Capítulo 31

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Metí mi último pantalón en la valija, y con algo de presión, logré cerrarla.
—Hija, ¿ya juntaste todas tus cosas? —oí el grito de mi madre desde el baño.
—Sí —le grité en respuesta.
En una hora teníamos que estar en el aeropuerto y ya íbamos a dejar el hotel.
Miré una vez más a la habitación con cariño y con cierta nostalgia, cerré la puerta. Era el final de una etapa.

***

Luego de hacer todos los trámites, finalmente me dejé caer en una silla a esperar a que sea la hora de abordar.
—Me duelen los pies —protesté, acostándome en dos asientos. Shawn se sentó en uno de ellos y puso mis piernas sobre su cuerpo para que yo pudiese permanecer acostada.
—Saquemos fotos —sugirió y asentí. Con su celular, abrió la cámara. Luego de media hora de hacer caras extrañas y sacarnos fotos con los aviones de fondo que Shawn subió a Instagram, nos aburrimos y fuimos a comprar un café.

—Nunca me contaste por qué te volviste baterista —comentó Shawn luego de que nos entregaran nuestra orden. Tomé un sorbo de mi café y me giré hacia él.
—No es una historia especial o emocionante —le advertí para que no se hiciera ilusiones. Él asintió mientras nos sentabamos en una de las mesas. Entonces comencé el relato—. Mi padre era baterista de una banda algo conocida en Argentina.  De chica me llevaba a ver sus ensayos y cuando terminaban, me sentaba sobre su regazo y me dejaba jugar con su batería. Hasta que él decidió dejar a su familia para cumplir su sueño de rockero y ahí fue cuando a mi madre la ascendieron y nos mudamos a Canadá. No lo veo desde entonces. Pero mi amor por la música, a diferencia de él, no se fue y seguí estudiando.
»Finalmente, la batería se convirtió en mi escape. Es mi lugar seguro. Cuando me pierdo o me olvido de quién soy, toco algo y me conecto conmigo misma. Creo que todas las personas necesitan ese puente que le recuerden quién es. El mío es la música. ¿Se entiende?
Shawn asintió con una sonrisa y dejó un beso en mi cabeza.
—Se entiende. El mío también es la música. Pero también tu lugar seguro puede ser alguien, ¿verdad?
Lo medité unos segundos y asentí.
—Entonces espero que en un futuro, tú seas mi lugar seguro.
—Eso es tan cursi —dije entre risas pero dejé un beso casto en sus labios—. Yo espero lo mismo.

***

—Hogar dulce hogar —Dejé caer mis cosas en la entrada de la casa y aspiré el olor tan conocido—. Mamá, voy a mi habitación —le avisé. Asintió con una sonrisa que no pude decifrar del todo. Había estado rara todo el viaje hasta acá. Ignoré el sentimiento y corrí a mi lugar seguro en el mundo, pensando en cuánto extrañaba meterme entre mis sábanas con un pijama calentito a escribir o leer fanfictions, o simplemente a pasar horas en twitter. Pero mi sorpresa fue encontrar a alguien ya adentro.
Mi primera reacción fue gritar. ¿Era alguien intentando robar? Pero después miré mejor y grité aún todavía más fuerte.
Emily me estrujó entre sus brazos.
—Yo también te extrañé —Rió.
—¿Qué estas haciendo aquí? —exclamé cuando salí del shock.
—Tu mamá me avisó que llegaban. Pensamos en sorprenderte. Pero quien debería hacer preguntas soy yo. ¿Qué tal el resto del concierto? ¡Debes contarme todo!
Y eso hice. Estuvimos horas hablando como hacíamos antes: del concierto, de Shawn, del futuro. Luego vimos una película hasta que ella se tuvo que ir. Tenía una cena con su novio y la familia y tenía que llegar temprano a su casa.
—Te llamo —anunció antes de darme un abrazo final. Asentí y cerré la puerta.
Un suspiro salió de mi boca y mis labios formaron una amplia sonrisa mientras me sentaba en la barra en la cocina, frente a mi mamá que limpiaba la mesada.
—¿La pasaron bien hija? —inquirió.
—Sí. La extrañaba.
—Me alegro...Ari, no hay nada para comer, hay que ir al supermercado. ¿Podés ir vos?
—No hay problema —contesté agarrando las llaves del auto. Le di un beso y salí de la casa.
Sentada en el auto, se me ocurrió una idea. Agarré mi celular.
"¿Qué decís de una salida a hacer compras? Te paso a buscar" le mandé un mensaje a Shawn. Segundos después me llegó su respuesta. "Te espero"

***

—Una muy romántica primera cita.
Shawn y yo caminábamos por los pasillos del supermercado. Aunque él hacía sus compras y yo las mías, decidimos agarrar un solo carro, que yo pedí llevar. Dejé de empujarlo para darle un golpe suave en el brazo en respuesta a su comentario.
—Pues yo creo que es perfecta —me encogí de hombros y tomé un paquete de Oreos, que coloqué entre el resto de las compras.
—Yo también —admitió—. No querría que fuera de ninguna otra forma —Sus dedos se entrelazaron con los míos. Mi mano parecía pequeña en comparación con la suya.
Vi que Shawn miraba a una de las góndolas y hacía puchero.
—¿Qué pasa?
Me miró con ojos de perrito mojado.
—Sólo queda una mermelada de arándanos —se quejó. Mirando la mermelada había un viejo, como si no se decidiera a comprarla o no.
—¿Realmente querés tanto esa mermelada?  —inquirí. Shawn asintió.
Dejé salir un bufido de mis labios. Acto seguido corrí, agarré la mermelada de en frente del señor y seguí de largo a la mayor velocidad que pude.
—¡Hey! ¡Niña! —oí el grito pero seguí corriendo. Cuando ya estaba segura de que lo había perdido, frené y recuperé el aire. Minutos después llegó Shawn riendo.
—No puedo creer que hiciste eso —dijo, agarrando el pote que le ofrecí, mientras reía.
—Yo tampoco —admití.
Terminamos la compra sin mayor problema y manejé hasta su casa, donde estacioné. Shawn abrió la puerta para bajarse.
—Mañana vienes al estudio a grabar para el nuevo álbum, ¿verdad? —Asentí. Shawn me dio un beso antes de bajar.
Una vez que entró a su casa, manejé de vuelta a la mía.


n/a: hellooooooooooooo
bueno, el capítulo no es tAN corto así que estoy orgullosa de mi uwu
nada, espero que les haya gustado, comenten qué les pareció y todo lo de siempre. adiossssss💜

La baterista »Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora