IV.

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Louis, parecía aún mejor que la noche anterior. Los jeans negros de cintura baja se aferraban a sus caderas estrechas y abrazaban las curvas cerradas de su culo. Los músculos de sus brazos y el pecho apretado un poco tenso en contra de su camiseta roja, lo suficientemente grande como para hacer galopar el corazón de Harry sin cruzar la línea. Harry se humedeció los labios.

Como si sintiera su escrutinio, Louis se volvió y se fijó en Harry con una intensa mirada de ojos azules. Harry sonrió y caminó hacia Louis, esperando que el hombre no viese lo nervioso que se sentía.

-Hola Louis -dijo, aliviado cuando su voz salió bien y estable-.Earl dijo que querías verme.

Louis sonrió, esa dulce sonrisa ladeada que iluminaba la habitación. -Si. Espero que no te moleste ni nada.

-No -Dio un paso más cerca de Harry y apoyó un codo sobre la barra. Estaba lo suficientemente cerca para oler la colonia de Louis, algo suave y picante que le daba ganas de enterrar su cara en el cuello del hombre y sólo respirar.- ¿Qué puedo hacer por ti?

-Me temo que se me olvidó pagar la cuenta ayer por la noche. Volví para pagarla -Louis dejó escapar una risita tensa.- Por lo tanto, supongo que tengo que firmar el recibo de la tarjeta de crédito, ¿eh?

-Mhm -murmuró Harry, no le prestaba tanta atención como debería. La voz de Louis, en el fondo y ruidos, sin embargo, casi suaves al tacto, estaban haciendo cosas terribles a su concentración.- Lo dejé en la caja registradora.

Harry se acercó más con el pretexto de cambiar de un pie al otro, y fue recompensado por un aumento de rubor en las mejillas de Louis. -Está bien -dijo Louis, un poco sin aliento.- En caso de que... um... ¿podrías ir por él? Para mí, para firmar, quiero decir.

-En un segundo -Harry metió las manos en los bolsillos, pensando que Louis no podría apreciar como se sentía en ese momento.-Mira, sé que no es de mi incumbencia, pero me caes bien y siento que tengo que decirte la verdad. Ayer por la noche después de que saliste, Stan...

-No te molestes -interrumpió Louis, su sonrisa desvaneciéndose.- No vino a casa hasta las dos y media. Estoy apostando a que no estaba gastando todo ese tiempo en la iglesia confesando sus pecados.

-Lo siento, Louis -dijo Harry en voz baja.

Louis, se encogió de hombros. -No debería sorprenderme más, la verdad.

-¿Quieres decir que ha hecho esto antes? -Harry no tuvo problema en creer eso.

-Por lo general sólo coquetea, pero le he atrapado besando a otros chicos un par de veces. Esta es la primera vez sin embargo, que me engañó con dos a la vez -Louis hizo una mueca.- Oh, mierda. Por lo que sé, lo hace todo el tiempo y soy demasiado estúpido para darme cuenta.

Harry sabía que probablemente no debería decirlo, pero no podía evitarlo. Tenía que saberlo. -¿Por qué sigues con él? ¿Qué podría tener que ofrecerte que hace estar dispuesto a aguantar toda esa mierda? Podrías tener a cualquiera, podrías...

La mirada en el rostro de Louis lo detuvo en seco. Los ojos desorbitados, la mirada presa, como si Harry hubiera dado con una verdad que Louis deseaba que no estuviese allí. Se quedó mirando a Louis, tratando de averiguar lo que había dicho mal.

-¿Louis? -Aventuró.- No debería haber preguntado eso, no es de mi incumbencia. Mi boca sólo se pone por delante de mi cerebro a veces. Lo siento.

Los ojos de Louis estaban fijos en él. -No te preocupes por eso. Así que, ¿el recibo de la tarjeta de crédito?

-Sí.

Harry se volvió y corrió detrás de la barra hacia la caja registradora. Sentía la mirada de Louis sobre él como un peso físico. Los dedos le temblaban un poco mientras abría la caja y sacaba la hoja que había guardado en el caso de que regresara Louis.

-Aquí -dijo, deslizando el papel y un lápiz a través de la barra.

Louis, garabateó lo que Harry asumió era su firma en la línea y le entregó la hoja de nuevo a Harry. -Me tengo que ir.

-Gracias.

Se hizo el silencio. Harry empujó su piercing en el labio de ida y vuelta con su lengua, un hábito nervioso que pensaba que había roto hace años. Algo acerca de Louis lo puso fuera de equilibrio de una manera que no podía precisar. Y maldito si no lo deseaba. Una gran cantidad.

Bueno, deja de actuar como un niño con un flechazo. Harry puso su mejor sonrisa. -Oye, ¿qué tal un trago? Por cuenta de la casa.

Louis, se rió entre dientes, el sonido rico y móvil, estableciendo un hormigueo en la piel de Harry. -¿Qué demonios? -dijo Louis, irrumpiendo en una enorme sonrisa.- Es sábado, no tengo que trabajar ni nada.

-Gin tonic ¿otra vez?

-Claro.

Harry tomo las botellas y un vaso y comenzó a prepararlo. -Podrías estar aquí esta tarde, si quieres -le sugirió observando el rostro de Louis.- Estamos autorizados a llevar a los clientes, puedes ser el mío.

Louis, levantó una ceja. Las mejillas de Harry se calentaron a medida que se dio cuenta de las implicaciones de lo que acababa de decir. -Oh, mierda, lo siento, no quise decir...

-Sé lo que querías decir -Los ojos azules brillaban con diversión y algo más, algo que hizo contraer la polla de Harry.

-Me encantaría quedarme como tu invitado -Su rostro se ensombreció.- Stan probablemente ni siquiera se dará cuenta de que me he ido.

-Imbécil -gruñó Harry antes de que pudiera detenerse. Se reunió con la mirada sorprendida de Louis con una elevación desafiante de la barbilla.

-Lo siento, Louis, pero es él. Te mereces algo mejor.

Louis, simplemente se quedó allí, mirando con fuerza suficiente para perforar agujeros en Harry que ya estaba empezando a conseguir ese hueco, oh-no-... jodida sensación cuando Louis llegó de repente a través de la barra y tomó la mano de Harry.

-Gracias -dijo Louis, en voz muy baja.

Harry tragó. -¿Por qué?

-Por pensar que merezco algo mejor, incluso si no lo hago -Louis presionó los dedos de Harry, y luego se alejó, con esa sonrisa ladeada y la adorable curva de su boca.- Necesitaba este día.

Harry sonrió, sabiendo que parecía demasiado ansioso y no cuidadoso. -Quédate a mi espectáculo, ¿si?

-No me lo perdería.

El tono de Louis fue la luz, su sonrisa no revelaba nada, pero quemó sus ojos. Deseo se acurrucó en el vientre de Harry. Miró a los ojos de Louis y pensó que felizmente podría ahogarse en ellos. La sensación le daba miedo, en múltiples niveles. La atracción, el sexo, los podía manejar. Pero su instinto le decía que si alguna vez tenía a Louis en su cama, nunca querría dejarlo ir. Y eso era algo que nunca había sentido antes. Algo que había evitado activamente, por muchas razones.

Sólo tienes que parar. No tienes que seguir este camino. Ni siquiera tiene que ser sexo. Él tiene una pareja, y Louis no es un imbécil que haga trampa, incluso si Stan lo es. Además, ¿qué te hace pensar que él está interesado en ti de esa manera?

Harry trató de no darse cuenta de lo obvio que era la respuesta a esta última pregunta. La luz que ardía en los ojos de Louis no podía ser confundida con otra cosa que la lujuria, y Harry lo sabía.

Se sacudió el inquieto conocimiento y empezó a verter las bebidas para los hombres que se habían desplazado hasta el bar desde las esquinas de la habitación, hablando mientras con Louis entre los clientes. Finalmente, la agitación dentro de él se calmó, pero no desapareció por completo. Tenía la sensación de que la cuestión de lo que podría pasar entre él y Louis quedó sin respuesta.

El problema era que no estaba del todo seguro de que lo que quería saber, de lo que podría pasar si seguía a su corazón todo el camino a la cama de Louis.

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&quot;Eros&quot; -Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora