҉ Todo es negocio ҉
Un enfermero le cubre echa desinfectante en el corte, porque sí, había sido un corte lo que se había hecho en la rodilla cuando cayó y fue lo suficientemente profundo como para que si se llegara a infectar causara mucho daño y peligro contra su salud. Aunque Abraham agradece la atención, no puede dejar de recorrer el lugar con la mirada. No han dado con Arlyn.
Quiere salir a buscarla, como lo había hecho David. Su amigo una vez lo puso a salvo, salió corriendo y lo perdió de vista, pero ¿cómo no perderlo cuando el lugar se había vuelto un completo desastre? Fuego, gritos, hombres desnudos y heridos corriendo por el lugar, gritando un nombre u otro. ¿Sus parejas? ¿Sus madres?
Las mujeres no dejan de pelearse, incluso con la presencia de la policía ya ahí, ellas siguen gritando y tirándose del cabello, en otro momento él hubiera hecho algo para frenarlas, sin embargo con todo lo que le habían hecho ni ganas tiene de si quiera mover un dedo.
— ¡Joven Abraham! —Miguel se abre paso entre la gente, algunos policías intentan detenerlo, pero el joven Imre impide que eso pase.
— ¿Qué pasa? ¿Estás bien? —recorre el cuerpo del mayor con la mirada, pero al no ver herida a la vista suspira de alivio. —Ya veo que no.
— No. Yo estoy bien, pero la señorita Arlyn.
— ¡¿Sabes dónde está?! ¡Dime!
— La vi peleando contra José, es peligroso ese chico. Lo quiero mucho, pero —la pena se ve reflejada en el rostro de Miguel, y Abraham lo entiende; tanto el viejo como él le habían tomado cariño a ese joven grosero y de un vocabulario tan expresivo. —Debe ayudarla. Les vi cerca del granero, no dudo que para allá haya ido Reina. Es donde están las camionetas que usan para ir de viaje.
— Está bien. —asiente, tome de los hombros a Miguel y le acerca, dándole un abrazo. Dios protegiera a ese hombre, en serio. —Vaya a que lo revisen, no lo quiero en peligro.
— Cuide a mi muchacha, por favor.
"Mi muchacha", no hay duda que Miguel le había tomado cariño a Arlyn. ¿Y cómo no hacerlo? Los días que estuvieron juntos, el viejo se encargó de mimarla y darle concejos como un abuelo normal y cariñoso haría, eso hace que Abraham respete al hombre.
Abraham corre entre la multitud que poco a poco comienza a disiparse, cada vez llegan más patrullas y camiones de transporte, listos para llevar a todos a un muy buen interrogatorio y los culpables a prisión, él todavía no puede creer que lo hizo David para conseguir la ayuda que necesitaban.
— Pero... ¿por qué? —David sonríe, colocándose una camisa negra sobre el chaleco antibalas. —David, responde ¿por qué lo hiciste? ¿A caso perdiste la cabeza?
— Sí, varías veces, pero Simio me ayudo a estar estable. No fue fácil, menos para ella. —se coloca una funda de pistola en la cinturilla del pantalón. —Te dije que los iba a salvar y sacar de aquí, esta fue la única opción que nos favorecía a todos.
— No a ti.
— Abraham, en serio, ¿qué caso tenía tener dos campos de algodón? Con uno basta y sobra, es el precio justo para mandar a mi padre a la verga. Todos los Imre serán detenidos, al igual que estas brujas locas.
— ¿Y tú qué? ¿Yo? Somos Imre, también vamos a con ellos.
— Sí, pero arresto domiciliario. Nos tocó algo bueno. —él niega con la cabeza, no puede creérselo todavía. ¿Todo lo hizo por salvar a Arlyn y a él? ¿En serio? —No puedo perdonar lo que mi padre hizo, menos lo que estas brujas te hicieron a ti y a mi hermana. No soy de perdón, además, si algo sale mal, voy tranquilo al saber que Simio no volverá a pasar por lo que ha vivido por cinco años. —se acerca a él, le extiende un arma mientras guarda la suya. —No dudes en tirar, no importa el sexo. Importa lo que hicieron.
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El Caso Sigue Abierto; El Imre de Arlyn (segunda parte de ECA) (editando)
Mystery / ThrillerPor más que intentes estar listo para lo que la vida te prepare a futuro, ella te dejara en claro que es lo más idiota que puedes hacer, porqué le encantan las sorpresas. Sean buenas o sean malas. Eso David Alberto lo aprehendió, pero ¿y su hermana...