capítulo 09.

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PARK JIMIN.

Está todo tan oscuro como siempre ¿Por qué no puedo controlarlo? ¿Por qué yo? Necesito de alguna forma salir de aquí, no puedo permitir que esa cosa lo mate, necesito recuperar mi cuerpo.

- No dejaré que uses mi cuerpo. -me paré- ¡¿Oíste?! ¡No te dejaré usar mi maldito cuerpo!

Comencé a golpear las paredes, mi puño se estampaba en estas, tengo que salir, tengo que liberarme de él. Con cada golpe que daba soltaba un grito.

-¡DÉJAME SALIR! -grité, con el último golpe que di, todo se vino abajo, y la luz volvió.

Al abrir los ojos, pude ver todo, Yoongi estaba en un rincón cubriéndose con sus brazos, me acerqué lentamente a él, mi cuerpo se sentía muy pesado, y aún podía sentir el olor de la sangre, era muy fuerte, pero sabía que ya lo controlaba.

-Yoongi... -le toqué el hombro, este de inmediato sacó sus brazos de su rostro, estaba llorando, era la primera vez que lo veía llorar-. Tranquilo, no le haré daño. -le sonreí.

- ¿Cómo es que...? -se acercó a mi- ¿Cómo es que lo controlaste?

- No lo sé, sólo lo hice. Ahora tenemos que salir de aquí. -lo ayudé a levantarse.

- Tienen a los demás encerrados. -este se apoyó en mi para poder moverse.

- Los sacaremos de ahí, pero antes. -me puse delante de la puerta, podía ver al sujeto que había estado torturándome durante semanas mirándonos por la pequeña puertecilla que esta tenía-. Tengo asuntos que solucionar con ellos.

-Jimin. -este me quedó mirando, ya no tenía esos ojos llenos de terror- Mátalos a todos. -sonreí por eso y le asentí con la cabeza.

Yoongi se apoyó en la pared que estaba al lado de la puerta, y yo pateé con tal fuerza la puerta que esta se estrelló con la pared de al frente, inmediatamente salí y ahí estaba, mirándome con tal arrogancia.

-Si lo sacas no podrás controlarlo, y ellos morirán por tu culpa. -sonrió convencido con lo que decía.

Me acerqué rápidamente donde él y lo tomé del cuello, levantándolo del suelo, este me miraba fijamente, pero está vez, su mirada estaba llena de miedo.

- ¿Cómo lo...

- ¿Cómo lo logré? -lo interrumpí-. Fue gracias a ti. -apreté fuerte su cuello- Te haré una pregunta, si contestas mal, te haré gritar de dolor. -repetí lo que él decía cada vez que me torturaba- ¿Quién les dijo que me trajeran aquí?

- No te creo capaz de-

Metí mi puño en su estómago, este pegó un grito.

-Lo volveré a preguntar ¿Quién les dijo que me trajeran aquí? -agarré su cuchillo de su cintura y puse la punta en su pecho, sin presionar.

- No puedo-

Clavé lentamente la punta del cuchillo, sentía su piel rajarse cada vez que este entraba

- ¿Quién les dijo que me trajeran aquí?

- No lo sé. -dijo entre sollozos-. Por favor ¡Sólo seguía ordenes! -afirmó mi mano para que parara.

Terminé de clavarle el cuchillo en el pecho, y sonreí mientras lo miraba fijamente a los ojos, agarré bien el mango de este y tiré hacía abajo, hasta su estómago, sus intestinos cayeron al suelo y la sangre salpicó en mi cara y cuerpo, cuando lo solté este cayó inmóvil al suelo.

Miré el cuerpo inmóvil del sujeto y esa sensación volvió a mi cuerpo, me relamí los labios, los cuales estaban con gotas de sangre, respiré hondo y me arrodillé frente el cuerpo.

-Solo un poco.

Metí mi cabeza en el estómago abierto, comiendo lo que hubiera dentro. Creo que esto me gusta. 

Colmillos Salvajes (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora