Capítulo 11

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-¿estas completamente seguro de que eso es un alfa?- pregunté a Otabek, pues "eso", no había parado de parlotear en ruso prácticamente desde que bajamos del avión, tenía al pobre de Yakov con problemas para seguir el hilo con la traducción al Kazajo, si tan solo alguien le dijera al pobre que Otabek hablaba ruso con fluidez, pero ese no sería yo, el viejo me debía una por no dejarme ver a mi abuelo cuando se lo pedí, que sufra un poco

Regresando a eso, había sido extraño desde el efusivo abrazo con el que saludo a Otabek, casi exprimiendole los pulmones, seguido de un beso en cada mejilla, a mi ni siquiera me tendió la mano, solo hizo una breve reverencia, era el tercer alfa que conocía en mi vida, después del idiota de Otabek y Mila, así que ya había creado una especie de "perfil alfa"
Elegantes, callados, orgullosos, imponentes... Y luego estaba eso, y rompía con todo el esquema...

-si, eso es un alfa- respondió tan bajo para que solo yo lo escuchara, maldito desgraciado, susurró para que ni Yakov ni el tal Victor notarán que ahora era perfectamente capaz de entenderlos, estúpido alfa de mierda, que no veía lo difícil que era para el viejo llevarle el ritmo a ese alfa que no paraba de hablar y hablar, debería darle vergüenza

Nuestro viaje duró poco, llegamos a una enorme casona de puertas dobles de madera, había por lo menos 20 personas en la entrada para recibirnos, hombres y mujeres de varias edades, por su escencia todos parecían betas, Victor prácticamente corrió hacia ellos con los brazos extendidos

-baja-me ordena el Alfa a mi lado, empujando mi tracero hacia afuera del auto literalmente, estoy por reclamar que esa mierda masoquista no me va cuando ha vuelto a cerrar la puerta

-¿no vienes?

-¿ya me extrañas?- me pregunta el maldito hijo de puta engreído -tengo negocios que atender- retoma señalando a alguna de las personas de la entrada - ve con Yuuri, es el único que sabe hablar ruso aqui

Volteo a ver a todos los de la entrada que saludan efusivamente a Victor como si fuese alguna especia de rock star entre su club de fans

-¿cuál de todos es Yuuri?

-el bajito de pelo negro y piel clara- volteo por un segundo hacia la multitud, maldito hijo de puta, esto es japón, por lo menos la mitad de la población cumple con esa descripción, lo volteo a ver mal, en serio estoy comenzando a enojarme - usa lentes, cuando lo veas mandale mis saludos

-porque no vas tu y saludas al tal "Yuuri" tu mismo

-porque no puedo- vaya, esa es una respuesta que no me esperaba para nada

El maldito sonríe con esa estúpida sonrisa engreída que tiene y sube el vidrio polarizado, Victor a regresado al auto mientras conversábamos y han puesto el auto en marcha dejándome ahí parado como idiota

Mi curiosidad a aumentado más con respecto al tal Yuuri

Me giro hacia los betas, unos cuantos han regresado dentro, y otros continúan en la entrada viendo hacia mi dirección, cuatro de ellos usan gafas

Yuuri debe de ser alguno de ellos, inmediatamente busco al más atractivo, ligeramente androgino, tal vez en sus veintes, si, ese debe de ser él...

Repentinamente el chico se gira dándome la espalda, apresuro mi paso para no perder a la única persona en Japón que puede entender mi idioma

-espera Yuuri...

-¿si? - me respondió en ruso, el chico que estaba al lado del de facciones delicadas que yo creí que era Yuuri, cumplía con la descripción de Otabek, era bajo, pelo negro, tez, clara y lentes... Pero pasado de kilos, varios kilos diría yo, con mejillas abultadas, una enorme barriga, parecía un...

-cerdito... - mis labios pronunciaron aquella palabra sin que pudiera evitarlo, esperaba toda clase de reacción del japonés, excepto que se partiera de la risa y dijera que "Mila había dicho exactamente lo mismo cuando lo conoció"

Me invitó a entrar a la enorme casona, lo que había tras las puertas dobles era un inmenso jardín con varios arbustos y árboles de flores rosadas, todos los betas de la entrada habían regresado a sus actividades dentro, la mayoría ingreso a la enorme casa hacia el fondo y solo un par más se disperso por el enorme jardín

Estando más de cerca pude notar el olor dulce característico a Omega viniendo de él, tenue, pero ahí estaba

Me presento a un par de betas en el camino, la mayoría familiares o empleados, que saludaban con una ligera inclinación mientras regresaban a sus actividades

Cuando giro para saludar a otro beta pude ver la marca blanca en su cuello, y no pude evitar compararla con la mía, no se como describirlo, solo se que es distinta, la mía es mucho mejor

El noto mi mirada y sonrió en mi dirección - Yurio, ver la marca de otro es comparable con ver fijamente el escote de una dama- dijo con las mejillas sonrosadas y automáticamente tape mi cuello

¡Eso quería decir que anduve todo el puto camino desde Rusia con las tetas de fuera!

-no me malinterpretes, esta bien mostrarla, solo no la mires tan fijamente, es un poco vergonsozo

Aun no terminaba de agradarme del todo el cerdo, pero tenía tantas preguntas exigiendo respuesta en mi cabeza, pero no sabía cómo formularlas sin que el omega gordo pensara que yo estaba ligeramente curioso por el tipo de relación que tenía con Otabek, así que me decidí por lo que primero paso por. Mi mente

-¿Por que la tuya es diferente?

-porque fueron hechas por alfas diferentes...

Sonrió en mi dirección, repentinamente la sonrisa abandono sus labios y su ceño se frunció, llevó una mano a su estómago y se encorbo un poco sobre si mismo

Voltee en todas direcciones para pedir ayuda de algúno de los betas que habíamos pasado recién, pero me detuvo su mano

-todo esta bien, Yurio, tranquilo...

-¿como quieres que me tranquilice si te has puesto pálido como papel?

-tranquilo, solo necesito un descanso...

Lo ayude a sentarse en una de las bancas del inmenso jardín y poco a poco el color regresó a sus mejillas

-debes bajar de peso o te vas a infartar

Se rio mientras abanicaba su rostro y se retiraba el enorme y feo sweter azul que traía dejando al descubierto una enorme barriga

Repentinamente pude ver como su abdomen se movía creando un minúsculo montículo para luego desaparecer

-¡Que clase de lombrices tienen en Japón!- dije señalando su globoso abdomen que en esos momentos había vuelto a moverse pero en otra dirección

El tomó mi mano y la aplano donde momentos antes había estado serpenteando su lombriz mutante, y lo sentí de nuevo

-es una niña- de pronto comprendi lo que estaba bajo la palma de mi mano, no eran lombrices, era una vida que aún no nacía mostrándole al mundo su existencia, repentinamente recordé que algo igual, pero un poco más pequeño posiblemente estuviera en mi interior, solo que aun no era capaz de enseñarle al mundo que estaba aquí

¿Como pude olvidarme de algo tan grande?

-Yurio...- bajo la banca donde se encontraba sentado Yuuri había un pequeño charco de sangre y otra vez su rostro estaba pálido - Creo que si necesito ayuda...

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Gato Calico ~ Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora