«Una última vez»

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Ni Yuki ni Jūzou sabían que hacer exactamente ahora que finalmente estaban afuera, el plan inicial era simplemente estar en las calles, qué hacer después, ya era un pensamiento que se desarrollaría una vez estén dónde en ese momento estaban, lejos del edificio de la organización de la Cabra Negra y escabulléndose por las calles para evitar toparse con alguno de los miembros del consejo de la organización. En esa hora pico, era dónde estaban más activos.

—Jūzou, ¿qué haremos ahora?

El muchacho meditó su respuesta unos segundos.

—¿Qué tal si comemos algo? Me muero de hambre, Yuki-chan —dice, sin abandonar su sonrisa plácida y alegre, algo desconcertante con respecto al hecho de que su piel pálida y sus ojeras le daban un aspecto más amenazante y perturbador. Mas Yuki jamás le tomó importancia, para ella, Jūzou era un tipo interesante con una personalidad inquietante pero que te atrapaba quisieras o no; quizás por eso Haise se llevaba tan bien con él y Ken prefería mantener una relación profesional.

—Estoy de acuerdo; los bombones de hace rato eran libre de gluten y siento mi estomago completamente vacío —acotó, tocando su vientre sobre la ropa—. ¿Qué me dices de udon? No he probado uno desde hace siglos y después… —ambos se quedan mirando con los ojos abiertos—. ¡Donas y mochi! —exclaman en conjunto y chocando las palmas, provocando que un par de transeúntes se les quedaran viendo extrañados, pero poco les importó y siguieron riendo como niños.

—¡Vamos por ello entonces! Conozco un buen lugar dónde hacen un udon que te encantará —señala Jūzou, tomándole la mano para comenzar a caminar.

Los ojos de Yuki brillaron.

—¿De verdad? Excelente —espetó con entusiasmo, siguiendo a Jūzou y restándole importancia al gesto que sus manos entrelazadas significaban para los demás. Para ellos, significaba que eran tan unidos como Yuki lo era con sus hermanos.

O, bueno, si es que sus hermanos lograban abrir los ojos y la trataran como un ser humano civilizado y no como una demente que debía estar en constante observación. El pensamiento le provocó dolor en las tripas, haciendo que bajara su vista al suelo y el agarre en la mano de Jūzou se hiciera más fuerte. Y él, aunque lo notó, no hizo nada más que enviarle una mirada de soslayo, comprendiendo sin más lo que pasaba por su cabeza.

Sin embargo, algo en la calle hizo que Jūzou se detuviera y Yuki chocó contra su espalda, frunciendo el ceño y saliendo de su ensimismamiento.

—¿Jūzou? —preguntó confundida.

El muchacho le hizo una seña de silencio, colocando un dedo sobre su boca al tiempo que la empujaba hacia un costado de un puesto mercante, ocultándolos de la vista de la calle.

chaos ; reBORNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora