- ¿Qué es esto? - preguntó bastante intrigado y confuso.
- Un hechizo...Es magia blanca...con esto se eliminan los malos espíritus. Y en este caso, con el peso de los crucifijos, ardera hasta que no quede nada de él.
Hoseok le observó, él estaba hablando en serio.
Miro al vampiro dividido, y se encontró con que este le observaba lleno de odio, se sorprendió de ver que la cabeza aun desprendida del cuerpo seguía funcionando perfectamente.
- Muchacho, toda la comunidad te perseguirá por esto, y tu pecado aquí presente, te hundirá en la desgracia. - y escupió en dirección a Hoseok, quien retrocedió y le miro enojado. Estaba harto de ese tipo.
- ¿Qué tengo que hacer? - preguntó decidido.
- Recitarlas.
Hoseok comenzó a leer las palabras, mientras sentía que su cuerpo flotaba a medida que lo hacía.
Abrió los ojos, viendo como el vampiro comenzaba a gritar, mientras su cuerpo ardía, y se convertía en cenizas.
~•~
Yoongi tropezó por segunda vez con las enormes raíces que se alzaban por el lugar, no se recordaba tan torpe, se preguntó si era entonces que estaba envejeciendo.
- Noona dime por favor que estamos cerca, estoy muy cansado.
Jayah le miro y suspiró, llevaban todo el día caminando, sin pista alguna y encima ya estaba anocheciendo, y según el oscuro y nublado cielo, se acercaba una tormenta.
- Esta bien, entra en la caravana. Welsh y yo, haremos guardia.
Yoongi obedeció y entró en esta, observó todo a su alrededor, no era muy grande, pero era lo suficientemente espaciosa para acomodar una gran lona, y algunas cestas de paja para guardar los alimentos.
Era bastante acogedor.
Se acostó sobre la lona, y tanteo las mullidas almohadas hechas de plumas. Le parecían más cómodas que las suyas.
Pronto se durmió.
Sintió como le movían del brazo, mientras le llamaban. ¿Por qué tanta insistencia?
- ¡Yoongi! ¡Despierta! ¡Nos están atacando!
Abrió los ojos de golpe, viendo que aún seguía acostado entre las almohadas de Jayah, se incorporó desorientado, mientras veía como Kavi le hacía señas de que se apurara y salía de la caravana.
- ¡Son vampiros! - gritó Kavi. Mientras corría convirtiéndose en un gran lobo marrón, en dirección a un chico de cabello naranja.
Este le tomo del cuello y de un solo golpe lo azotó contra el suelo. Kavi comenzó a soltar lloriqueos, mientras se retorcía.
Jayah enterró sus garras de mitad de transformación en el lado derecho uno de los vampiros, y lo empujo con toda su fuerza contra un árbol.
Yoongi pudo sentir, cada golpe como si fuera él, recibiéndolos. Y mayoritariamente era su problema, tenía esa rara sensación de absorber el dolor de la gente, si observaba demasiado a alguien. Razón por la cual no pudo hacer nada para salvar a sus padres.
Porque se quedaba ahí, estático, sintiendo todo en carne propia.
- ¡Yoongi! ¡Pelea! - Gritó Jayah con mucha fuerza, casi desgarrando sus pulmones, había conjurado un escudo de energía, cubriéndolos por completo, y mientras observaba las heridas y chillidos de su moribundo hijo, dio vistazo a su alrededor viendo como Welsh mordía el cuello de uno de los monstruos, y al voltear hacia Yoongi, se dio cuenta que este no reaccionaba aun, por lo que no le dejo alternativa más que incitarle a luchar. Aunque estuvieran rompiendo el código moral de su raza.
Por lo general, los gitanos eran pacíficos, o así le había educado su padre, pero el momento en que vio a su hermoso Kavi en sus últimos momentos, saco su parte violenta, quería ver arder a esos malnacidos vampiros.
Conjuró un hechizo para manejar las ramas de los árboles, y moviéndolas ágilmente atrapó en ellas al vampiro que anteriormente atacaba a su alfa.
Yoongi reaccionó al sentir al rubio acercarse lentamente a él, como presa y cazador, pero en su mirada no había hambre, no había odio, era otra cosa. Era lujuria.
Esos ojos rojos, relucían gritándole sexo. Los vampiros eran conocidos por ser lujuriosos, por mantener prácticas de tríos y orgias, como también el BDSM.
-Será un placer morderte mientras follamos. - dicto el chico. Yoongi sintió un escalofrió recorrerle, mientras asentía.
¿Por qué asentía?
- ¿Lo deseas verdad? - y volvió asentir. Mientras sentía un ardor en su garganta. Y su cuerpo temblando, y sudando.
Sintió el tacto de este, le estaba acariciando la cara, quemando su piel con las yemas de sus dedos.
Yoongi sonrió. Le encantaba esa sensación.
- ¡Yoongi es una distracción! - gritó Jayah mientras luchaba contra los dos vampiros restantes. Pues Welsh se encontraba en el suelo inmóvil.
Kavi soltó un lloriqueo que marcó el fin de su existencia. Yoongi observó al vampiro frente suyo, este abrió los ojos.
-Volveré por ti, precioso- susurro, para marcharse corriendo a toda velocidad perdiéndose en el bosque.
Mientras abandonaba a sus camaradas a su suerte, quienes, al segundo de su partida, ya se encontraban con sus cabezas desprendidas de su cuerpo y con Jayah recitando palabras en un idioma que él no conocía.
Vio como los vampiros se convertían en cenizas, mientras gritaban horrorizados. El aire se llenó de sus restos y los gritos se desvanecieron.
En el bosque solo se escuchaba los chillidos de Jayah, y los gritos de impotencia de Welsh, mientras tomaba piedras al azar y las aventaba contra la nada.
Yoongi, recordó aquel fatídico día en que vio morir a sus padres. En que tuvo que huir, y alejarse por completo de su antigua vida, hasta de su único amigo, su primo.
De nuevo la vida golpeaba a personas inocentes, todo por unas criaturas sin control.
Ellos ya habían enfrentado la perdida de sus allegados, de sus compañeros en la anterior batalla. Ahora perdían a su hijo.
Y él seguía ahí, observando el camino por el que se fue, deseando ir por él. Sin saber si por venganza, o por cumplir la promesa que este le hizo. Tal vez fuera ambas. Pero en definitiva quería verle de nuevo.
Soy un masoquista.
Jayah cubrió el cuerpo de Kavi con una manta, y se acercó a él, aun con lágrimas en los ojos.
- ¿Estas bien? - preguntó en un susurro. Yoongi asintió, vio como Welsh se levantó y limpiando las lágrimas que colgaban de sus ojos, rodeo la cintura de Jayah y enterró su nariz en el cuello de esta.
Yoongi asintió.
- Lo siento noona. - dijo suavemente. - Yo...no podía moverme y...
Jayah negó con la cabeza y le abrazó.
- No es tu culpa.
Yoongi resopló, se sentía como ahogado en el momento en que recordó a su primo, ese idiota algún día tendría que recordarle y le recriminaría que todo era su culpa. Si es que le volvía a ver.
Mocoso de mierda. ¿Dónde estas?