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҉ Culpable҉

Después de dos días se vio con la fuerza suficiente para salir, pero algo en ella se había roto. Puede sentirlo, lo ve justo ahí; en su reflejo.

Sus ojos están opacos, su piel un poco amarillenta por la falta de sol y buena alimentación, pero está tan tranquila que no le importa. Pasa sus manos por su tan corto cabello, asiente y va a la ducha, la cual no dura nada gracias a que no necesita ponerse acondicionador.

Arlyn sale del baño, baja la mirada al sentir algo en sus pies y ve prendas color blanco, no agradece; solo las toma. Se cambia en su habitación, ahora es un pantalón y una blusa holgada con manga ¾. No le molesta, pues su madre le había enseñado a vestir sin mucho escote y siempre verse elegante, jamás caer en lo vulgar, pero...

Ya no está con su familia.

Rasga la blusa hasta hacerla de tirantes y que solo le cubra los pechos, hace lo mismo con el pantalón, pero a este le convierte en el short más corto que ha usado en su vida. De esos que ella llamó por mucho tiempo "putishort". Sale de su habitación y sin cruzar palabra con Samantha, sale de la casa y camina sin rumbo.

Sin preocupación.

Sin importarle que la vean ni el qué dirán, jamás creyó encontrar eso. La paz, la bendita tranquilidad de no preocuparse por una horrible reprimenda por vestir de una forma tan vulgar. Ella puede y quiere vestirse cómo quiera, si alguien le decía que se veía mal, le iba a partir la cara.

Una mano se coloca sobre su hombro, el miedo la golpea tan fuerte que se aleja de un salto y ve con espanto a quien la ha tocado. Un joven castaño de marrones ojos, alto y con una cara que reflejaba una enorme culpa. Tanta que incluso a ella le hace sentirse un poco mal por haber reaccionado de esa forma.

- Perdona, no era mi intención asustarte. - dice el chico, llevándose las manos a la nuca. - Yo solo quería saber tu nombre, eso era todo.

- ¿Y por qué me has tocado?

- Te vengo hablando desde hace unas calles. - Arlyn frunce el ceño, ve a su alrededor y maldice internamente, no sabe dónde demonios está. - Oye, no te preocupes. Yo también suelo estar en las nubes, me regañan por eso, pero la neta no tengo ningún problema con que tú lo hagas.

- ¿La neta?

- Sí, o sea, simón.

- No - suspira. -, dejemos eso de lado ¿sí?

- Simón.

- ¿Bien? - hace una mueca. - Me llamo Arlyn.

- Es un nombre raro.

- No es lo primero que espero al presentarme. - aunque sí lo hacía, no es que su nombre fuera complicado, simplemente no tenía ese "toque" para que fuera fácil de recordar; le llamaron "Ailin", "Arleen", "Arleth" muchas veces en el kínder, primaria y secundaria, fue en prepa cuando comenzaron llamarle "Sra. Herrera". - Seguiré caminando, con tu permiso.

- Soy José, un gusto. - dice sonriente, extendiéndole una mano, pero ella solo se da la vuelta. - Tengo veintidós años.

- No me importa. - y aun con esa respuesta, le sigue.

- Vivo aquí desde los dieciocho años.

- Felicidades.

- ¿Tienes novio?

- ¡¡Déjame en paz!! - grita, dándose la vuelta y le empuja con fuerza, feliz de haberle sorprendido y hacerlo dar un traspié. - No quiero tenerte cerca, vete a la mierda.

- Yo...

- ¡¡¿¿Por qué debería tener novio??!! ¡¡Todos son una mierda innecesaria en la vida!!

El Caso Sigue Abierto; El Imre de Arlyn (segunda parte de ECA) (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora