Capítulo 13

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Me fui a casa por la mañana. Todos estaban bien dormidos así que yo estaba libre a hacer lo que quiera. Fui a bañarme tranquila y prepararme. A las 11 me fui a la estación. Y allá le esperaba. Sin haber comido ya hace horas. Sin haber dicho nada a nadie. Sin avisarle. Sin avisar Ana. Cuando quería llamarla a contarselo, llegó Álvaro.
"Hola niña." (Beso) - "Hola Álvaro." - "Llegaste muy temprano." - "Tu también." - "Sí." (Se rió) "Yo soy medio-aleman. Yo tengo la permisión de llegar temprano." - "Medio-aleman queee??!" - "Sí. Mi padre es aleman." - "Que guay! Y tu madre española?" - "Sí." - "Cool. Dime algo en aleman."
Me miró a los ojos. Y yo a los suyos. Tan bonitos. Para enamorarme. Giró su cabeza al lado.
"No sé qué decir..." - "Algo como hola o como estás o lo que sea. Hablas aleman no?" - "Sisi. Hablo aleman. Vale 'hola' es 'hallo'. Y 'Cómo estás?' es 'Wie gehts dir?'. Y yo te digo 'ich liebe dich'."
Tomó mi pelo con sus manos, se acercó y nos besamos.
"Ich liebe dich.", repetí lo que justo dijo él. "Qué significa?" - "Te amo." - "Uhhyy. Pero es más difícil el aleman no?" - "Parece. No sé. Crecí bilingüe. Hablando aleman y español al mismo tiempo." - "Pero...que guay es esto! Y yo no sé ni hablar inglés!" - "Vale. No pasa nada. Estoy contigo. Te puedo ayudar." - "Gracias amor." - "Vale. Vamos a mi casa ahora...nos están esperando." - "Vale."
Subimos al metro, cambiamos dos veces de línea y al final nos bajamos en Sant-Cugat. Un barrio al que yo nunca fui en mi entera vida. Acá viven los mejores, me dijeron. Los malos, de su punto de vista. Del mío, sí los mejores, pero no son malos. Si él vive allá, no pueden ser malos los que viven allá. Nos bajamos y fuimos a su casa.
"Mamá! Papá! Estamos!", gritó al llegar.
Aparecían una chica, aproximatamente de mi edad, y un chico, de su edad. Después, Álvaro me señaló entrar. Entramos en una gran habitación. Tenían dos perros. Un negro y un blanco. En la sofá estaban sentados los dos chicos y una mujer de unos 50 años y un señor de 60. Su familia. Parecía tener buenos padres, una hermana menor y un hermano gemelo.
"Pasen. Que se senten con nosotros."
Álvaro me tiró a la otra sofá que era más pequeña.
La mujer empezó a hablar.
"No sé cuanto te contó nuestro Álvaro de su familia. Yo soy Leticia. Mejor llamame Leti. Tu eres Caro no?"
No sabía qué decir. Todo era tan impresionante para mi que perdí mi voz. Álvaro respondió en mi lugar.
"Sí. Es Caro. Caro? Todo bien?" - "Sisi. Todo bien. Disculpenme. Puedo...ir a la calle, respirar un poquito? Disculpenme. Lo siento...que pena..." - "Todo bien. Calmate. (A los otros) nos vamos fuera. Volvemos en unos minutos." (Leti:) "Todo bien. Cuidala."
Ya estaba en la puerta, Álvaro habló con ellos en aleman. Cuando llegó, nos fuimos a la calle. Quería gritar. Llorar. Correr. Morir. Quería contarle todo. Pero no le conocí bien. Si había contado todo a alguien quien no era Ana, me dejaron. Todos a los que conté todo. Todos los que pensaba pudiera confesar. Me dejaron. No quería que el me deje solo por esto. Visto eso, su familia, sus hermanos, sus padres, con los perros y todos unidos, ya no podía más. Abrazó Álvaro y empecé a llorar. Él se quedó tranquilo y me acarició.

Cuando le reconocí ya no estaba allíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora