PARK JIMIN.
Todo era muy confuso, no entendía que estaba pasando, y ya ni siquiera sabía quien era, me cuesta creer que me comí a todos ellos ¿Qué mierda estaba pasando aquí?
- ¿Enserio no tienes idea de que era esa cosa? -Namjoon me preguntó, estaba parado al frente de mí, con los brazos cruzados.
- Lo digo enserio, no sé que pasó, no sé que hice, no sé nada. -agarré mi cabeza y cerré los ojos, intentando entender todo.
-Esto es un problema Namjoon, tú mismo viste lo que le hizo a los demás, en cualquier momento nos va a matar a nosotros. Se tiene que ir -Jungkook se levantó del sofá y me quedó mirando.
-De aquí no se va nadie, esto es un problema muy grande, como mencionó Jungkook, pero no echaremos a Jimin a la calle, somos lo único que tiene. -Namjoon volvió a hablar.
-Veremos si llegas a cambiar de opinión cuando nos haya matado a todos.
Y se fue molesto a su habitación, escuchamos el portazo que dio cuando llegó a esta. Yo quería saber que eran ellos, ellos no eran normales, para nada.
- ¿Qué cosa son ustedes? -les solté de la nada y miré a Namjoon.
- Tarde o temprano ibas a enterarte, sé que puede sonar loco, pero-
- Todo esto parece una locura.
- Bueno, Jimin, nosotros somos lobos, somos una manada.
Solté una pequeña risa, porque era muy fantasioso todo, pero cuando lo volví a mirar, Namjoon estaba muy serio, y supe que era verdad ¿todo este tiempo estuve viviendo con una manada de lobos?
- ¿Qué soy yo? -le pregunté con miedo.
- No lo sabemos, no creo que seas uno de nosotros, nuestra especie no se come a otros.
Cerré los ojos al recordar todo eso, es lo más asqueroso y macabro que he hecho.
- ¿Entonces? -empecé a jugar con mis dedos- ¿Jungkook tiene razón?
- Eso no lo sabemos, Jimin. -Yoongi se puso a mi lado y comenzó a acariciar mi espalda.
Suspiré leve, no podía creer que esto esté pasando. Mientras los demás seguían discutiendo sobre lo que había pasado, todos se quedaron callados, se levantaron y de repente, la puerta sale volando, estrellándose con la pared detrás de nosotros, 8 o 10 tipos entraron, la mayoría de ellos tiraron a los chicos al suelo, y a mi, me golpearon con algo en la cabeza. Todo se volvió oscuro.
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- ¿Me estás diciendo que este chiquillo se comió a toda la manada de los Wang? ¿Él sólo?
-Si señor, no quedó nadie.
No conozco esas voces, me dolía la cabeza y las muñecas, mis ojos empezaron a abrirse, había dos hombres delante de mi, mirándome, no los conocía. Intenté bajar mis brazos, pero estaba encadenado.
- ¿Qué cosa eres? -preguntó uno de ellos mientras se arrodillaba para llegar a mi altura.
-No lo sé, no tengo idea de que estás hablando. -me dio un fuerte golpe en el rostro.
- Lo repetiré de nuevo. ¿Qué cosa eres? -me miró.
- No lo sé.
Me dio otro golpe en el otro lado del rostro, y así estuvo por más de media hora, golpeándome, preguntándome por algo que ni siquiera yo sabía.
Me sentía débil, uno de mis ojos se había cerrado, así que supuse que estaba hinchado y morado por que me palpitaba, ellos se fueron dejándome a oscuras, no entraba ni una pisca de sol, ni siquiera sabía si ya había amanecido.
- ¿Por qué está pasando esto? -me dije a mi mismo-. ¿Qué cosa soy realmente?
Tenía muchas preguntas, de las cuales no habían respuestas. Mis ojos se cerraron, estaba muy cansado y necesitaba dormir.
Un fuerte golpe me despertó, los mismos tipos habían entrado, pero traían un bulto, lo tiraron delante de mi, era un hombre, muy lastimado, su sangre me molestaba, y lo sentí de nuevo, mi cuerpo ardía, estaba respirando tan fuerte que la saliva se salía de mi boca, y se volvió todo negro, como esa vez.
"Está todo tan oscuro, otra vez no sentía mi cuerpo, pero escuchaba gritos, escuchaba huesos rompiéndose.
¿Por qué no puedo usar mi cuerpo? Es como si mi mente fuera la única viva."
Pude sentir mi cuerpo nuevamente, mis ojos se abrieron lentamente, y ahí estaba el hombre que habían colocado frente a mi, pero ya no quedaba nada, solo huesos ¿De verdad me lo comí? ¿Sin dejar nada? Mis ojos se llenaron de lágrimas, inmediatamente me limpie la cara y la boca, tenía sangre en todos lados, aún sentía ese sabor metálico en la boca y en mi lengua, no quería ser esta cosa, no quería.
Así estuve prácticamente una semana, una semana comiendo personas, una semana recibiendo golpes, una semana sin ver el sol, una semana sin ver a los chicos, una semana en donde este cuarto estaba llenándose de huesos y carne. Una semana sin saber aún que cosa era.