Capítulo 7

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[Maratón 4/4]

Volver a cruzar por esa puerta era... extraño y emocionante.

—¿Te quedarás a esperar a Lunita aquí?

Volteé a mirarla; se veía muy bonita, ¿ya lo dije?

—¿Por qué?

—Porque no me puedo quedar a acompañarte, tengo que volver a--

—Voy contigo —la interrumpí.

Noté que mi respuesta la sorprendió, puesto que sus ojos azules me miraron asombrados. Ámbar asintió, y con un gesto de cabeza me indicó que la siguiera.

Entendí el motivo de que Ámbar estuviera más arreglada de lo usual cuando llegamos juntos al comedor y vi a un montón de personas sentadas ahí. Al parecer una cena especial.

—¿Vine en un mal momento? —le pregunté al oído.

Ella negó sutilmente con su cabeza.

—Llegaste en el momento exacto —me respondió igual alzando su cabeza para estar al nivel de mi oído.

Sentí su aliento chocando con mi piel, provocándome un cosquilleo que recorrió todo mi cuerpo. Sonreí internamente y luego nos sentamos.

—Buenas noches —saludé.

—Buenas noches —me respondieron todos, a excepción de la madrina de la rubia.

La señora sólo nos miraba, a ambos. Casi como un autorreflejo, Ámbar se aferró a mi brazo; sentía un leve dolor por sus uñas que se encajaban en mi piel con una leve presión. Pero no la aparté, al contrario, aproveché un descuido suyo para entrelazar nuestras manos, como una señal de apoyo.

Ella giró su rostro hacia mí, y yo le sonreí.

—¿No van a sentarse? —preguntó con la misma hostilidad de siempre la dueña de la mansión Benson.

Me sentí apenado, y supongo que la chica a mi lado también, así que nos apresuramos a sentarnos. Uno junto al otro.

La cena transcurría tranquila, las demás personas se la pasaban conversando entre ellas con mucha comodidad. A mi lado, yo podía sentir el cuerpo frágil de mi ex novia tenso y rígido, como si temiera moverse.

—Hey, ¿no vas a comer? —pregunté confundido.

—Ah, s-sí, perdón.

Estiró su mano para tomar uno de los cubiertos para comer, pero accidentalmente su mano chocó con uno de los vasos, volcándolo y esparciendo todo su contenido en la mesa.

—¡Ámbar! —gritó con furia la anciana... digo, digo, la señora Sharon—. ¿¡Qué rayos te ocurre!? ¿¡Se te olvidó cómo comer con decencia!?

Lo siguiente pasó con mucha rapidez. La mujer se puso de pie, lanzando llama por los ojos. Ámbar tembló ligeramente, y luego, de manera brusca ella también se puso de pie.

—¡A vos se te olvidó como ser humana! —estalló la chica—. ¡Ni siquiera quería estar acá, así que si me disculpás, yo me largo!

—¡Ámbar, vení acá en este instante!

—¡Prefiero irme a la mierda! —escupió, y luego salio disparada en dirección a su cuarto.

Todos los demás presentes nos manteníamos en silencio. El drama había sido tan fuerte e inesperado que por un momento creo que todos olvidamos cómo respirar.

—Matteo —me llamó la madrina Ámbar, sentándose de nuevo—. ¿Podés ir hablar con ella? Esta cena pronto va a terminar.

—Pues cuando termine usted también podría hablar con ella —recomendé un tanto brusco—. Yo me retiro, con permiso.

Y me retiré para ir tras la rubia... una vez más.

Bebés, espero que les haya gustado mucho este mini maratón, me habría gustado escribir más para ustedes, pero pues... bueno. Sólo me queda agradecerles por todo su amor y apoyo en esta historia y en otras.

Díganme qué tal les está pareciendo la historia y si no estoy fracasando como siempre jajaja los amoooo.

Vamos por más estrellitas y logros.

-AyMAgreste. 🐼❤

Nuestro reino no ha caído || MambarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora