Cap. 18: Culpable.

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Dos días después de la  videollamada con Meg, estaba en casa, tocando la batería, cuando escuché a mamá llamándome desde arriba, en el living. Subí las escaleras, y la observé con el correo en la mano.

            -¿Qué pasa, ma? –Pregunté.

            -Te llegó una carta. –Me la alcanzó, distraída, leyendo otra cosa.

      -¿Una carta?. –Me llamó la atención, dudé que fuese de una persona, pues nadie se comunicaba de esa manera, pero no se me ocurría de dónde más podría haber salido. -¿De quién?. –Pregunté, al no encontrar el remitente. Mamá hizo un gesto con los hombros, y caminó a la cocina, volví a bajar las escaleras y sentarme en el banquito enfrente del instrumento que estaba tocando tiempo atrás. Observé el sobre, sólo tenía mi nombre, y la dirección. La abrí, estaba escrita a mano sobre una mitad de hoja oficio, claramente cortada a las apuradas, y sin ningún elemento. La desprolijidad remarcaba qué tan bruscos eran aquellos quienes habían enviado la carta.

            “¿Nos extrañabas, Ashley? Supongo que sabrás quienes somos. Esto es sólo un recordatorio amigable de que sabemos dónde vivís, y te avisamos que empieces a tener cuidado con quiénes te hablas”

 

Sólo Meg me decía Ashley, ¿Era alguna clase de broma?, lo consideré, tal vez era Luke. Pero más tarde me sonaba ridículo, ¿En qué clase de broma me  dejaban tirado y ensangrentado en el piso de una Universidad vacía?, no era gracioso en absoluto, nadie sería tan bestia.

            Releí la carta, buscando algo que relacionar. Algún indicio.

“¿Nos extrañabas, Ashley?” No creí que fuese casualidad que usaran aquel apodo, una sola persona en toda mi vida lo había usado, obviamente, mi atacante estaba relacionado con Meg. Lo raro de todo esto, es que ella había estado bastante rara la última vez que hablamos, es la primera vez en un tiempo que no nos hablamos todos los días, desde que me internaron, creo.

            “sabemos dónde vivís” Sin duda, esto solo confirmó que el ataque venía directo hacia mí, estaba lejos de ser una equivocación. Y ahora, también sabían  mi dirección, y quién sabe qué otros datos. Era mejor mantener un perfil bajo.

           

            “te avisamos que empieces a tener cuidado con quiénes te hablas”  Esto era parecido a lo que el tipo que me golpeó me dijo al romper mi celular, él mencionó algo como “Para que dejes de hablar con gente con la que no deberías”, o algo así. Entonces no tuve dudas, Meg, si no era la responsable. Estaba atrás de todo esto de alguna manera.

            Tenía que confrontarla, me había traicionado, tal vez era incluso peligrosa, ¿Quién sabe?, tal vez aquel primer mensaje que me envió, no fue casualidad tampoco, tal vez ella sabía más de mí de lo que yo creía.

           

            Quise justificar esto de otra manera, pero quién más me  involucra a mí, a los celulares, y “Ashley”, me dolió aceptar que no había otra opción, al menos hasta el momento. Acabé por decidir esperar a que Megara me hable, para aclarar las cosas. Pero ella nunca lo hizo, cuando intenté hablarle, era demasiado tarde. Por algún motivo me había eliminado de todas sus redes sociales, y Skype, qué casualidad. Ella tenía la culpa de todo esto, sin dudas.

Mensajes. (Ashton Irwin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora