El frío era incalculable. Abrazaba y no dejaba mover. Pero no le interesaba el clima a Jessica en ese momento lo único que le importaba era que Víctor llegara ya. Ella estaba sentada en una mesa afuera de una tienda que se encontraba junto a la caseta de la carretera. Bebía un café caliente e incluso así no podía soportar el frío. La gente que pasaba cerca de ella la miraba con ojos de desprecio o de incomprensión. El viento era helado y ella usaba un vestido elegante que apenas cubría sus rodillas desnuda. Además la miraban especialmente interesados por las manchas de sangre que llevaba en el vestido. Sin embargo, nadie le ofreció ayuda o le preguntó si se encontraba bien.
Al menos la vista era hermosa: la luna llena brillaba radiante en el cielo estrellado, además toda la ciudad Jaspe se encontraba debajo, bien alumbrada, parecía un árbol navideño. Era sorprendente cuanta iluminación había a esa hora de la madrugada.
Jessica estaba desesperada de esperar, sentía que cualquier desconocido podía llegar por detrás y atacarla o alguna criatura saldría de las hierbas e iría tras ella. Las últimas veinticuatro horas la habían convertido en una paranoica. No detenía de mirar el reloj en su muñeca, eran ya pasadas las dos de la mañana y Víctor no llegaba. Se sobresaltó cuando escuchó el aullido de un lobo proveniente del bosque.
Desviaba la mirada a la tienda, a las casetas de cobranza, a los automóviles que se detenían a comprar algún alimento para el viaje. Miraba todo para distraerse y su atención fue atraída por una madre que reprendía a su hijo, el cual apenas alcanzaba los tres o cuatro años, le regañaba a causa de que él no quería comerse las galletas y el jugo que le había comprado. El niño aventó las galletas al suelo con una increíble fuerza, estas quedaron hechas trizas en el suelo, y el rostro del pequeño adoptó una imagen oscura y tenebrosa. Su gesto se volvió maligno y algunas secciones del rostro se tiñeron de gris. La madre lo sujetó fuerte del brazo, la mano de la mujer era igualmente gris, los dedos eran largos y delgados, parecían los de una anciana, pero la madre apenas podía pasar los treinta años. Volteó a ver a Jessica, su rostro tenía la misma esencia oscura que la de su hijo. Un aspecto inhumano y aterrador.
-Vámonos- exclamó. Metió al niño a su camioneta y se fue muy rápido. Jessica liberó un suspiro, cerró sus ojos y le dio un sorbo al café.
~§~
Pocos minutos después un automóvil negro se estacionó al lado del de Román. Al ver bajar a Víctor de ese carro Jessica sonrió, un peso se le quitó de encima, podía sentirse tranquila otra vez o al menos no tan asustada e indefensa.
- ¿Tienes frío?-le dijo mientras dejaba su abrigo en las piernas de la chica. Vio las manchas de sangre en ella e imaginó que era peor de lo que había pensado.
-Gracias-le respondió al acomodárselo bien-.Qué bueno que al fin llegaste. Estoy nerviosa y creo que comenzaba a alucinar.
-Tranquila.-Puso su mano en el brazo de la joven-. Cuéntame, ¿qué fue lo que pasó?
-Román me llevó a la carretera porque según él me daría una sorpresa, pero nos detuvimos en medio de la nada. Cuando me di cuenta me apuntaba con algún objeto filoso, peleamos y lo apuñalé con su arma. Quedó inmóvil en el suelo, tomé su carro y luego te llamé.-Una lágrima le salió del ojo, escurrió por toda su mejilla hasta caer en su vestido.
-Pero, y ¿cómo sabes que fue él quien te atacó anoche?
-Llevaba puesto el mismo antifaz.
-Te dije que no salieras con él. No se veía de fiar.-Jessica le lanzó una mirada amenazadora.
-Lo siento, pero te lo advertí.-Lo dijo en un ligero tono de regaño.
-Entonces, ¿esto es mi culpa?-advirtió exaltada.

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Híbridos. Sangre de bruja y de demonio. Parte I
FantasyJessica Nova es una joven periodista con una vida perfecta: empleo estable, novio perfecto y amigos; pero todo cambia cuando comienza a tener pesadillas sobre asesinatos que se vuelven realidad y su mundo se viene de cabeza. Descubre que todo lo qu...