Capítulo 37: Situación confusa.

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Ha pasado una semana desde que Marta despertó. Y hoy por fin le dan el alta y podrá irse a casa con su familia, es decir, Àlex y Joel.

Marta no ve la hora de salir de ahí. De poder dar más de dos pasos sin que nadie le diga que vuelva a la cama. Esta semana ha sido peor que cuando estaba embarazada. Al menos entonces nadie le decía lo que tenía que hacer.

-¿Donde se ha metido el medico con mi alta?
-Relájate Marta. Ahora viene.

No puede relajarse. Quiere irse de ahí ya. No aguanta más tiempo entre esas 4 paredes. Esto es deprimente. Pero el médico no tarda en llegar con su alta y ella no tarda nada en arrastrar a Àlex fuera de la habitación para que se la lleve a casa.

-Marta para un poco. No vamos a llegar antes al coche porque me arranques la mano.
-Valeee.

Llegan al coche y Marta no puede creerse que por fin esté fuera de esa habitación de hospital. No ve la hora de llegar a casa y de ver a su pequeño. Casi no le ha visto estos días.

El viaje se hace eterno para los dos. No cree que cuando lleguen a casa de Marta vayan a estar muy tranquilos. Pero es lo que hay.

Llegan a casa y Marta empieza a llamar a Almudena. Pero no contesta nadie. No hay nadie. ¿Dónde se ha metido su amiga? ¿Y Marc? ¿Dónde está Joel? El aire empieza a fallarle al instante. ¿Qué ha pasado?

-Marta. Marta respira.
-¿Dónde está Joel? Mi hijo. ¿Qué le ha pasado a mi niño?
-Ahora llamo a Marc. Relájate. Esto tiene que tener una explicación razonable.

Àlex sienta en el sofá a Marta y junto a ella llama a su hermano mayor. Pone el altavoz y se asegura de que a Marta no le va a dar algo.

-Hola Àlex.
-¿Hola? ¿Se puede saber dónde estáis? ¡¡AQUÍ NO HAY NADIE!!
-¿Dónde?
-¿Cómo que donde? ¡¡EN CASA DE LAS CHICAS!!
-¿Y qué haces tú ahí?
-¡¡TRAER A MARTA A CASA!! ¡Te lo dije ayer!
-Pero si yo...
-¡¡TÚ NADA!! ¿Dónde estás? ¿Dónde has metido a mi hijo?
-Ahora doy media vuelta. Íbamos a ir a veros. Pero si ya estáis en casa...

Àlex no quiere escuchar más. Cuelga y ahora tiene que ser Marta quién le calme a él.

-Àlex. Vamos a mí habitación.
-No tengo ganas Marta.
-Necesito descansar, el hospital no me dejaba dormir del todo.
-Claro. Vamos.

Marta se levanta del sofá y tira de Àlex con ella. Entiende su enfado, pero al menos ya saben que todos están bien. Aunque Marc y Almudena juntos en un coche... Mejor no pensarlo.

-Quita esa cara nene.
-Es nuestro hijo.
-Marc sabe cuidar de él.
-¿Le has visto con él alguna vez?
-Va a tener dos monstruitos pronto. Necesita prácticar. Déjale con Joel un ratito.
-Vale...
-Ven a la cama Àlex.
-¿Y si nos vamos a mi casa? No tengo ganas de aguantar a mi hermano cuando llegue.
-Mientras te calmes me da igual dónde estar.
-Pues vamos.

Y mientras Marta y Àlex salen de esa casa para irse a otra Marc y Almudena, junto a su pequeño sobrino dan media vuelta y regresan a Cervera.

-Estaba bastante cabreado.
-Bueno, es normal Marc. Es su hijo, y tú parece que no tienes muy buena cabeza tampoco.
-Estaba atento a que te pasaba y le entendí que fuéramos a ver a Marta hoy, no que le daban el alta.
-¡Ni se te ocurra ponerme a mí de escusa!
-Me dijiste que te encontrabas mal. ¿Cómo iba a estar atento a lo que decía Àlex?
-Vale. Culpa mía. Pero ya no podemos arreglar que Àlex se haya enfadado contigo.

Marc y Almudena no vuelven a hablar el resto del camino. No hasta que llegan a casa de esta y se la encuentran vacía. Lo único que encuentran es una nota que ha dejado Marta.

"Cómo sé que os vais a cabrear cuando no veáis a nadie pues os aviso de que estamos en casa de los chicos. Àlex no estaba de humor al no encontrar a Joel aquí. Volvemos pronto. Os quiero mucho, Marta."

-Asi que se cabrea conmigo por no estar y luego se va a casa. Será mejor... Tú vete a la habitación no te vaya a pasar algo.
-¿Ya vas a empezar a mandarme?
-Me preocupo por ti y los niños. Relájate.
-Ya.

Almudena hace caso a Marc, pero no porque se lo diga él sino porque está cansada. Ya van 28 semanas y siendo dos... Pues peor.

Marc la deja tranquila un rato, pero acaba yendo a la habitación a ver si necesita algo.

-¿Estás bien?
-Sí.
-Siento que en cualquier momento me vas a gritar y me vas a mandar fuera de aquí.
-No voy a hacerlo. Te necesito aquí.
-Ya. Esa es la única razón para no mandarme a la mierda, ¿no?
-Ya te lo dije hace una semana. No soy tu novia, pero soy la madre de tus hijos.
-Almudena...
-No quiero hablar de eso.
-Por favor.
-No estoy preparada para algo así. Déjame Marc. Prometiste no insistir.
-Solo quiero lo mejor para todos. Y Marta no va a ser tan...
-Ya sé lo que me va a decir Marta, pero es mi vida no la suya. Además, ella mandó muchas veces a Àlex a la mierda estando embarazada y todo.
-Te veo después. Àlex me ha llamado para que vaya a casa.
-Voy contigo.
-No. Me quiere a mí y a Joel. Tú descansa. No estamos tan lejos. Deja el móvil cerca por si necesitas llamarme. Pero no creo que tarde en volver.
-Vale.

Marc sale de la habitación y Almudena se tumba en la cama. Le habla a sus pequeños, de su padre. Y entre lágrimas se deja dormir. Todo eso que le dijo hace una semana es muy bonito, pero necesita estar segura de que lo dice de verdad y no por los bebés. Si resulta ser verdad... Entonces no pondrá oposición. Lleva queriendo eso desde que vio a Marc en la puerta de su casa aquel 7 de enero del año pasado. 13 meses, casi 14, atrás.

¿Hormiga Atómica? (MLLP 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora