II

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Lunes, 9 de mayo.

Al día siguiente llegue tarde a la escuela, no quería despertarme. Había soñado con Eli. Al llegar al salón, noté que ella no estaba ahí, así que al salir de la muy aburrida clase de matemática le pregunte a Ren y a Alexandra si la habían visto.

Ni idea de por qué no está aquí -dijo Alexandra quitándose un audífono- Tal vez se sintió mal.

Sentirse mal...por el beso. Tenía que ser eso, era la única explicación, arruine todo. Corrí al baño y golpee el lavamanos, tan fuerte que mi mano quedo inmóvil unos segundos

¡Maldita sea! -grité-

El resto del día lo pase con la cabeza en el pupitre, sin interesarme en la clase, no me importaba nada ese día...solo ella. Al sonar la campana de salida me despedí de Ren y Alex y salí corriendo a casa de Eli, temía que algo estuviera muy mal, temía que hubiera hecho algo mal. Su madre estaba cocinando cuando llegue.

Oh, hola Hyde, está arriba, se siente...mal -dijo ella adivinando el por qué estaba ahí. La forma como dijo "se siente mal" me hizo saber que pasaba-

Gracias -dije yo-

Subí las escaleras con gran velocidad y toque su puerta, pero nadie contesto, así que abrí.

Ahí estaba ella, dormida en su cama, con lágrimas en los ojos, aun así, se veía hermosa, tan hermosa, tan frágil. Me acerque y le quite una lagrima con el pulgar y le acaricie el rostro, pase mi mano por su cabello, acariciándolo también. Tomé una silla del escritorio y me senté al lado de la cama, acariciando su cabello de oro, amaba como se sentía, sentía que tocaba algo fuera de este mundo. Como si un ángel hubiera descendido del cielo y se hubiera quedado dormido en la cama.

Lentamente, luego de unos minutos, abrió sus hermosos ojos, verdes como dos esmeraldas, pero, con la escasa luz del cuarto se veían de un azul muy claro. Ella sonrió al verme.

Buenos días Kitty -dije sonriendo- ¿Por qué no fuiste hoya clases? Y ¿Por qué te quedaste dormida llorando?

Entré en un ataque, Hyde -dijo ella con una voz muy baja- No sé qué porque, luego de despedirnos me acosté a dormir, pero hoy en la mañana antes de salir pues, empezó.

Me tenías que haber llamado -dije yo tomándola de la mano- Hubiera escapado de clases para venir a verte.

No se me ocurrió, lo siento -dijo ella-

Está bien -dije yo mirándola a los ojos- ¿Recuerdas que paso al despedirnos?

Si... dijo ella nerviosa- lo siento, me moví y...

Así que fue un accidente después de todo -pensé-

Kitty, está bien -dije- Vine a ver como estabas.

¿Puedo pedirte algo? -preguntó ella-

Lo que sea -dije yo-

Ven y abrázame por un largo rato -dijo ella-

Pero... - dije yo-

A mi madre no le importara, ella sabe a qué viniste y te está muy agradecida, además, te conoce desde que eras un bebé -dijo ella-

De acuerdo -dije yo-

Me acosté a su lado y la abracé. La abrace como jamás lo había hecho, la abrace para que en ese abrazo se fueran todas sus preocupaciones y miedos y se sintiera segura. Le acaricié el cabello y sostuve su mano, mientras ella hundía su cara en mi pecho. Una hora pasé en el paraíso, hasta que me di cuenta que se había quedado dormida, así que, con delicadeza, me levanté, la arrope con la sabana y la miré. Ella era todo mi mundo, mi universo entero. Deposité un beso en su mejilla y susurré:

Lo que fue de nosotrosWhere stories live. Discover now