— Perfecto —Pina se echa las manos a la cabeza y mira atentamente toda la información del trío de amigo—. Tienen datos positivos. Aplique Regreso.

— Pero señor, esa opción fue negada por el Estado, ni tampoco es aprobada por las multinacionales...

¿Debería hacerlo? Habían probado en más de una cincuentena de animales, habían indagado en la posibilidad de testar humanos... pero los resultados nunca fueron positivos.

— He dicho que se inicie Regreso. 1.14.4.5.19. aplique el suero esta noche. A partir de ahora quiero que estén siendo observados a cada instante—. ¿1.19.1.9.1.? Responda.

— Señor, antes de acatar la orden, debo recordarle...

— Ya sé que no está apoyado...

— No, señor. Le recuerdo los últimos avances de Funke —proyectó una serie de documentos con aspecto abandonado, roídos y que databan de más de 200 años—. Fueron descubiertos meses después de que el Estado cerrase el programa, y según el jefe de científicos de Mortem del momento, hubiese sido una de las respuestas de las incógnitas.

— Cierto, pero ya tenemos un suero.

— Que no tuvo buenos resultados en los últimos experimentos —una voz masculina grave corroboraba la teoría de su compañera a la vez que se pusieron vídeos de dos personas explotando—. Sugiero realizar una nueva solución que pueda proporcionar resultados satisfactorios.

— Hacía tiempo que no salían porcentajes tan positivos...

Pina analizaba los estudios que trataban los materiales de la prehistoria.

— Mandaré tres grupos de búsqueda para los talismanes. Vosotros tenéis exactamente un año. 

— Prepararé dos sueros entonces.

— ¿Dos? —la voz de Pina provocó un escalofrío a Alaia—. Te he pedido tres expedientes.

— Pero, señor, la señorita Vélez supera por poco la mitad del porcentaje: no aguantará hasta el resultado final.

— 1.14.4.5.19 inicie los estudios y experimentos que requiera para los tres sujetos. 1.19.1.9.1. inicie el protocolo de vigilancia constante —Álvaro Pina suspiró con tranquilidad y apagó las pantallas—. Esperemos que Regreso sea la solución a los problemas de Mortem.

Proyecto Regreso (Tom Holland) #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora