Un año

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Oliver comenzó su vida en Mortem aislado de sus compañeros, midiendo sus gestos, palabras, acciones, pensamientos... Todo volvía a estar en su sitio, nada salía y huía del caos. Solucionaba todos los obstáculos que le presentaban y acabó ascendiendo gratamente, abarcando proyectos fuera de las instalaciones de la multinacional. 

En aquel año, Elías se convirtió en casi el único soporte de Sofía, puesto que Oliver los había abandonado y sólo hablaba con la forma humana de Alaia.

Aquello forzó a Sofía a madurar y dejó su inseguridad en la sala de interrogatorios. Aprendió el lenguaje corporal, movimientos letales y a silenciar a su curiosidad. Ahuyentó las ideas de la piedad, y se convirtió en un soldado letal. El moreno, impulsado por su amor hacia la muchacha, se olvidó de su instinto y dejó de escuchar a su voz interior para incorporarse a una rutina en el interior de la multinacional.

Faltaban apenas unas horas para salir a la última expedición. Después celebrarían un año de la entrada en Mortem de los dieciséis empleados. 

— Buenos días, en unos minutos estaré lista —Sofía se acababa de sentar en la mesa de la cafetería, mientras dejaba una mochila cargada con víveres y los materiales de supervivencia extrema—. En media hora tenemos que estar en el garaje. Álvaro ha conseguido que un grupo de novatos nos lleve al punto de la misión. 

Oliver gruñó mientras comía.

— Ya me lo había dicho Alaia.

Sofía sintió un escalofrío por la espalda. Nunca la había hablado así, y no sabía cómo se había dignado si quiera.

— Perdona, pelirrojo, pero esta es una de nuestras misiones: debería de importarte algo más... No sé, eras tú el que quería que su culo se sentase en un trono de oro al lado del queridísimo líder... 

— Sofía... es suficiente.

Estaban los tres solos en la enorme cafetería, sentados en una mesa redonda. Estaban uniformados y preparados para salir a tiempo.

— No, Elías, no lo es —señalaba a Oliver—. Desde que hicimos las pruebas no hiciste más que pasar de nosotros... Te fuiste con el robot y nos dejaste de lado —Oliver seguía sin responder—. ¡Pensé que éramos amigos...!

Los tres guardaron silencio, sintiendo la respiración del otro.

— Lo éramos... —al pelirrojo le costaba hablar y susurró—. Os espero en el transporte.

Agarró y se llevó a la espalda la mochila y se dirigió al tubo para marchar al enorme garaje, donde A'Loos los esperaba.

— Me toca delante —tiró la bolsa en la parte delantera del avión hipersónico para después meter el torso mientras se sujetaba con la mano en el techo—. Ellos vendrán en un rato.

— ¿Peleas?

— Como siempre.

— ¿Sobre qué?

— Sobre lo frío que me he vuelto...

Y pasó un buen rato hasta que Roco no encontró mejor respuesta.

— Mortem nos cambia...

Y aquello hizo que, por unos segundos, Elías pensase que aquello era cierto. Que era posible que siguiese siendo aquel que comenzó, el de las pruebas... quien en realidad necesitaba a sus compañeros. Pero al girarse y ver cómo Oliver estaba abrazando a Sofía, y ella le respondía el gesto con una de sus sonrisas, se dio cuenta de que ya era demasiado tarde. Aquella sonrisa era cierta, y no la conseguiría él nunca.

— Pensé que Sofía había dicho que eran unos novatos los que nos iban a llevar —Elías se paró antes de subirse y volvió la mirada a su pareja—. ¿Por qué está Roco?

Proyecto Regreso (Tom Holland) #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora