Hasta que todo termino.

Capitulo 30- ¿De que estoy hecha?

El día había sido diferente a todos, al salir de su casa se había llevado impresiones preocupaciones que le habían durado lo suficiente, quizás estaba exagerando pero aquella señora y la conversación de sus padres no le dan buena espina y sabía que tarde o temprano un nueva tormenta iba a desatarse en su hogar, no le era ninguna novedad esto, pero tampoco le caía mal un poco de paz, al menos unos meses sin tantos desafíos.

Sus padres eran personas muy serias por lo que no esperaba nada demasiado malo, pero la confusión de que nada le fuera ajeno, permitía a su mente pensar que cualquier cosa podría pasar, pero intentaba estar tranquila.

* - 9 meses después -*

Los rayos refulgentes del sol no le permitían abrir los ojos con exactitud, pero sentía una clase de libertad, al sentir la brisa húmeda y los rayos calientes del sol a la vez labrandose en su rostro, el sonido de los pájaros en vuelo y las olas chocar de las piedras, uno de los atractivos que más le hacían relajarse cuando pasaban problemas parecidos.

Aquel muelle sin duda era hermoso y aunque solía visitarlo con Merry cuando era niña, este aun permanecía igual de genuino y sentía que al estar allí retrocedía en el tiempo y su alma podía volver a hacer como cuando era niña, limpia sin problemas y sin preocupaciones, sin nada de que temer, más que de cosas simples, cosas que final no importaban.

Carolane se había alejado hasta dicho muelle, siempre recordaba cómo llegar pues lo había visitado con frecuencia cuando niña, quizás fue el mejor lugar y pensó que no podía allí encontrarse con nadie.

- ¡Mira a quien tenemos por aquí!- Carolane pudo escuchar una voz apacible y tranquila que aumentaba de grosor al agregar de los pasos en la escalera del muelle donde se encontraba.

Carolane aun no volteaba su cabello se separaba con el viento y volaba con las ráfagas del mismo, ¡cuánto disfrutaba el ver el mar y sentir su brisa yodada!

-Que no piensas voltear a verme - Replicó tomando lugar a su lado.

- ¿tú? - Carolane abrió sus ojos, lentamente intentando sopesar lo que están viendo no podía abrir bien los ojos, pero había salido del extasiado de ellos y el placer de su horizonte.

-Sí, no pensaba volver pero aquí estoy, el viento arrastra muchas cosas.

Carolane sonrió, y quitando el cabello de su cara, se acercó y le estrecho con un abrazo.

- Mark, nunca pensé que diría esto pero me has hecho mucha falta, me han pasado muchas cosas, no hay orden en mi vida, y eres de esas personas que me enseño que cambiar a veces no es lo mejor, cuando cambias las cosas que siempre debiste conservar - Carolane soltó una lágrima pura que bajo con rapidez por su mejilla siendo secada por la brisa salada del mar y el sol.

-No sé que tanto halla pasado en mi ausencia, pero estoy seguro de que fue lo suficientemente fuertes por que... Tú no eres la Carolane que conozco la que, se hubiese marchado desde que me vea, o me hubiese dicho algún extraño piropo por mi ahora anticuada forma de vestir- Mark había cambiado mucho también, desde su forma de vestir hasta su forma de pensar, ya no era el mismo chico de antes que no pensaba al hacer las cosas, su plan poco organizado de cambiar e irse lejos había ayudado vastante en su conducta, pero había algo que no había cambiado y ese algo era... Su amor por Carolane.

- Ahora todo es diferente, me he dado cuenta de lo que he perdido, y que las veces que te rechazo solo te expresaba a mi manera mi forma de quererte, quizás nunca te ame, pero si te quiero y no voy a pedirte que te quedes aquí en un lugar donde más que buenos recuerdos hay malos, y quiero que sigas tu camino, y mereces mucho en la vida, me preguntarás que por que te digo todo esto y es que... He tenido mucho tiempo para pensar en la cosas que he hecho mal y las pocas que he hecho bien en los últimos meses y en años anteriores y... ¿un error? fue fingir que te odie siempre y luego darme cuenta que cuando estas mal, todo... Todo te hace falta.