Mi mamá no hablo en todo el viaje de vuelta a casa, tuve que ser yo quien rompiera el hielo.
- ¿Qué te pasa?
Tardo unos segundos en responder – Nada.
- ¿Por qué siento que no te creo?
- El día que seas madre lo entenderás, no me interesaba estar expuesta a los peligros cuando tenia tu edad. No llegaba a comprender lo que le pasaba a tu abuela cada vez que salía de casa para ir a cazar. Ahora me pasa a mí, no pensé que corrías tanto peligro hasta ahora, siento que un día no vas a volver a entrar por la puerta.
- Ma... Tranquila, aprendí de las mejores. Puedo estar atenta, además, tengo mi ángel.
- El tema ángel... no deberías haberte enterado hasta tus dieciocho. La junta no lo sabe y ya mañana es tu cumpleaños. Te dejaremos la casa si quieres hacer algo.
- Puede ser, lo pensare. Pero si quisiera lo haría hoy, para festejar toda la noche.
Y ya lo había pensado muy bien, iba a hacer una gran fiesta, el rumor había corrido muy rápido por todo el Insti. Todos iban a ir. Épico.
Llegamos a mi casa, hoy no había clases por alguna reunión del consejo escolar. Agarre mi celular, llame a Caleb y lo pase a buscar.
- Nene, sube tu trasero. Vamos a comprar todo.
- Vas a comprar tú, más todo lo que lleven los demás, esto va a ser genial. Voy a twittear el horario y la dirección.
Fuimos a un Walmart, directo a la sección de alcohol. Comenzamos a agarrar sin mirar.
- Los chicos del equipo van a llevar barriles.
También fuimos a la parte los snacks, sabíamos que a todos les agarra hambre en las fiestas.
Menos mal que le pedí ayuda, porque con todo lo que era, sola no iba a llegar al auto.
- ¿Cuándo hablaremos del beso? – Decía buscando que música poner.
- Yo esperaba a que tu estuvieras listo. Si lo quieres hacer ahora, hagámoslo.
- ¿Qué fue entonces?
- No sé, esperaba que tu lo supieras.
- Eso quiero Jenn, saber que fue lo que hizo que nos besáramos. Y que hizo que quiera hacerlo de vuelta.
- Probemos.
Antes de arrancar, desabroché mi cinturón, me di la vuelta y lo besé. Igual que la primera vez. Con la misma intensidad.
- Esta genial – Decía acomodándose el cabello – Podríamos ser amigos con beneficios.
- A mi me gusto demasiado, acepto el trato. Regla principal, no dejemos de ser lo que somos.
- Trato.
Nos dimos la mano aceptando y nos fuimos. A Caleb lo deje en su casa, mientras yo me iba a la mía a prepararme. El día se había pasado bastante rápido entre todas las compras.
Estuve parada frente a mi vestidor alrededor de treinta minutos. Agarre mi celular y marque.
- No se que ponerme.
- Soy tu amigo, no amiga ¿Para qué están las chicas?
- Están en la misma situación que yo, solo que no tienen que opacarme, textuales palabras de Chloe.
- Busca en tu corazón y lo sabrás – Corto la llamada.
Volví a marcar otro número.
- Ven a mi habitación.
- Estoy en la puerta mirándote – Corte.
- Finn, no se que ponerme.
- Lo sé, lo que te pongas te va a quedar bien, no eres así. Despreocúpate.
Le hice caso y me acorde que había guardado un vestido negro ajustado para alguna ocasión especial. Me llegaba un poco más arriba de las rodillas, me resaltaba mucho la figura y tenia dos tiritas negras como mangas. Fui hasta mi lugar favorito que era donde estaban mis zapatos, hice tatetí con los ojos cerrados y agarre. Eran mis plataformas favoritas, negras también, con unas cadenas en plateado.
Mi pelo es lacio así que lo deje así, me puse un labial matte y un poco de mascara de pestañas. Baje y ya estaba casi llena mi casa, apenas me vieron todos gritaron y pusieron la música. Era una gran fiesta.
Los chicos con su campera del equipo, eran quienes más ruido hacían. Había de todo tipo de gente, conocida y no también, suele pasar que llevan amigos de amigos. Me encontré con las chicas.
- La estamos pasando genial, por cierto, estás hermosa – Me decía Lexa a los gritos.
- Gracias, ya estas colorada, eso quiere decir que estuviste tomando mucho.
Estallamos en risas porque sabíamos que esto se iba a poner muy gracioso con nuestra amiga alcoholizada. El ambiente te dejaba llevar, me hacia tragos a mi gusto, nadie me molestaba, todos me saludaban.
- Ya son las doce, así que a cantar el feliz cumpleaños gente.
Y era un gran coro cantándome, celebrando mis dieciocho años.
Era mi turno de pararme arriba del parlante.
- Gracias a todos por venir a pasarla bien, por tenerme en cuenta. Que empiece la fiesta – Todos gritaron y la música se puso más fuerte.
Iba paseando por toda mi casa para ver que nadie rompiera nada, Sali un segundo afuera para poder respirar un poco. No había casi nadie, solo dos chicos fumando lo que reconoci como marihuana.
- ¿Quieres Jenn?
- No gracias, disfruten ustedes.
Me fui a sentar a las hamacas, que estaban solitarias y hace años abandonadas.
- ¿Hoy es tu cumpleaños?
Como siempre no me costo reconocer su voz.
- ¿Qué haces aquí Jack?
- ¿No puedo saludar a una vieja amiga?
- Justo es lo ultimo que somos, no puedo matarte ni aquí ni hoy ¿Por qué lo haces?
Su cara se torno muy seria.
- Me entere lo que te paso, lo que te hicieron ver los Doches.
- Fue muy extraño, puedo llegar a entender el porque me mostraron como vampiro porque es lo que no quiero ser justamente, pero no entiendo por qué eras tú el que me agarraba de la mano.
- No lo sé, me he roto la cabeza pensando. Deben saber que te ayude, ahora vienen por los dos.
- ¿Tienes miedo? – Gozaba.
- Mate 30 Doches alrededor de toda mi vida y eso que soy inmortal ¿Crees que tengo miedo? Niña tonta.
Trague saliva, no sabia que él los odiaba – Si los matas ¿Por qué estás haciendo tratos con ellos?
- Porque me di cuenta de lo fuerte que son y los necesito, para tomar el poder absoluto. Así que ya lo sabes, voy a ser tu peor pesadilla y espero ser yo quien te convierta.
Le di una piña tan fuerte en la cara que me quedo doliendo la mano.
- Ya lo veremos – Le dije secamente y volví a entrar a disfrutar de mi cumpleaños.