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1.-

Kageyama y Tsukishima no se llevaban del todo bien, pero eran amigos. Se sabían tolerar, habían aprendido a hacerlo. 

Pareciera que se odiaran, pero enserio se tienen mucha confianza, a tal punto de conocer muy bien al otro, aun así no se consideran los mejores amigos. Sí, tenían una extraña amistad

El de cabellos azabaches se detuvo a mirar por la ventana del salón el gris cielo que cubría la ciudad, un viento muy helado recorría por las calles y en cualquier momento es que se dejarían caer las gotas de agua de las nubes. Menos mal había venido preparado, su madre se lo advirtió. Ella casi siempre tenía la razón.

Era la tarde perfecta para llegar a casa y recostarse bien calentito bajo las sabanas y muchas mantas, tomando alguna bebida caliente, pero Kageyama debía de olvidarse por completo de ese panorama, ya que tenía que estudiar junto a Tsukishima y se quedaría a dormir en su casa. Sí, necesitaba mejorar sus notas para no reprobar la asignatura y para ello necesitaba de un tutor, por lo que le pidió al rubio que le ayudase, quien a regañadientes aceptó, pero debía de ser recompensado de alguna manera en el futuro. Tobio le dijo que ya pensaría en como agradecerle.

Y así fue que quedaron justo ese día en tener su primera sesión de estudio.

Tobio esperó a Kei justo en la entrada del colegio, estaba abrigado por completo, con una bufanda cubriéndole casi los ojos. Realmente hacia muchísimo frío y anhelaba estar en su cama, pero los estudios estaban primero. 

Gruñó un poco ante el retraso del mas alto, lo estaba haciendo esperar mucho en ese ambiente gélido que calaba sus huesos.

— Estúpido Tsukishima,   — Murmuró — que me hace esperar...más encima estoy muriendo de frío.

Frotó un poco sus manos esperando calentarlas y luego las metió a sus bolsillos, en eso es que el rubio llega y emprenden rumbo a la casa de Tsukishima.

—  Lamento la tardanza, una niña me retrasó con una confesión amorosa —  se excusó.

—  Un poco más y me encontrabas hecho un cubo de hielo— 

—  Discúlpame, no era mi intensión — De una bolsita sacó un trozo de chocolate y se lo dio al mas bajo —  me dio estos chocolates y me dijo que le gustaba, pero ya sabes, no me interesa nada de eso.

Kageyama le miró de reojo y tomó ese trozo de chocolate.

—  Mmm...al menos algo bueno salió de todo esto. Ahora no moriré de hambre camino a tu casa — El de cabellos oscuros mordió la esquina del chocolate, disfrutando gratamente del sabor de este. 

—  Si tu lo dices —  Alzó su vista hacia el cielo y suspiró profundamente —  Será mejor que nos apresuremos o nos pillará la lluvia. No traje paraguas.

— Que pena. Si se coloca a llover vas a mojarte, no pienso prestarte mi paraguas.

— Gracias, que considerado eres Rey — Sonrió con burla al llamarle de aquella manera. Sabía perfectamente que a Tobio no le gustaba ser llamado así, pero cuando este se colocaba egoísta, altanero o presumido, Tsukishima solía llamarle así para hacerle enfadar.

Chasqueó su lengua y frunció un poco el entrecejo.

— Idiota — 

o

No tardaron en llegar a la casa del rubio y para su suerte no les atrapó la lluvia, de hecho comenzó a llover un poco después de que estos llegasen a su destino. 

¿En Qué Momento Pasó? || TsukkiKageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora