Los pecados han sido liberados y el renacimiento ha surgido de una forma esplendorosa que traerá más de lo que hayan imaginado.
Kaneki Yuki ya no es la misma, pero el mundo tampoco.
Prepárense, porque el caos, era sólo el comienzo.
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Fanfiction basa...
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Era una extraña ironía que, para arreglar su pequeña y rota familia, Yuki debía apartarse para, primero que nada, ordenar su mente. Y ¿qué mejor forma de hacerlo que comenzando con los asuntos pendientes con la clase 1-A en Yūei?
Comentar que no estuvo aterrada e histérica bajo el severo escrutinio del director Nezu era decir poco. En la reunión estuvieron presentes los principales profesores de su clase, y su hermano Ken, al ser el adulto responsable por ella. Toda la charla se mantuvo con la cabeza en alto, pero sus ojos eran otra cosa; su intención jamás fue la de dar pena o lástima o excusar un comportamiento digno de un villano, mucho menos ser la razón de temor frente a la seguridad de los estudiantes. Quería mostrarse segura de sí misma, de que esa decisión era buena y benigna. Pero no todo en la vida es perfecto. Yuki no era perfecta, sus emociones eran un caos, y la seguridad en una sociedad donde delincuentes y cosas malas sucedían tampoco lo era.
Lo único que existía en la mente de Yuki era una posibilidad.
—Yuki-san —la pasividad en el rostro del director no congeniaba con la severidad que mostraba en sus ojos—, ya escuchamos a su hermano, ¿qué tal si usted nos proporciona su opinión ahora?
Yuki pasó saliva, manos abriéndose y cerrándose en puños sobre su regazo, con el sudor humedeciendo su nuca y sienes. Su cabello recogido en una coleta alta no evitaba que los flecos sueltos no cosquillearan la piel de su cuello y rostro. Estaba con los nervios en punta, temerosa de que, si abría la boca, solo diría estupideces que la harían ver puertas cerradas y profunda negación.
Inhaló profundo por la boca, dándose coraje con las imágenes del pasado y corto semestre en los que convivió con personas maravillosas, donde se permitió sentirse alegre a pesar del constante peligro atosigando cada uno de sus pasos. Rememoró sus recuerdos con gratitud, dolor y esperanza, en anhelos que debían ser escuchados.
Tenía que hablar, debía dar su versión de la historia, su versión de las cosas. Sin embargo, una sola cosa se remarcó a fuego en su cabeza.
—No tengo nada que agregar —musitó, voz baja y expresión solemne—. Además de pedir por algo que bien no podría ser capaz de volverse realidad.
Los ojos de Aizawa-sensei se agudizaron, atento y con los oídos preparados. A Yuki no se la pasó por la cabeza que el hombre estuviera dispuesto a escucharla, no después de lo que él mismo vio esa terrible noche en el campamento. El principal testigo de lo que su antiguo ser le hizo a uno de sus estudiantes, a uno de sus propios amigos...
Parpadeando para descartar cualquier mal pensamiento, se enfocó nuevamente.
—Ilumínanos, Kaneki-shōjo —propuso All Might, con una imagen completamente diferente a lo que fue. Él era el vivo retrato que cada persona tenía sus secretos y un lado que no quería que nadie viera.
