Me lo quede mirando atónita, estaba media mareada por la situación y por verlo a él.
- ¿Qué haces acá? ¿Cómo me encontraste? ¿¡¿CÓMO CARAJOS TENES UNA ESTACA?!? – la situación me estaba sobrepasando.
Finn es mi primo, por parte de mi madre. Nunca se me ocurrió que él supiera algo, ya que, mis tías no eran cazadoras y no sabían nada. Uno nacía con este don, no es que se era seleccionado.
- Primero que nada, tranquilízate. Si no llegaba a tiempo, hubiese pasado lo peor. Fuiste muy inconsciente en venir sola.
- No, no lo fui. Así lo pidieron ellos. Siento que necesito demasiadas explicaciones acerca de esto ¿Por qué no sabia nada?
Me dedico una de esas sonrisas de costado, características de él – Soy tu ángel guardián. Siempre que algo malo estaba por pasar yo lo evitaba, sigo tus pasos desde el momento en que naciste. Mejoraste tanto como cazadora, pero todavía falta un pequeño paso para ser excelente.
- ¿Ángel guardián?
- Cuando un cazador es bautizado como tal, se le asigna otro cazador que va a protegerlo en caso de que las cosas se salgan de control. Yo pedí ser el tuyo, tuve que hablar con todo el consejo para lograrlo, pero no nos habíamos dado cuenta que eso ya estaba predestinado. Por esa misma razón tenemos la misma marca de nacimiento.
Instintivamente me levante la manga de la campera, siempre dijimos ser gemelos por tener la misma mancha en forma de estrella. Ahora todo empezaba a tener sentido.
- No podía decírtelo, hasta que cumplieras la mayoría de edad, adelantarme un mes no le hará mal a nadie.
- Gracias por cuidarme todo este tiempo Finn, en ambos mundos.
Mi primo es alto, atlético, tenemos los mismos rasgos, ojos marrones y pelo castaño, por lo que la gente creía que éramos hermanos. Nos criamos juntos porque mi tía siempre estaba de viaje y él se quedaba con nosotras en la casa. Es más grande que yo por tres años, pero nunca fue un impedimento ni nada por el estilo.
- ¿Cuándo llegaste de Londres?
- Hace dos días... Acabo de venir de la reunión. Tal como todos pensamos, están planeando algo aquí en la ciudad. No se sabe con detalles que es, pero hay rumores de que planean hacer un pacto con los Doches. Lo que nos parece raro es que lo estén haciendo a las espaldas de Jack.
Al escuchar eso se me paro el corazón. Era algo muy malo.
- Tenemos que entrar por la ventana así tus amigos no te ven, además, tengo que hacerte puntos en la herida.
Subimos por el árbol que tengo en la ventana de mi habitación, Finn fue a buscar el botiquín al baño mientras yo me sacaba la campera que había quedado toda dañada.
- Sabes, era mi campera favorita.
Su risa de escuchaba desde la otra habitación – Eres increíble.
Vino con esa gran aguja toda esterilizada, me puso un poco de anestesia en espray y comenzó a coser. No me daba impresión ni era el mayor de los dolores, ya que, en si el corte dolía por si solo.
- Sigo pensando que si te hubieses ido a ver con ellos dos días antes no habría llegado y...
- Todo esta bien, no fue dos días antes, fue hoy. Ahí estuviste. Sabes muy bien que así es nuestra vida y no podemos hacer nada para modificarlo. Pero, si quisieras estar todo el día, podrías venir a vivir aquí, con nosotras.
- Jenny, ya hablamos de esto, no puedo hacerlo.
- No hay nada que te lo impida, estas en una fraternidad que no sirve para nada. La Universidad está cerca de aquí, no tendrías dificultades. Te presto mi auto, lo juro.
- Sabes que tengo el mío propio... ¿Eso es lo qué quieres?
- Más que nada en el mundo.
No entendí muy bien porque se estaba riendo, pero riendo con muchas ganas.
- Genial, porque ya me instalé en la habitación de al lado – mis ojos se abrieron como platos – Antes de que quieras aniquilarme, recuerda que estoy terminando de coserte el brazo.
- Bueno, solo por eso. Esta quedando bastante bien, una cicatriz más para la colección. Que tonta que fui yo al querer pasar por la puerta de vidrio de mi padre, que estaba rota. Me asombro de mi misma.
- Muy creíble, buena actuación.
Para que nada pareciera muy raro, me limpie un poco y me peine. Volvimos a usar el árbol y entramos por la puerta principal, los chicos se preocuparon al ver mi venda, pero al instante se calmaron cuando les explique que me había pasado en lo de George. Abrazaron a Finn, ya que, se conocían y como dato interesante su mejor amigo era Caleb.
Algo que me sorprendió fue que Chloe dejo el celular la noche completa, solo porque mi primo estaba presente, lo que me llevo a darme cuenta que estaba enamorada de él pero de una manera tonta: reía por todo lo que decía, le servía Coca-Cola y le daba la razón en todo. Lo deje pasar, pero me voy a aprovechar de esta situación como una buena amiga.
- Si no se enojan, me voy a dormir. Estoy muy cansada, las porristas agotan mi vida. Duerman donde quieran, menos conmigo.
Dicho y hecho subí a mi habitación, al llegar al pasillo sentí ruidos provenientes de mi cuarto. La ventana estaba abierta cuando había recordado cerrarla. Instantáneamente agarre una estaca que tenía en un cajón, en la oscuridad veía como alguien se movía. No iba a atacar en el momento porque no sabía con qué me iba a encontrar. Se notaba desesperado por algo en mi mesita de noche. En el marco de la puerta me quede en silencio. Finn apareció al lado mío diciéndome que haga silencio, al momento en que ambos entramos corriendo, el extraño ya se había ido.
- ¿Tienes algo de valor por aquí?
- Que podría ser de valor para ellos, porque lógicamente eso no era un ladrón común y corriente.
- Cierra la ventana con traba, lo que necesites me gritas.
Cerré la ventana tal como me había dicho, me puse el pijama y me acosté. Al momento en que me apoyé en la cama sentí un ruido como papel, justo debajo de mi espalda. Me volví a levantar para ver que era, para mi sorpresa otra nota
"Ten cuidado, no tienes idea lo que se esta por venir. Vengaremos la muerte de todos los nuestros. Glendale como lo conocías va a desaparecer. No vamos a matarte, tranquila, te convertiremos y tendremos siempre de nuestro lado. Dulces sueños. – Z"
