Taehyung haló de la mano al omega. Le llevo de nuevo a su habitación, y cerró la puerta.
El lugar era un caos. A pesar de tener pocas pertenencias, el coleccionaba pinturas, y pasando su mano por estas, bufó molesto, casi todas estaban rasgadas. Las marcas de garras entorpecían la pintura, y le daban un toque más siniestro.
Observó a Hoseok. Este le miraba triste. El omega tanteaba su dolor. Su mayor pasión estaba arruinada.
- Esta bien omega. - resopló.
Hoseok se acercó a él, y le abrazo por la espalda, Taehyung se tensó, y tembloroso colocó sus manos en los brazos que le envolvían, y las acarició suavemente. El omega soltó un leve suspiró, estaba complacido con el dulce toque del alfa.
- Todo es tan raro...especialmente porque seas de dos especies...- Taehyung asintió.
Se sentaron en el sillón, miraron el sol en su punto. Y fue entonces que sintió una pesadez en su cuerpo, sintió que le enviada el sueño, el vampiro recostó su cabeza en el hombro del omega, y cerró los ojos, este sonrió al ver que el chico se quedaba dormido sobre él, y paso a echar su cabeza sobre la de este. Jamás pensó que haría ese tipo cosas con un vampiro, que al principio solo le veía como su cena. Todo parecía tan irreal, que en la vida todo girara tan rápido que su cazador, terminara siendo de su misma especie, y su pareja destinada.
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Después de enterrar el cadáver de Kavi, partieron retomando el camino que tenían planeado, fue completamente incomodo caminar al lado de dos padres en luto, Yoongi solo rogaba poder llegar a encontrar a Hoseok y la mocosa esa, de paso el vampiro escurridizo que acabo con la vida de alguien que comenzaba a considerar su amigo.
Pasaron las horas, no sabía exactamente cuántos días habían pasado, y ya estaba exhausto, pero justo cuando iba a pedir un tiempo de descanso, divisó a lo lejos un castillo de paredes negras, como carbonizadas.
Extrañamente la naturaleza a su al redor se notaba diferente, demasiado seca, casi sin vida, como si todo se muriera lentamente.
- Este es lugar, aquí está Hoseok.
Yoongi volteo a ver a Jayah a su lado, con la cabeza en alto, observando en una torre al vampiro de cabello rubio, junto a uno de cabello rojo.
Ellos se dieron cuenta, de eso estaba seguro. Aun cuando no habían mostrado señales de haberse percato de su presencia, sabía que ellos eran conscientes que estaban observándoles, solo estaban esperando que a bajaran la guardia, tal vez les atacarían mientras dormían, y habría otra guerra más que tendría que enfrentar, y a juzgar por la cantidad de humanos que entraban y salían del castillo, eran de poder y prestigio en el mundo vampírico, sin duda eran ancianos, ya que su resistían la luz solar. Y la pregunta del siglo ¿Cómo harían ellos para rescatar a Hoseok?
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- Taehyung, el consejo te ha citado. - dijo Namjoon. - Y padre está muy enfadado.
El peli plata le miro furioso, y cansado, estaba comenzando a sentirse mareado, y eso solo significaba una cosa, debía alimentarse.
- ¿Para cuándo me han citado?
- Estarán aquí en la noche.
Y ahí estaba, tendría que dormir un poco e ir a atacar algún sirviente.
-Padre pidió hablar contigo ahora. - El asintió.
Dejó en el sillón, al omega adormilado, y partió al encuentro con su padre, que había resultado no ser el verdadero. Pero aun así continuaba siendo su modelo a seguir.
Caminó por los pasillos de piedra hasta llegar a los aposentos de su padre y las numerosas mujeres humanas que tomaban turno cada cierto tiempo para ser de alimento o la carne caliente que todo vampiro necesitaba.
Siempre había sido así, con todos, tenían de dos a diez mujeres, y un mínimo de 5 hombres a su disposición, todos voluntarios, todos adictos a la embriagante sensación que provocaba el succionar la sangre, y al placer de ser mordido durante el sexo.
- Padre.
Taehyung entró y se sentó en una silla, frente al escritorio que cubría el gran ventanal, el que iluminaba el cuarto por completo, a pesar de que su padre no era un gran fanático de recibir los rayos de sol. Cosa que era extraña, cuando era al que menos afectaba de su familia, por ser el más antiguo.
- Taehyung ¿cómo te atreves a quemar a un miembro importante en el consejo?
-El imbécil estaba atacando mi omega... y nadie ataca a mi pareja.
- Ya veo, esto es cuestión de lobos. - Suspiró- No voy a decir algo en contra de esto, porque sé que tu parte alfa está actuando según sus instintos de protección, pero el consejo no entenderá razones como estas, debes encontrar la manera de convencerlos.
- ¿La hay?
- No lo sé.
Taehyung miró los ojos escarlatas de su padre, sabiendo lo que eso significaba.
Guerra.
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Jayah y Welsh estaban en la caravana tomando un descanso, mientras Yoongi hacia guardia.
Se encontraba haciendo círculos en la tierra con una rama, escuchando el viento soplar contra los árboles y a los búhos cantar, el bosque parecía tranquilo, pero él sabía que era la paz antes de la tormenta.
Recordó aquel episodio donde perdía a sus padres, que le llevó también a borrar de la mente del único familiar vivo, su existencia.
Entre los flashes de un recuerdo y otro, escucho unas pisadas, no parecían cuidadosas, más bien, como hechas con el propósito de llamar la atención. Se levantó rápidamente en dirección de donde provenían.
Se encontró con la figura de aquel rubio, el vampiro que había acabado con la vida de Kavi, el que seguramente colaboraba con el secuestro de Hoseok.
-Veo que viniste a visitarme.
- ¿Dónde está Hoseok? - Yoongi quería golpearse la cabeza contra un árbol, acababa de revelar el porqué de su presencia, ahora estaban advertidos, se llevarían a Hoseok a otro lugar, y era su culpa.
- Está con su pareja. - dijo de forma suave, casi seductor.
Yoongi sintió el escalofrió recorrerle, sentía el deseo viajar por su cuerpo, la lujuria ardiendo y gritando por el placer que prometían esos colmillos.
La mano pálida y fría del vampiro le hizo estremecer, sintiendo una debilidad que le hizo flácidas las piernas, se dejó llevar por la intensidad de la sensación, la caricia más placentera, el contacto más exquisito que alguna vez experimentó, haciéndole sentir sus parpados pesados, cayendo en un abismo de placer, se desvaneció en los brazos de aquel malévolo ser.
