Never be the same.

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Recuerdo cuando lo conocí. 

Sentía la sangre acumularse en mis mejillas en forma de sonrojos, mis tardes estaban llenas de risas, era feliz, todo por una casualidad de la cual no quería irme, sabía que después de esto no sería la misma y tenía razón. 

Miraba a mis ojos con la esperanza de encontrarse con ellos, pero fue imposible, las risas eran reemplazadas por gritos y maldiciones y los sonrojos pasaron a lágrimas cayendo por mis mejillas, estábamos en nuestro pequeño infierno, justo como él solía llamarle; no podía sacarlo de mi cabeza, no podía siquiera irme de su lado, era adictivo, justo como los cigarrillos. Todo dejó de ser un paraíso cuando me di cuenta de que no era la única princesa en su cuento, al parecer tenía más historias escritas por allí; comencé a intoxicar mi cuerpo con diferentes sustancias, la sangre salía de mi con cada golpe que él daba, repetía millones de veces que yo no era capaz de dejarlo, lo intenté, pero él tenía razón, era una cobarde. Él se encargaba de hacerme sentir así, había arrebatado toda señal de confianza que quedaba en mi, me hacía creer que estaba loca y que todo lo que pasaba a nuestro alrededor era mi culpa. Estaba rota.

Pensar que te busqué para alejarme de la tristeza que había dentro de mi, busqué refugio en ti y tú no fuiste capaz ni siquiera de hacerme sentir mejor, sólo jugabas, por un momento pensé que llegaríamos a la ruleta rusa, tú contra mi, como siempre, te volviste uno de mis vicios y no podía luchar contra ti, eras una necesidad, me dolías, pero me hacías sentir satisfecha, me había acostumbrado a ti, a tu maltrato y a tu dolor. 

Necesito no volverte a ver nunca más en mi vida. — lágrimas caían por sus ojos, primera vez que lo veía llorar por algo así.

  — No quiero dejarte. — tomó mi rostro y yo sólo moví mi cara para quitar su mano.

Vete ya. — dije fuerte y claro. No saben las fuerzas y las semanas que duré intentando hacerlo, me dolía, pero ya no podía seguir así. 

Mi mirada era vacía, justo como mi corazón, justo como mi vida. Los cortes ahora parecían marcas casi visibles y mi piel ahora llena de moretones estaba tornando un color más normal. No lo soporté y rompí mi promesa de mantenerme limpia, la cajellita de cigarrillos que compartíamos ahora sólo tenía 1; lo rompí y simplemente comencé a llorar mientras Sam Smith se escuchaba en la radio, sí, comencé a escucharlo por ti, fue la primera canción con la que me sentí bien luego de que te hayas ido, se volvió mi canción para llorar, tomar e incluso cortar, hasta el día de hoy sigue siendo mi canción, pero ya no eres la causa de mis lágrimas, ya no te necesito, ya no sufro por ti. Seguí adelante, lo intenté muchas veces, caí millones de veces más, pero me levanté sin ti, al final eso era lo que más me importaba.

❀ H E L P ❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora