Capitulo 6.- Tito y su casa

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Suspire apaciblemente mientras observaba el cielo lleno de estrellas, estábamos en la azotea de Tito y por primera vez en mucho tiempo me sentía tranquila y a gusto. Amaba observar la noche, me hacía sentir plena y simplemente esfumaba todos los problemas.

Mi amigo estaba sentado a mi lado con la mirada perdida y el ceño fruncido, parecía seguir razonando lo que le había contado sobre mi llegada al albergue, pero no quería que se preocupara, yo ya estaba aquí con él y quería olvidar todo lo mas rápido posible.

— Es un poco loco, ¿Quién demonios pudo haberte dejado en ese lugar? — inquirió, pero por su mirada fija en un punto lejano casi parecía una pregunta para sí mismo— y no solo eso, ¿Por qué?—esta vez volteo a mirarme y yo negué encogiéndome de hombros.

— Si tan solo supiera... — dije volviendo mi mirada al cielo, y era totalmente honesta, apenas recupere la conciencia lo único que hice fue preguntar quien me había dejado allí pero nadie parecía siquiera haber notado mi existencia, le pregunte incluso a los dueños del lugar si sabían algo sobre la persona que me abandono en el albergue pero negaron rotundamente poseer algún tipo de información aunque en el fondo sentía que me mentían, sin embargo y si ese fuera el caso ¿Por qué no podrían decírmelo? ¿acaso los amenazaron?

Y esas preguntas desembarcaban en otras ¿Por qué? ¿quién?

Descanse mi cabeza en su hombro, invadida por la plena sensación de que todo estaba perdido ahora, suspire profundo y mire nuevamente las estrellas; desde aquí casi parecía que todo podía resolverse con solo observarlas pues simplemente mi mente se quedaba en blanco, no habían problemas, no habían recuerdos ni dilemas, solo era yo y el silencio, pero no un silencio que me generara pánico si no un silencio que me daba paz.

Cerré los ojos respirando profundamente y en ese instante sentí como Tito acaricio mi mejilla con un tímido roce de sus dedos, sonreí inconscientemente para solo en cuestión de segundos abrir mis ojos y clavar mi barbilla en su hombro para observarle.

Y por supuesto mi mejor amigo estaba con una mueca que me recordaba al monito ese de Mariocart, Tito y sus problemas mentales sinceramente.

Empecé a reírme y sin dudarlo Tito se me unió después.

— ¿Por qué siempre haces eso?— inquirí con una enorme sonrisa en mi rostro a pesar de mi ceño fruncido.

— Porque el mundo merece ver esa sonrisa — tomo un pausa y apunto el cielo— mira, la Luna esta envidiándote en este instante— sentí mi corazón saltar con ternura en mi pecho, tenía que ser Tito— claro, ella desearía verse tan amarilla como tus dientes — y puff... se esfumo la ternura, ¡este hijo de su madre!, le mande un manotazo en el hombro y aunque trato de esquivarme logre golpearlo, que bien se siente la gloria.

— Estas agresiva mulita, te voy a tener que inyectar para evitar la rabia, a ver si funciona porque las hormonas de crecimiento aun no hacen efecto — volví a golpearlo a lo que Tito emitió un gruñido de disgusto, sonreí complacida.

— No podre lastimarte emocionalmente pero física si —declare con mis manos en alto, como si me sintiera orgullosa pero al ver a Tito riéndose entre dientes estreche mi mirada en su dirección, ¿y ahora que pensaba lanzar?

— Ni siquiera pegas duro— dijo y sin mas me pare de mi asiento para ir a buscar el ladrillo que estaba al otro lado de la azotea.— ¡eso es trampa! — grito cuando noto mis intenciones.

— Se llama apoyo — replique levantándolo del suelo, yendo de vuelta hacia él. Le vi hacer un gesto de protección colocando los brazos tapando su rostro haciéndome reír entre dientes.

LEJOS...  [#2]Where stories live. Discover now