PARA: Ti, si es que en algún momento llegases a leer esto, a propósito... mentí cuando esa noche te dije que temía perderte, mentí porque, a decir verdad, me da igual el tenerte o no.
El viento grita tu nombre.
A veces escucho susurrarle a mi oído todo lo que yo no sé de ti, otras veces lo ignoro porque se me hace de mal gusto el querer visitar las flores de aquel cerezo y que las hojas secas lleguen a mí, a hablarme de algo que no quiero saber.
Me quedo perpleja cuando los pájaros llegan a mi ventana a decirme que encontraste a alguien más en tu vida. Me dicen que ahora yo no soy la causante de provocar tu insomnio, y que todas las sonrisas que has tenido en tu rostro ya no son por mí.
No sé porque es tan importante para ellos el que yo sepa lo que ha pasado con tu vida.
A veces escucho llorar a la luna silenciosamente, escondida en cualquier lugar del oscuro cielo, tratando de consolar su dolor con alguna estrella que quiera escucharla pero, nadie quiere. Su voz es frágil cuando me dice que hay ocasiones donde puede escucharlo hablar con ella, me dice que una lágrima se le escurre por su rostro luminoso mientras escucha decirle todas las cosas que alguna vez me dijo a mí, me dice que jamás encontró a alguien como él que tergiversara del amor.
Y es ahí cuando quiero silencio.
No quiero que las noches sepan a ti, no quiero que el viento me susurre tu nombre cuando visite las flores de los cerezos para ver el atardecer ahora que no estás.
Quiero que el viento sea viento, quiero que acaricie mi piel mientras veo el último rayo de luz, sin necesidad de que me hable de ti.
Quiero que la luna se sienta dichosa de encontrar a alguien que le dedique sus palabras, no quiero que llore por alguien que no sabe el significado de la palabra amor.
Y que si la tierra da un giro, que me permita cambiar las cosas.
Que si los pájaros deciden acercarse a mi ventana, que sea porque quieren silbar la melodía armoniosa de la libertad, no quiero que me aten a personas de las que alguna vez me aferré; quiero soltar.
Que si alguna vez la luna decide llorar, que no sea por él ahora que no está conmigo; que sea por mí, si alguna vez vuelvo a perder la cabeza por alguien.
Que si los pájaros se enteran de algo nuevo en su vida, que no me lo digan, no es necesario escuchar algo que ya no tiene importancia para mí.
Y que si las hojas de los árboles de los cerezos caen para sentarse junto a mí, que no sea nada más que para acompañarme viendo un hermoso atardecer.
No quiero que me hablen de él cuando pido escuchar la brisa del mar, no quiero que se sientan mal si ahora él tiene a alguien más en su vida, no quiero más rumores, quiero paz sin necesidad de que atormenten mis días.
Y les prometo, que si alguna vez vuelvo a verlo, no le contaré todas las veces que el viento susurró su nombre, ni siquiera cuando las hojas caían de los árboles sólo para recordármelo, tampoco mencionaré las visitas de los pájaros y no hablaré de la luna, de todas las veces que la encontré llorando por él.
Si alguna vez vuelvo a verlo, les prometo que le diré cuanta paz me llevó su ausencia, le diré todas las veces que el viento acarició mi piel y las otras en la que las hojas de los árboles se caían sólo para acompañarme a ver el atardecer; le diré que desde su partida los pájaros no hacen nada más que silbar libertad cerca de mi ventana y que la luna encontró a una poetisa que sabe dedicarle sus escritos.
Les prometo que le diré cuan feliz me hizo la vida desde que él encontró a alguien más, porque desde que él empezó a tergiversar del amor, las palabras nunca habían tenido tanto sentido para mí.
12:38 pm
21/04/2018
Mónica Rojas - Poetisa loca.
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Crónica de un ensueño infalible
RandomEstoy aquí, sentada, escribiendo para aquel que no tiene voz, escribiendo para aquel que quiera reconocer las palabras de una escritora, de aquella que se sumerge en la utopía perfecta de un deseo, en personas que alguna vez le pertenecieron, en la...