2. La llamada.

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Truenos, tormentas y viento fuerte caían sobre el instituto.  Eran las tres en punto. Última clase del día. Plástica. La profesora les dejó salir cinco minutos antes, tiempo que Ayelen, nuestra protagonista, aprovechó para llamar a su madre. Quería decirle que con esa tormenta difícilmente podría llegar a casa, por lo que pedía que la recogieran en coche. Nada. Cinco llamadas seguidas y nada. Decidió irse andando, tendría que llegar a casa tarde o temprano. Una llamada. Ayelen cogió el teléfono posteriormente depositado en el bolsillo derecho de su chaqueta. No era su madre. No estaba segura de si cogería el teléfono o no, pero optó por la primera opción. Llamaban del hospital. No podía ser. Mireia, su madre, estaba ingresada en el hospital, al parecer tuvo un accidente con el coche, la doctora, la cual no daba más explicaciones, le dijo que se hallaba en la segunda planta. Número ciento cincuenta y cinco; colgó. Ayelen ya lo sabía. Siempre le estuvo advirtiendo a su madre de que no cogiera el coche ebria, pero no le prestó atención. Dió media vuelta y caminó en dirección al hospital, aunque luego lo pensó mejor;no. No iría a visitar a su madre por el momento. Decidió irse a su casa para hacer una de esas cosas que su abuela, en esos momentos, no querría que hiciera. De qué manera echaba de menos a su abuela en momentos como aquellos. La necesitaba más que nunca.

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