Capítulo 5. Pensamientos.

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Una vez que hubo salido Jungkook, Taehyung se sentó fumando su pipa que estaba casi apagada.

Prácticamente no le ponía tabaco, solo un poco para poder encenderla y aspirar el suave olor de madera que tenía ese utensilio que había pertenecido a su abuelo y a su padre y que ahora él usaba con boquillas nuevas.

Pensaba melancólicamente, en su familia. En la vida tan diferente que tenía cuando vivían ahí, durante las vacaciones que tenía en la universidad.

Su padre y su abuelo, hablando de libros, de escritores y de filosofía. Tratando de mejorar el mundo de una manera humanitaria y justa. Mencionando a Sócrates y a Platón, basando sus ideas revolucionarias un poco en el capitalismo y otro poco en el marxismo que combinados, según ellos, podrían hacer de éste mundo, un mejor lugar para vivir.

Sonrió pues en verdad lo creían, sin embargo jamás consideraron que fueran ellos mismos, acusados de robo y fraude, de evasión fiscal y colgados en medio de la plaza que quedaba frente al palacio de gobierno de su ciudad.

Cuando el muchacho, en Yale, supo la noticia, inmediatamente salió hacia su país, un día antes de que llegara la policía con una orden de captura.

Eludió, por poco, que lo detuvieran, y no pudo hacer nada para evitar que torturaran y ejecutaran a toda su familia, solo para apoderarse de sus riquezas y posesiones.

Desde ese momento nació el Taehyung rebelde. El hombre que al principio era un muchacho instruido en Leyes y economía, para convertirse en el rebelde que habría de tomar un arma, por primera vez y enfrascarse en una lucha, que finalmente terminaría con la aprehensión de Jun y su familia en Japón.

Ahora, nuevamente en Jeju, en el hospital militar, debía comenzar a poner un poco de orden en el país que había revuelto.

Pensaba también en Yoon Gi, en su forma de ser tan directa y sin temor, pues decía lo que pensaba sin ningún pudor.

Sabía que ese hombre sería un excelente consejero, pero también sabía que nunca se quedaría junto a él, pues no predicaban la misma filosofía.

─ "Ojalá yo pudiera ser como él. Vivir mi vida, sin preocuparme de los demás, del qué dirán y de lo que hago. Vivir solo por vivir. Haciendo lo que más me gusta." – Pensó mientras sonreía.

─ Toc toc. – Sonó nuevamente la puerta.

─ Adelante. – Les dijo. Miró hacia la puerta para ver quién entraba.

─ Traemos a Nam Joon y Seokjin. A éste último, Jungkook lo había puesto sobre el potro, antes de que llegáramos. – Le explicó Hoseok.

─ Que entren. – Le dijo sin más. Observó a Jin quién entraba pálido y decaído.

─ Por favor, siéntense caballeros. – Les dijo, levantándose de su asiento. Caminó con un fuete en la mano.

─ Preséntense ante el líder Taehyung. – Les ordenó Hoseok, pegándoles en la espalda, levemente.

─ Kim Nam Joon, oficial de regimiento, 453554545. – Le contestó sin agregar nada más.

Entonces habló Jin. - Kim Seokjin, sub oficial de regimiento...- Y repitió su número de placa.

Taehyung esperó a que terminara y luego les dijo:

─ Antes que nada, le doy una disculpa por lo que hizo Jungkook. – Se dirigía a Jin. – No somos así. Pero él es un chico demasiado apasionado. Lo lamento. – Carraspeó un momento, percibiendo que el mayor eludía su mirada y luego continuó. - Necesitamos ir con las tropas que aún están escondidas, y queremos que ustedes vayan con nosotros y les digan que todo ha terminado. Siempre sucede que algunas células de combatientes, se quedan incomunicados, esperando órdenes. – Les dijo Taehyung. – Nam Joon, tú irás con nosotros y les dirás que la guerra terminó. – Le ordenó Taehyung.

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