Capitulo 4

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   Historia de dos corazones rotos

Logan

En el mundo hay millones de personas, cada uno con una historia diferente, mamá solía leerme cuentos de pequeño, cuentos que siempre terminaban en un final feliz, historias en donde tres cerditos vencían a un lobo, en donde la princesa que perdía un zapato encontrar un príncipe, sin importar el contexto, siempre terminaban "felices para siempre"

¿Quién dijo que el lobo nunca volvió y logró comerse a los cerditos? ¿O que la princesa se cansó del príncipe y se fue?

Todo eso me hacía preguntarme ¿Por qué? ¿Por qué tratamos de hacer pensar a los niños que todo siempre estará bien? ¿Por qué no decirles que a veces pasan cosas buenas y malas pero que al final de cuentas van a pasar?

Una vez ley un libro en el que decía que no siempre después de la tormenta sale el sol, es cierto, hay rayos, vientos muy fuertes, hay tempestad, yo decidí huir de la tormenta y buscar el sol en otra parte, me mude porque quería huir de mi tormenta sin tener que pasar los vientos y los rayos.

Llegue aquí con el plan de terminar mi carrera, solo eso, no busco nada más, no quiero una relación ni nada por el estilo, quiero tener amigos, amigos reales y no de esos que te clavan el cuchillo por la espalda cuando menos te lo imaginas.

Le pedí al director que me asignara un tutor, no precisamente porque fuera malo en entender conceptos o procedimientos, sino porque no quería ser el chico nuevo al que nadie le habla las primeras semanas y lo ven raro, quería tener alguien con quien hablar, conocer gente nueva. Nunca imagine que al director se le olvidaría mi llegada y me asignara a la chica que tengo frente a mí, porque estoy seguro que ella será un gran obstáculo en mi plan inicial, lo supe desde el momento en que no me trato diferente, desde que me integro a su círculo social sin poner objeción.

- ¿Y bien? -llama mi atención- llevamos tres días haciendo esto ¿piensas preguntar algo o solo me tendrás aquí una hora diaria dándome de comer? Y no me malentiendas, yo estaría muy feliz si así fuera, pero estoy segura que esta no es precisamente la función de una tutora-dice para después darle un sorbo a su café.

-Pues eso mismo, llevo tres días aquí, es ilógico que no entienda algo si apenas hemos tenido clases –señalo y le doy un mordisco a mi galleta

Hemos hecho esto desde hace tres días, salimos de la escuela, venimos a un café cercano y luego la llevo a su casa. Nada del otro mundo.

-Bien, entonces cuéntame algo-utiliza su mano para recargar su cabeza

- ¿algo como qué? -la imito

-veamos- hace un además de pensar para luego soltar- ¿Qué te parece si soltamos una serie de datos? -creo que ve mi desconcierto por que agrega- ya sabes, yo digo algo sobre mí y luego tu algo sobre ti, lo que sea y así sucesivamente

-bien-trato de sonar despreocupado, pero estoy muy interesado en lo que va a decir- yo inicio

-adelante-estos días eh notado que hace mucho uso de sus manos para expresarse y hoy no es la excepción

-voy ser generoso y tu voy a decirte que hago aquí- me mira incrédula- sé que has estado preguntándotelo desde que te diste cuenta del acento, pero como me gusta el misterio solo voy a decir que es más fácil huir de las tormentas que enfrentarlas

Veo su cara de desconcierto, pienso que va a preguntar algo, pero no lo hace, por el contrario, se limita a pensar lo que dirá en su turno

- por el contrario, a mí, no me gusta huir de los problemas, suelo posponerlos, pero tarde o temprano les doy la cara.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora