¿Y?

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Naruto observó a Gaara. Sintió admiración por golpear a esa mujer.

— Esa se atrevió a decir que tiene el derecho a verte ¡Por favor! ¿Acaso es tonta?—dijo, fastidiado.

Naruto sonrió —Si. Es tonta. Por más que le he dicho que no quiero verla, se sigue acercando.

Gaara soltó un suspiro y se apoyó en Naruto —Extraño a papá

—Yo también Gaara.

Naruto abrazo al pelirrojo —Antes de desmayarme, Menma e Ino me estaban diciendo que todo fue culpa de sus abuelos.

—¿Que tiene que ver esos señores?— realmente recordaba muy pocos de ellos. Chiyo-obasan siempre los mantenía en la habitación cuando ellos llegaban a la mansión.

—Según nuestros hermanos, sus abuelos fueron quienes "obligaron" a Minato y Kushina a dejarnos con Chiyo-obasan. Entendí que ellos los amenazaron con quitarnos a los tres sino se deshacían de mí, y obviamente después a ti. En teoría, nos dejaron al cuidado de Chiyo-obasan para mantenernos cerca. Pero...

—Obviamente se les olvidó que tenían dos hijos donceles. No se Naruto. Es una mentira. Ellos murieron cuando tenías 8. De ser verdad, nos hubiesen buscado de inmediato. Pero no lo hicieron.

—Lo sé. Tampoco creo en eso.

—Olvidemos de ellos... Regresemos a casa Naruto.

El rubio miró sorprendido al pelirrojo.

—¿Regresar?

Titubeó —S-Si... Es lo mejor para tu salud.

—Pero...— Naruto, mordió su labio. ¿Si regresaban volvería a ver a Sasuke?

Gaara notó el temblor en su hermano, le sujeto y levantó el menton. Lágrimas... —No es cierto, Naru. No tienes que dejar a Sasuke-san.

—¿QUÉ?

—Es obvio Naruto. Amas a Sasuke-san. No nos iremos, pero, tampoco dejaré que Kushina y Minato se te acerquen.

Naruto tuvo un mal presentimiento.

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Los ojos azules brillaron emocionados al ver entrar a Sasuke Uchiha cargando un hermoso ramo de girasoles, sus favoritos.

—Gracias— dijo mientras acariciaba los pétalos.

El azabache sonrió y beso al blondo —Me alegra que te gusten

—Son mis favoritos.

—Lo sé.

—¿Gaara o Kurama?

Nego —El rubio gritón.

Naruto se sorprendió —¿Ya le hablas a Dei.

—Con todo esto que sucedió, digamos que Deidara y mi hermono se están haciendo cercanos. Claro, Itachi llega casa con una marca de mano en su mejilla.

Naruto rió divertido —Sabia que terminarían juntos.

—Lo sé.

Naruto escucho atentamente a su novio. Había pasado tanto esos días.

—¿algún avance entre Gaara y Sai?

Sasuke rió —No. Gaara es tan inocente que no se da cuenta de las intenciones de la copia barata.

Naruto rodó los ojos al escuchar el apodo.

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Escuchaban atentamente a sus hijos.

—Naru-niichan será dado de alta pasado mañana.

—Si. Según entendí, irán a la cabaña de Sasuke a pasar una semana para que nuestro hermano descance.

—Ya veo— Kushina apretó la mano de su esposo.

—¿Cómo lo vieron?

—Mucho mejor. Ya no está tan pálido. Su ritmo cardíaco es bueno. No como lo tenía mientras dormía.

—Me alegra escuchar eso.  Al menos sabemos que está bien—dijo Minato. Habían intentado verlo durante una semana y nada. Gaara, sus amigos y los Uchiha no les permitían acercarse al rubio.

—Minato-sama. Tiene visita.

Los cuatro miraron a la Kaname—¿Quién?

—Es un abogado.

Frunció el ceño e indicó que le dejara entrar.

Un doncel pelinegro  que conocían muy bien entró a la sala.

—Milagro y nos visitas, Neji.

El ojiperla miró fijamente al hombre —Temo que no vengo de visita, sino como abogado.

Aquello dejó extrañado a los Namikaze —¿Qué se le ofrece?

El hyugga avanzo y entrego la carta y libreta para que mianto firmara de recibido. Eso hizo el rubio, firmo.

—Se llevará a cabo la próxima semana. No lleguen tarde a la audiencia.— El azabache se retiró.

Minato abrió el sobre, y comenzo a leer.

Kushina se preocupó al ver el rostro de su esposo. Tomo la carta.

Era el tribunal. 

Estabans en próximo sábado a una audiencia. Y no podía creer el motivo: orden de restricción para no acercarse a Naruto y Gaara Ōtsutsuki.

Dulce encuentro, dulce venganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora