Consejo 8: "Escuchala"

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Una mañana Adrien esperaba a Kagami en la entrada, pero cuando la vio no llevaba la habitual pequeña sonrisa en sus labios, se veía triste y enojada.

Pasó de largo sin darse cuenta que el rubio la había esperado, lo desconcertó.

Marinette había cambiado un poco la táctica de los consejos, ahora escuchaba a Adrien y le aconsejaba algunas cosas extras para que pueda manejarlo.

— y eso fue lo que paso— termino.

— bueno, viene justo con el consejo de hoy— respondió— el consejo número 8 es "Escúchala"

— ¿En qué sentido?— pregunto sin entender.

— pues, las mujeres somos sensibles y a veces necesitamos a alguien que nos escuche. Hoy Kagami pareció iniciar mal el día, puede que necesite hablarlo ahí entras tú— respondió.

— eso tiene más sentido— Marinette me golpeó suavemente el hombro, riendo.

— bien, hoy tienes práctica de esgrima aprovecha y habla con ella— Adrien se extraño.

— ¿Cómo sabes que tengo práctica de esgrima?— Marinette se puso nerviosa, memorizar todo su horario era algo que no debia saber él.

— sólo bromeó, cualquiera se da cuenta por mi maletín— la azabache se relajo.

— s-sí, jejeje— se sentaron al ver al profesor entrar a dictar su clase.

En el receso, Adrien no vio a Kagami lo cual lo extraño y se preocupó. Cuando fue a su salón, la vio dormida, entonces prefirió no despertarla.

Esperaría hasta las clases de esgrima para hablar con ella.

Aunque la ansiedad lo mataba, debía ser paciente y buscar las palabras que usaría.

Las clases finalizaron y Adrien entro a los casilleros a ver su maletín, cuando entro vio a Kagami.

— hola, Kagami— saludo con energía.

— hola, Adrien— su respuesta parecía de funeral.

— ¿Estás bien? No te veo muy bien— la azabache suspira.

— no es nada importante, pero no me siento bien la verdad— se sentaron en las bancas.

— ¿Qué ocurre? Puedes decirme si quieres— asintió.

— verás, tuve una discusión con mi madre, ella quiere cambiarme a una escuela privada pero yo no quiero— la idea asustó al rubio.

— entonces me dijo que ya no podría estudiar esgrima si seguía con la idea de quedarme— bajo la mirada.

— vaya, te entiedo— volvió a subir la mirada.

— ¿Enserio?— pregunto.

— claro, yo discutía muchas veces con mi padre por no permitirme ir a una escuela, la pelea llevaba días y no me gustaba para nada. Al final, nos reconciliamos pero siempre insistí con la idea de hacer amigos no solo hacer lo que el quiere sino lo que yo también quiero.

— yo amo el esgrima, y mi madre también creo que nuestra pelea fue algo tonta e impulsiva— sonrió de lado.

— descuida, los padres son algo pesados a veces pero solo quieren lo mejor para nosotros aunque te encierren en tu propia casa— rieron.

— gracias Adrien, en verdad, necesitaba hablarlo con alguien.

— cuando quieras, Kagami— sus miradas se quedaron conectadas unos momentos hasta que la chica rompió el contacto.

— bueno, me siento mucho mejor creo que por hoy me saltaré la clase y hablaré con mi mamá— se levantó seguida de rubio.

— sí, buena idea, le diré al profesor que te enfermaste y saliste temprano— asintió.

— gracias, nos vemos mañana Agreste— está vez se despidió con un beso en la mejilla y se fue dejando al rubio un tomate.

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