Desde la noche en el que el Dr. Sergey entró al auto, preferí disculparme con Victoria y decirle que próximamente ella tendría que buscar su propio taxi porque al menos yo, no tenía intención de tener conversanciones por demás extrañas a media noche con alguien a quien apenas toleraba.
Lo cierto es que, una de las cosas que tienen en común los periodistas con los científicos es el nato sentido de la curiosidad.
El tiempo pasaba demasiado rápido y después de pasar la primavera faltaban apenas un par de semanas para que se aproximara el Verano. Realmente el tiempo estaba pasando demasiado rápido para todos.
La semana pasada habia tenido una entrevista en una revista de modas y aunque la moda y la alta costura no era parte de mi estilo, el dinero, era bienvenido. Victoria se habia mudado a mi casa y cada vez el desastre de veía venir, a la par que la alacena parecía haber sufrido un asalto.
- Oye, ¿ya viste a ese chico? - comentó Victoria tapando su boca con un paquete de galletas tratando de evitar que el chico leyera sus labios.
Como si a 7 metros lo fuese a hacer.
-Hum... sí, su trasero eso es lo que veo. -confirmé con una sonrisa mientras mordia la parte interna de mis labios-. No es tu tipo. - aseguré igualmente.
-¿ y cuál es mi tipo, según tú? - cuestionó girando su cuerpo sobre sus talones hasta estar frente a mí-.
-Dudo que chicos fresa que jueguen Golf, y que tengan que decidir que tarjeta de su paps* usar - dije por lo bajo mientras pasábamos a su lado.
Vic tomó un par de dulces y frituras más para después añadirlas al carrito de compras.
- Es que hace mucho no tengo sexo... Como una semana o así. -dijo sin medir sus palabras por lo que solté una carcajada.
El chico que venía tras nosotras negó con gracia y tomó entre sus dedos la piel entre sus dos cejas.
- pobre de ti... - dije con sarcasmo y caminé con el carrito fuera de aquel pasillo.
- El Dr. Sergey ha preguntado por ti, como una vez cada día... sigo si entender su obsesión -dijo de la nada haciendo que parte de mi espalda se tensara, igualmente de la nada.
- Estoy saliendo con un chico... más grandecito que un chico - dije y... Aparentemente con nerviosismo.
Si algo estaba claro en aquella declaración es que fue apresurada por lo siguiente:
1.- fue un contra ataque.
2.- apenas conocía al susodicho.
3.- por muy "perfecto" que fuese, no iba a llegar ni a tener una relación.
Era guapo, sí, carismático, sexy, un cuerpo fenomenal y trabajado sin llegar a lo grotesco, y flirteaba con una sutileza mezclada de arrogancia. Era tan bueno que aburría.
Era un Chile en medio del desierto.
Te hacia salivar y aguantar la sed, pero nunca sería suficiente.
- Se llama Vincent - dije y mordi mis labios mentalizandome para el reproche de Victoria por no haberle dicho antes.
- ya te faltaba, afloja la pelvis - dijo y levantó su mano al aire para chocarla con la mía a lo que correspondi riendo.
Tres segundos después se acercó a un chico y directamente le pidió su número.
El chico se extraño pero no le tomó ni un segundo entrar en sintonía.
Ahora ella tenía su número y volvió conmigo avanicando aquellos dígitos frente a mi rostro.
-Si no te pones las pilas, ya te tengo un reemplazo de novio - dijo y volvió la vista hasta asegurarse de que su novio la estuviera viendo.
Él rió y tomó aquel papel entre sus manos.
|...debo de decir que aquel papel era una etiqueta de la ropa en el centro comercial...|
- Creo que Rachel lo necesita más que nosotros.- dijo y me pasó el número quedando tras de mí con Victoria a su Lado.
Michael era el novio de Victoria desde dos años atrás, su relación siempre habia sido peculiar hasta más no poder, siempre se habían exigido independencia el uno del otro y aún así yo no podría dudar de que era la única pareja que me hacía creer en el amor de una manera pura.
Aunque ellos nunca deberían saber eso.
Michael años atrás había trabajado conmigo en una sesión para la comunidad estudiantil en la Universidad en la que estudiábamos, más que ser alguien destacado en logros, era alguien destacado en actitud.
Eso era aún más interesante aunque físicamente tampoco pasaba del promedio.
Chico de 1.80, esbelto, cabello castaño y ojos claros, cafés miel para ser exactos, y un par de tatuajes en áreas visibles.
Probablemente ellos eran romance puro, aunque ninguno de los dos lo aceptará.
...
Y bueno... ¿cuando lo conoceré? - cuestionó Victoria mientras acomodada su ropa tras haberse subido de copiloto en el auto de Mike.
Ay...
Pero claro que eso iba para mi.
Estúpida Rachel.Hmm... no tengo idea. -dije y tomé mi celular para tratar de pretender estar ocupada.
- Ajá. Invitalo a la fiesta del viernes. - ¿declaró? ¿ordenó?
Estaba enfadada por no haberle contado antes, la cuestión era qué... era complicado.
- Es un hombre muy ocupado, no creo que pueda...- dije y está esta vez una cara de confusión se vio plasmada en mi rostro.
No sabía ni lo que estaba diciendo y de aquella no me escaparía.
- ¿Hombre?, Rachel, ¿acaso te acuestas con un señor casado o un tipo apuntó de morir? - preguntó y se movió en su asiento hasta verme directamente en los asientos traseros.
Yo buscaba ayuda de Mike, pero el bruto de Mike claro que se burlaba de mi desde el espejo retrovisor.
- no es casado, pero si mayor... Ni siquiera cerca de morir y... Lo conocí por el medio. Lo entrevistó un superior y yo saqué las fotos.
... debo de admitir que me siento una ... adolescente... somos Ana y Christian*. Ana por lo estúpida y Christian por lo sexy y arrogante. - dije y suspiré sin ganas.
- Para. ¿te has acostado con él? -Casi chilló y el auto se detuvo en otro semáforo.
Esto... sí, era un interrogatorio.
- No, aún.
- ¿aún?
- aún - Afirmé y entonces le dirigí la mirada a Vic. - Ya te darás cuenta.
- ¿entonces sí irá? - Cuestionó por primera vez Mike.
- sí... - dije sin ganas.
Él... quería una relación no sería pero si duradera llena de coqueteo, sexo y una que otra cita formal, ir a cafés, teatros. Lo que estaba super chido, pero... Yo soy y era una de las personas que fácilmente se aburren, Asique trataba de retener al torbellino tanto como pudiera.
- ¿cómo dices que se llama?
- Vincent Shepard
Vincent Shepard era el hijo mayor de una activista de Boston, que no era más conocido que el promedio de las personas en aquel lugar, y muy a diferencia de su madre, le daba mucho igual las actividades altruistas. 39 años y podía decir que seguía disfrutando explícitamente de los placeres carnales para los que habíamos sido procreados. De una manera tan primitiva, la atracción entre las feromonas y testosterona.
Yo podía atestiguar a su favor. Pero por ahora no lo haría porque seguíamos en un juego de estirar y soltar la cuerda para ver quién caía primero.
[Bad together, Dua Lipa]
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Flowers to Bloom
Fiksi RemajaRachel, no más que una joven de 24 años que está por vivir el mejor año de su vida entre salas de hospitales, calles en Boston, tinta en las imprentas, aventuras, viajes y alguien con una sonrisa para hacer las flores crecer.