Tres en casa. Parte 2

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Ya de vuelta en casa poco tardamos en buscar unas cervezas y sentarnos en los sofás. Nacho se sentó a mi lado, en el sofá pequeño y los otros tres en el grande, mi hermano en el centro.

- Os quería proponer algo -comenzó Nacho

- Ya vamos a empezar con el strip-pocker - se adelanto Rafa, mientras se quitaba la camisa - te voy a facilitar las cosas, en un par de jugadas me quedare en bolas

- No es eso lo que quería hacer, aunque hay algo que sí... - corto Nacho, poniéndose en pie y desapareciendo camino de su habitación. En menos de un par de segundos volvió, algo mas ligero de ropa, exactamente con un pantalón corto de deporte y unas zapas de estar por casa, retomando la conversación - ... bueno, a lo que iba. Lo que quería proponeros es que cada uno cuente una experiencia...

- Como si estuviéramos en el fuego del campamento - esta vez era mi hermano Alberto - aquí estamos pasando el mismo, calor - desabrochándose un par de botones de la camisa - aunque no hay un río donde bañarse después.

- Más o menos esa era mi idea, solo que el tema, dada la temperatura y lo que hemos bebido, ha de estar relacionado con el sexo

- Buena idea - apoyo Fran, que casi no coordinaba, acabando su botella de cerveza y echando mano a otra que tenía al lado - podemos hablar de posturas, o de pelis porno, o lo que mas os guste

- como veo que estamos todos de acuerdo, os propongo que cada uno cuente cualquier experiencia que haya tenido del tipo que sea, con tal de que sea un poco picante

- esto se va pareciendo al juego de las confesiones - a mi no me gusta nada este tipo de juegos, porque al final acaban chafando las fiestas - y no tengo cuerpo para eso - remate

- no han de ser confesiones si no queréis, os lo podéis inventar, aunque seria mejor que cada uno contara algo, mínimamente excitante, relacionado con alguna experiencia sexual, aunque no sea propia

- algunos seguro que tienen experiencias con tías a montones, pero otros - no sé porque, pero me parecía que Alberto me estaba echando un cable- puede que no las tengan o que no quieran hablar de ellas

- podemos hablar de tíos- Nacho retomaba el curso de la conversación, a buen seguro sin tener ni idea de mi vida privada - o de algo que hayamos hecho en un momento en que hubiéramos estado salidos - mirando a Rafa

- a ver si te estas volviendo maricón -rió Rafa, devolviéndole la mirada de arriba abajo -

- no me digas que no has visto nunca nada, que no sabes de que te hablo, o peor me lo pones, que te da corte hablar sobre este tema, tú que en seguida te despelotas y nos escenificas todo tipo de posturitas

- no me preocupa en absoluto, pero tampoco me interesa lo mas mínimo - se acabo la birra de un trago y abrió otra al momento - por mí como si te la pelas

- pues si os parece podemos hablar de experiencias propias o ajenas, en las que por lo menos algún tío se despelota - mirando a Rafa - como veréis en este caso juego con ventaja, pues mi amigo aquí presente ha hecho de todo

- me vas a poner cachondo, Nacho - dijo Rafa - y sabes que cuando empiezo no paro. Espero que lo que cuentes sobre mi no sea muy fuerte

- fuerte, fuerte, solo tengo que hacer memoria - sonrió finalmente Nacho

Bueno empiezo yo, que es lo justo - Nacho se aclaró la voz con otro trago de cerveza, bien fría, pues en la nevera nos quedaba un arsenal de latas. Os voy a contar cómo conocí a Rafa.

- eso no tiene nada de interesante, tu y yo no hemos hecho nada juntos, a ver que se van a creer - Rafa, fingiendo indignarse

Dejadme seguir y no me interrumpáis, voy a contaros algo que ni siquiera Rafa sabe. Hace algunos años, iba con mi familia, como todos los veranos a la playa. Allí alquilábamos un apartamento durante un mes. Ese año había tenido una pelotera de órdago con mis padres, pues no me apetecía lo mas mínimo irme con ellos, pero no hubo mas cojones que ir, entre otras cosas porque no tenia un duro y tampoco tenia planes alternativos con mis amigos. Al comienzo de la estancia en la playa intentaba ir a mi bola, chocando día a día con mi padre, que ya empezaba a hartarse de mí. Lo único que conseguí fue el salir algunas noches a la discoteca y que no me dieran la brasa si volvía de madrugada.

Tres en casa (relato erotico).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora