Consejos Para Adrien

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La llegada de aquella azabache de nombre Kagami, dejo más que un suspiro, sobretodo a aquel rubio de ojos verdes que no podía dejar de verla y decirle a su corazón que dejara de latir rápido cuando la veía.

Sin embargo, mientras que el ojiverde pasaba sus ratos viendo a la azabache esgrimista, otra chica de coletas repetía sin parar en su cabeza las palabras que su amor platónico había dicho de ella.

« Es solo una amiga »

Estaba claro que el rubio, Adrien. No la iba a ver con otros ojos, o al menos es lo que ella, Marinette, cree.

En el receso Adrien sale con Nino, su mejor amigo, hacia el patio.

.—amigo, si te gusta, ¿por qué no se dices?—el moreno odiaba decir esas palabras si se trataba de otra chica, era más que claro que él quería que esté con Marinette porque eran obvios los sentimientos de ella, pero su amigo era tan terco para ver a la dulce e inteligente chica que estaba dejando caer.

Tampoco podemos juzgarlo, cada uno toma las decisiones de su vida, pero a veces solo hay que dar un pequeño empujón a las personas para que tomen la decisión correcta. Nino no era tonto ni mucho menos estúpido, sabía lo que sentía su amigo y lo que sentía por Kagami, no era amor.

.—no lo sé, Nino. No sé cómo hacerlo— dijo cabizbajo mientras reposaba sus brazos en el barandal y por obra del destino o simple casualidad vio pasar a la chica de coletas con su amiga.

.—pero se quién puede ayudarme— Nino vio en dirección a dónde iba Adrien y una expresión de tristeza se postro en su rostro.

—. ¡Marinette!— la llamo, la mencionada giró y con un sonrojo y nerviosismo contesto.

—Adrien, ¿q-qué p-pasa?— con tan solo verlo, el recuerdo de esas palabras le rompían el corazón.

—necesito pedirte un favor— dijo con ambas manos juntas en señal de rezo.

—niña, iré con Nino, les dejo para que hablen— aunque la morena creía que esto sería algo bueno, era todo lo contrario al menos para los sentimientos de la ojiazul.

—¿Qué favor?— dijo sin titubear.

— verás... No sé cómo decirte, jeje. Quiero que me ayudes a conquistar a una chica— aunque sus mejillas se sonrojaran y su pecho subiera y bajará rápido con tan solo verlo, sabía que no era ella la chica que quería cortejar.

¿Y cómo lo sabía?

Porque lo había visto, había visto la forma que miraba a Kagami y con eso bastaba para que entendería que en su corazón solo había lugar para una; y era ella.

— oh— quiso derramar lágrimas pero se las trago—¿Q-quién e-s la afor-tunada?— la voz la delataba, pero el rubio era tan distraído que no se daba cuenta que su voz se entrecortaba.

—pues, verás... Es, Ka-Kagami— las mejilla del rubio se tornaron carmesí como las que alguna vez la de coletas tenía por él.

—oh— no sabía si contestar o no, no sabía si aceptar o no, no sabía si salir huyendo o no, solo sabía que con esto daba por finalizada su estaba de "Amor" por él.

A veces perder, es la única opción.

— por favor, Marinette— tomo sus delicadas manos que temblaban. Y lo miro a los ojos, esos bellos ojos cor verde.

— yo...— su mente no funcionaba, no sabía la respuesta a esta pregunta.

— eres mi mejor amiga, me daría una gran felicidad que aceptarás— sonrió. Y con eso estaba claro que ella lo quería ver feliz por el amor que alguna vez le tuvo y que aún tenía por el, quería que sea feliz.

—está bien, te ayudaré— la abrazo, la de coletas quiso recordar este momento donde sus esperanzas se fueron al tacho y su amor había caducado.

— ¡Gracias, Marinette!— le dio un giro en el aire y la volvió a mirar a los ojos.

— de nada— y se fue dando saltos de felicidad, y la de coletas vio su mundo derrumbarse.

Como puede ser el amor ¿No? Te promete muchas cosas como la felicidad pero llega el punto de adiós dónde se despide de ti y no sabes si volverá o no. Pero duele.

— ¿Mari?— la llamo Alya. La mencionada giró y tenia medio mar en su rostro. La morena la abrazo y la azabache se derrumbó.

Como lo había hecho anteriormente pero está, sería la última.

Ahora el rubio tenía que esperar que su amiga se contactará con él, para comenzar a darle consejos.

Lo que una buena amiga hace.