Cap. 5: Resaca.

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Amanecí en casa de Lilly. No estaba segura de cómo había llegado hasta ahí, pero le agradecí a mi cuerpo  por haber logrado eso, aún cuando este no contaba con mi conciencia.      

            Todas estábamos compartiendo el mismo colchón inflable, luciendo pésimas. Con la ropa y maquillaje corridos en distintas medidas. Era normal que, cuando dormíamos en el mismo lugar, yo fuese la primera en levantarme, no porque no amara dormir, cosa que hago, sino porque siempre tuve algo con las mañanas, veía hermoso el cambio de colores del cielo, tanto como la frescura y la humedad del ambiente. Caminé sin hacer ruido hasta el baño, ahí encontré mis zapatos y mi campera de cuero hechos un bollo en la bañera, embarrados y húmedos. Me lavé la cara eliminando los restos de maquillaje e intentando reducir mis ojeras. Sólo logré lo primero. Bufé mirando lo demacrada que tenía la cara en el espejo que se encontraba arriba del lavamanos, cuando vi en el reflejo de este, sobre la tapa del inodoro, mi celular. Gracias a Dios no lo había perdido. Desbloqueé la pantalla, feliz de que esta no tuviese ni un rasguño, y observé sorprendida la cantidad de mensajes que tenía.

Abrí mi conversación con Jannies, porque aparentemente ayer había enviado varios mensajes.

                       

            “Dnde estas?” –Jen.  2.45am.

            “Mira a eze bommmmmbon” –Le envié, a las 3.12, con una foto adjuntada. La imagen se encontraba movida, pero se distinguía a un chico de perfil, vistiendo jeans negros ajustados, con algunos cortes en  las rodillas, y un buzo Vans azul oscuro, tomando una cerveza, y haciendo algo en su celular. La foto se veía oscura, y los ojos del chico se veían rojos.

            “Zorra!” –Jen. 3.47am. Su mensaje también tenía una foto adjuntada, del mismo chico, pero esta vez, tomada de más lejos, con una chica besándolo, colgada a su cuerpo mientras él tenía sus manos en las caderas de ella. Esa chica era yo. Mierda.

            “No preguntes, no cuentes.” –Le respondí yo, a las 4.02am.

            “Pareces una de las putas de Tina y Lilly, con tantos scretos pelotudos, seguro que se cogen entre ellas.”. –Ese, por suerte, era el último mensaje de la conversación. Y lo había recibido a las 4.12am. Borré la conversación, por si alguna de las otras chicas tomaba mi celular, y abrí la siguiente, con Tina.

            “Enferma. No te metas donde no te llaman. Y dejá de hacerte la pacífica, cuando todas sabemos que hablas mierda de nosotras con Jennifer. Muéranse.” –Mierda, ese mensaje me lo había mandado a las 4.15am.

            “Si djras de ser taaaaaan rara, no tendriamos x que hablar mierda sobre vos” –Yo le había respondido esto a las 4.32am. Lo que me costaría arreglar esto ya me producía dolor de cabeza. Por suerte nuestra conversación terminaba ahí.

           

            “Heyyyyyyyyyyy, q tal desconocido?” –Le mandé a Ashton, a las 2.17am.

            “Hola, extraña. No mucho, en una fiesta de cierta amiga, ¿Vos?” –Me envió, a las 2.24.

            “Iguaaaaal. ¿Le ofnde, señor, si le pregunto si este vestido me hace un buen culo?” –Le mandé a las 2.28am, con una foto adjuntada del vestido de ayer, de perfil. Bueno, esa sería la última vez que tomaba alcohol. En mi vida.

Mensajes. (Ashton Irwin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora