Por la presente, declino todos los derechos y responsabilidades sobre los personajes del anime: «Inuyasha».
(La era moderna).
Inuyasha se removió incómodo sobre el asiento de la sala de espera. Los zapatos lo estaban estrangulando y tenía comenzó en el cuero cabelludo.
"Esto no podría ser más incómodo". — pensó.
— Ella estará bien. — habló de repentinamente la madre de Kagome, provocándole un respingo.
Hasta el momento, solo sabían que ella había sufrido amenaza de aborto.
— ¿Cree que estará bien?
— Estoy segura. Kagome es una chica fuerte.
— ¿No está enojada?
La madre de Kagome sonrió distraídamente.
— No.
— Disculpen, ¿Familiares de la señorita Higurashi? — preguntó una enfermera.
— Yo soy su madre. — verificó la señora Higurashi.
— Buen día. Le informo que su hija ya puede recibir visitas; pero solo puede pasar una persona a la vez.
Mamá sonrió agradecida y giró para encarar a Inuyasha.
— Ve tú primero. — alentó.
— Pero, señora-
— Sé que mi hija y tú tienen asuntos que aclarar. Yo la veré más tarde. — agregó con una sonrisa maternal.
Con un suave gruñido, Inuyasha murmuró:
— Bien.
•••
La puerta de la habitación de Kagome se abrió con extrema lentitud, dejando al descubierto a un sonrojado muchacho.
— ¿Qué-
— No preguntes. — se apresuró el joven. — Que no estoy vestido así por gusto.
— Oh.
Peluca negra, camisa gris, pantalones y zapatos negros, conformaban el aspecto de un Inuyasha modernizado.
Kagome talló sus ojos sin poder creerlo, y después de unos segundos de consternación, rió.
— No le veo la gracia. — se quejó Inuyasha, acercándose hasta quedar a un lado de la camilla para capturar su mano. La seriedad se apoderó de su rostro. — ¿Te sientes mejor?
Ella asintió con nerviosismo.
— Sí.
— Kagome. — comenzó suavemente. — ¿Hay algo que debas decirme?
— No sé si deba. — contestó ella.
— Más bien no deberías proteger a alguien que intentó matarte... ehm... matarlos. — rectificó, mirando su vientre aún plano. — Pero solo te preguntaré una vez más. ¿Hay algo más que deba saber, aparte de tu preñez?
Kagome cerró los ojos derrotada, y presionó la mano de Inuyasha fuertemente. Tenía miedo.
— Sesshōmaru y yo. — contestó.
El único cambio en el semblante de Inuyasha fue el repentino destello de amargura en sus ojos de sol.
— Lo sé. — confesó, viéndola fijamente. — Claro que lo sé. Y ahora me arrepiento de no haber intervenido.
Los ojos de Kagome se volvieron vidriosos.
— Lo siento. — gimió.
Continuará...
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Mi orgullo, mi pecado y tú mi rendición
FanficÉl no podía permitir que su desliz saliera a la luz. Tenía que remediarlo pronto, sin importar qué. (Fanfic Sesshōme).