bloody heart | twilight one shots

13. Edward Cullen

Parte 2. One Shot 3.
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CUANDO DE UN MOMENTO A OTRO EMMETT, JASPER, ALICE Y ROSALIE EMPEZARON A HABLAR CONMIGO EN CLASES Y EN EL RECESO, sentí que algo raro pasaba. Realmente me sentía sofocada, pues no me dejaban ni un momento a solas.

Si quería ir al baño, Rosalie me acompañaba.
Si quería ir de compras, Alice me acompañaba.
Si quería ver algún partido de baseball, Jasper me acompañaba.
Si quería ir a ver una película al cine, Emmett me acompañaba.

No me malinterpreten, es agradable saber que sus intenciones son buenas, pero aún así es muy sospechoso, considerando que Edward solo se sentaba con nosotros en el receso y no decía ni pío sobre nada, hasta evitaba mi mirada.

—¿Estás bien? —pregunta Jasper. Reacciono y lo miro, apenas notando que estaba distraída y mi corazón algo acelerado al recordar la única vez que escuché a Edward hablar.

—¿Uh? Sí, lo siento, estaba... perdida.
"Pensando en Edward, claramente" pienso.

Los ojos de Edward se abren como platos por una décima de segundo y veo como tose levemente.

Creo que todos se percatan de las acciones de Edward.
¿Cómo? ¡No lo sé! Todos parecen entenderse a sí mismos, pues Alice y Jasper rápidamente sonríen, mientras que Rosalie y Emmett ríen quedamente.

Algo avergonzada y confundida porque creía que me había humillado a mi misma y lo había dicho en voz alta, tomo mi mochila y me levanto de mi asiento.

—Adiós chicos, supongo que tengo que estudiar —me despido y salgo corriendo de la cafetería.

***

A la mañana siguiente me sentía fatal.

Sufría de una fiebre horrorosa y no podía ni despertarme correctamente, pues a los 15 minutos ya me encontraba durmiendo. Por obvias razones no asistí a la escuela, lo que me sentó bien: estar un día sin los Cullen me alivió mucho, pues al estar con ellos sentía que era el centro de atención de los curiosos preguntándose porqué estaba con ellos y no con Jessica y sus amigos.
Mi madre me llevó algo de medicamento y comida, en un vano intento para recuperar energía.

—Hey, pequeña. Tienes visita—dice mi mamá después de ayudarme a acomodarme en la cama.

—¿En serio? Bien, déjala pasar—murmuro lista para recibir a una Alice concertada con mil pastillas y jarabes en manos.

Ella asiente y cierro los ojos, preparándome mentalmente para lo que sea que viniera.

—Hola —escucho la voz de Edward Cullen en mi habitación, cosa que me sobresalta e inmediatamente abro los ojos.

—¡Edward! —susurro con pena, tapándome lo más que puedo con las sábanas. Me encontraba en un estado fatal y que él estuviera aquí no era de ayuda para mis pobres mejillas.

—Lo siento por la visita repentina, eh... ¿Cómo te encuentras?

"Nerviosa, gracias por preguntar".
—Relativamente bien, uh... ¿y tú? —Bien, ahora estoy respondiendo de una manera deprimente. Seguro Edward piensa que soy patética. Para empezar, ¿por qué está aquí?

—Vine a dejarte esto —responde a mi pregunta no formulada, mientras me entrega un ramo de flores. ¡Apenas me percato de ellas y estuvieron en sus pálidas manos todo este tiempo!

—¡Oh, Edward! No tenías que hacerlo, son hermosas —admito, ahora con la piel de gallina por el inesperado detalle. Nunca creí que él fuera a hacer algo como esto, al menos no conmigo. ¿Probablemente Rosalie le dijo que las trajera?

—Caminaba por el centro comercial y sólo pensé en ti cuando las vi —el sonríe al igual que yo, aunque me encontraba sorprendida.

—Wow, pareciera que lees mi mente y respondes todas mis preguntas —menciono, algo tímida. El serio de los Cullen ahora se encuentra asombrado y nervioso, desconcertandome aún más.

—Yo... Cierto. Tengo que irme, quedé en salir con Emmett y Jasper dentro de poco, se me hace algo tarde, espero que te recuperes—me regala una última sonrisa y se detiene en el marco de la puerta.

Parece que dubita sus palabras y frunce el ceño. Apenas pasaron un par de segundos y me observa.

—Eres igual de hermosa que una flor.