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Había pasado la tarde, asomándose la noche, cuando Alec estaba llegando a su casa, recibido por su hermana con una mirada de preocupación.

– Alec, por el amor al ángel, ya llegaste. – Le abrazó más fuerte de lo normal.

– ¿Qué pasa Izzy? – Deshizo el abrazo, sintiendo la ligera punzada de placer en su parte trasera.

Esa cosa sí estaba cumpliendo con su función.

– Jace y yo, te hemos estado mandándote mensajes y marcando, ¿dónde estabas? Ah no, olvídalo no me digas. – Rieron ligeramente.

El pelinegro no quería que su hermana se involucrara con los problemas que su mamá quería generar, pero sentía que debía decirle.

– Izzy, mamá...

– ¡Mamá!... Hay algo que debo decirte.

– Primero yo, te tengo que contar algo urgentem-... – Sus palabras fueron interrumpidas, cuando la puerta principal fue abierta.

Alec se extrañó al ver a su mamá con una sonrisa en la cara, más aún cuando Magnus la había corrido de su trabajo. Pero cuando una pareja entró detrás de ella y su papá, supo que lo que demostraba era su doble cara.

– Mis niños, ya están aquí, háblenle a Jace, tenemos invitados muy importantes.

Alec volteó a ver a su hermana mientras subían las escaleras a paso lento; ya que, el plug se sentía cada vez más a fondo.

– Eso te iba a decir, mamá hizo otra cena con la familia a la que no pudiste conocer la vez pasada. – Le susurró.

Su madre estaba jugando todas sus cartas, estaba más que dispuesta a apostar todo. Pero Alec no se dejaría ganar tan fácil.

Debía pelear por Magnus que lo esperaba en su casa.

– Okey, suficiente, Jace. – Entraron a la habitación del rubio que veía la tele. – Tenemos que hablar.

Jace omitió comentarios por la falta de aviso antes de entrar a su habitación, Izzy cerró la puerta al ver la urgencia de su hermano mayor y decidieron solo escuchar.

– Esto estará feo de decir pero es la verdad.

– Solo dinos Alec, sabes que te apoyamos. – Habló tranquilamente su hermano.

– Hoy fui a la oficina de Magnus, mamá fue a pedirle un "favor" mientras que yo me había escondido. – Era claro que iba a omitir detalles. – En pocas palabras... Mamá dice que me estoy juntándome con gente mala y quiere mandarme a un lugar para alejarme de todos y hacer lo que ella quiere.

Hubo un silencio profundo para procesar lo poco dicho, pero después de unos segundos, ambos hermanos reaccionaron, Izzy se enojó y Jace solo se preocupó por el futuro de su hermano.

– ¿Qué? ¡Está loca! No puede hacerte eso, además ya puedes tomar las decisiones que quieras. – Exclamó en susurro la pelinegra.

– Legalmente, puede, pero dentro de una semana cumplo los dieciocho, por lo tanto... Me escaparé para evitar más problemas, como el que tenemos abajo.

– Alec... ¿Estás seguro de lo que dices? Por lo que sé y he visto, apenas y conoces a ese hombre, o mejor dicho, a ese señor.

– Es un abogado prestigioso Jace, googléalo, la cosa es que me apoyará en todo, está dispuesto a ayudarme, aparte, nuestra querida madre quiere jugar algo muy sucio.

– Entonces era eso. – Dijo Izzy, atrayendo la atención de sus hermanos. – La había escuchado cuando llegué de la escuela, estaba hablando por teléfono y le pedía a alguien que buscara a un buen abogado con rapidez.

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